Publicado: febrero 15, 2025, 10:14 am
Una nueva investigación, publicada en la revista Nature Communications, ha descubierto cómo las células cancerosas se ven alteradas por su entorno, lo que les permite cambiar su forma y liberarse de un tumor.
El descubrimiento, que es la culminación de casi una década de investigación que comenzó en King’s College de Londres, allana el camino para tratamientos que abordarán el cáncer antes de que pueda propagarse.
Los tumores se mantienen unidos por una estructura llamada matriz extracelular (ECM), que actúa como el andamiaje alrededor de un edificio en construcción.
Un equipo del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, dirigido por la española Victoria Sanz-Moreno, y el Barts Cancer Institute de la Queen Mary University de Londres (BCI-QMUL), ha descubierto cómo las células cancerosas utilizan la disposición de esta estructura de andamiaje como una ‘hoja de ruta’ para abandonar el tumor.
Descubrieron que la matriz extracelular desencadena cambios dentro de las propias células cancerosas, alterando su forma y potenciando su capacidad de viajar a diferentes partes del cuerpo.
Este avance significa que los tumores agresivos que tienen probabilidades de hacer metástasis ahora se pueden identificar más fácilmente en una etapa más temprana, lo que permite a los médicos adaptar el tratamiento antes.
Actualmente se están desarrollando medicamentos para actuar sobre la disposición de la matriz extracelular, así como sobre los genes que impulsan estos cambios en la forma celular, lo que podría detener el cáncer antes de que pueda escapar del tumor y propagarse.
El equipo de investigación analizó tejido tumoral de 99 pacientes con cáncer de piel tipo melanoma y cáncer de mama.
Los investigadores observaron que la matriz extracelular estaba distribuida de forma diferente en tres áreas distintas del tumor. Al igual que un andamiaje, la matriz extracelular está formada por una serie de componentes, incluidas fibras con forma de polo.
En el centro del tumor, las fibras estaban dispersas y desorganizadas, mientras que en el borde estaban muy juntas y eran más gruesas. En el borde más externo del tumor, las fibras estaban dispuestas apuntando hacia afuera del tumor, lo que proporcionaba las ‘pistas’ que las células cancerosas debían seguir mientras escapaban del tumor. En este borde más externo del tumor, las células cancerosas eran redondeadas, una forma celular más invasiva.
El equipo examinó si las condiciones en el borde del tumor hacen que las células cancerosas sean más agresivas. Cultivaron células cancerosas de melanoma en un modelo de estas condiciones y las inyectaron en ratones.
Las células cancerosas cultivadas en estas condiciones tenían más probabilidades de propagarse a los pulmones y hacer metástasis que las células de melanoma cultivadas en condiciones de control con fibras desorganizadas.
Los investigadores observaron diferencias en el tipo de genes presentes en las células según su procedencia en el tumor. Las células situadas en el borde del tumor tenían más genes relacionados con la migración celular, la redondez de la forma celular y la inflamación, lo que hace que las células sean más agresivas y tengan más probabilidades de sobrevivir.
El equipo también observó un aumento en la expresión de genes de enzimas que afectan a la organización de la matriz, lo que pone de relieve cómo las células cancerosas corrompen su entorno para salir del tumor.
Al comparar estos hallazgos con los de pacientes con 14 tipos de tumores diferentes, incluidos melanoma, cáncer de mama, de páncreas, de pulmón y glioblastoma (un cáncer cerebral agresivo), los investigadores descubrieron que una mayor presencia de estos genes estaba asociada con un tiempo de supervivencia más corto.
Los investigadores afirman que estos hallazgos abren nuevas vías de tratamiento para combatir el cáncer antes de que pueda propagarse, como los medicamentos dirigidos a la lisil oxidasa (LOX), que ya se encuentran en ensayos clínicos para otras enfermedades.
«Nuestra investigación ha descubierto la hoja de ruta que siguen las células cancerosas para salir de un tumor y provocar un tumor secundario en otra parte del cuerpo. Ahora que entendemos esta hoja de ruta, podemos tratar de actuar sobre diferentes aspectos de ella para detener la propagación de cánceres agresivos», dice Sanz-Moreno.
«Las fibras de la estructura que rodea el tumor son más densas y están dispuestas como un camino que las células deben seguir cuanto más lejos del borde del tumor observamos. Las investigaciones futuras deberían explorar formas de actuar sobre esta disposición, para evitar que las células cancerosas puedan escapar y seguir este camino. También podemos descubrir que actuar sobre esta densa disposición de fibras significa que otros medicamentos pueden llegar a las células cancerosas con mayor facilidad, lo que podría mejorar la eficacia de los tratamientos», concluye.