Publicado: mayo 23, 2025, 4:44 pm
Uno de los grandes desafÃos de la ciencia médica es saber qué ocurre en el cerebro los instantes inmediatamente anteriores a la muerte. Nadie ha vuelto para contarlo, pero por ahora tenemos los testimonios de las personas que estuvieron a punto de fallecer.
Una de esas personas es Brianna Lafferty, una británica que ha relatado su experiencia al Mirror. La mujer sufrÃa de distonÃa mioclónica, una rara enfermedad neurológica que provoca contracciones y espasmos musculares repentinos y breves.
Tras sufrir un intenso insomnio, donde no pudo dormir más de un minuto durante cuatro dÃas, pensó que su tiempo casi se habÃa acabado. Brianna Lafferty fue declarada muerta durante ocho minutos.
«De repente me separé de mi cuerpo fÃsico. No veÃa ni recordaba mi ser humano. Estaba completamente quieta, pero me sentÃa plenamente viva, consciente y más yo que nunca. No habÃa dolor, solo una profunda sensación de paz y claridad«, explica la mujer.
«Este desapego de mi forma fÃsica me hizo comprender lo efÃmera y frágil que es nuestra experiencia humana. Hay una presencia, o inteligencia, superior a nosotros mismos que nos guÃa y vela por nosotros con amor incondicional. Allà todo sucede a la vez, como si el tiempo no existiera, pero reinara un orden perfecto», prosigue la mujer.
«Experimenté el origen de todo y aprendà que nuestro universo está compuesto de un montón de números. Conocà a otros seres que no estoy seguro de si eran humanos, pero me resultaron familiares. Cambió el curso de mi vida: lo que temÃa ya no tenÃa poder sobre mà y lo que antes perseguÃa ya no me parecÃa importante», añade en su relato.
Lafferty explica que regresó «con un sentido de misión y un profundo respeto tanto por la vida como por la muerte» y que sintió como si hubiera estado ausente durante meses al ‘regresar’ a su cuerpo.
La mujer permaneció hospitalizada cuatro dÃas, intentando comprender qué habÃa sucedido. Durante este tiempo, tuvo que reajustarse, no solo fÃsica, sino también espiritualmente.
«Tuve que volver a aprender a caminar y a hablar. También he sufrido efectos secundarios persistentes y daños en la glándula pituitaria, para lo cual me sometà a una neurocirugÃa experimental, que hasta ahora ha sido un éxito», explica Lafferty.
«Tengo un poco de miedo de tener otra experiencia cercana a la muerte, simplemente porque la recuperación es difÃcil. Sin embargo, no estoy seguro de poder evitarla si está destinada a volver a ocurrir. Pero gracias a esto, siento gratitud en lugar de ira«, concluye.