Publicado: julio 25, 2025, 12:05 am

Tiene 27 años y la nacionalidad noruega, aunque es de origen africano. Se enfrenta a una condena de hasta 23 años de prisión por haber estado espiando para Rusia e Irán mientras trabajaba como guardia de seguridad en la Embajada de Estados Unidos en Oslo.
Este caso es uno más de los largos tentáculos de la Inteligencia rusa en las capitales europeas y pone especialmente de manifiesto la facilidad con la que el Kremlin se hacen con personal en puntos estratégicos. Esta historia ha obligado a Washington a cambiar los protocolos de seguridad en todas sus embajadas nórdicas.
Según la documentación judicial, fue el apoyo de Estados Unidos a Israel y al conflicto en Gaza lo que supuestamente llevó al hombre a ponerse en contacto con los servicios de inteligencia iraníes y rusos. Durante los interrogatorios alegó que las imágenes de niños muriendo en Gaza le impresionaron y sintió que debía hacer algo.
Ha expuesto que fue él quien tomó la iniciativa de contactar con los servicios de inteligencia extranjeros, a través de internet, y que posteriormente fue entrevistado por agentes que le encargaron varias tareas. Fue así como empezó a servirse de su acceso a la Embajada de Estados Unidos en Oslo para recabar material y entregar información clasificada a las autoridades iraníes y rusas.
Los intercambios, según la estrictas instrucciones que recibía, tuvieron lugar tanto en Noruega como en Turquía y Serbia, países a los que viajaba teóricamente como turista. Se le acusa de intento de violación de la sección 122 del Código Penal, que trata de actividades graves de inteligencia contra secretos de Estado, y la sección 126 del Código Penal, que se aplica a otras actividades ilegales de inteligencia que puedan dañar los intereses de otros estados.
Entre la información confidencial que entregó había planos de la Embajada, fotos de las instalaciones del garaje y el equipo técnico, listas de información personal de los empleados y sus familiares, así como nombres de los mensajeros de inteligencia y rutinas de visita y detalles de seguridad. La filtración de esta información ha representado un riesgo de seguridad significativo tanto para la Embajada como para los empleados y los intereses estadounidenses.
Parte del personal ha debido ser transferido y los protocolos de seguridad cambiados para intentar cubrir esa brecha, aunque hay cuestiones estructurales que no son susceptibles de cambio, por lo que algunas de las tareas que cumplía esta sede de la Administración estadounidense han sido reubicadas en otras sedes diplomáticas de la región, cuyo personal es ahora sometido a controles más estrictos.
A cambio de sus tareas de espionaje, recibió 10.000 euros procedentes de Rusia en una cuenta bancaria personal y una cantidad no determinada de bitcoins con los que le pagaba la agencia iraní. Los pagos se camuflaron transfiriendo el dinero a amigos y familiares que más tarde cumplían con la correspondiente transferencia. Debido a estos cobros, además de la acusación de espionaje, la Fiscalía de Oslo le ha acusado de fraude fiscal y en el pliego de acusación figura una evasión de más de 400.000 coronas noruegas en ingresos en 2023. Ese año declaró oficialmente haber ingresado solamente 57.000 coronas noruegas.
Este juicio «hará historia en Noruega», según el fiscal Carl Fari. El acusado ha admitido los hechos, aunque niega su culpabilidad. Sus abogados defensores han declarado que ha contribuido significativamente a la investigación y que ha identificado a uno de los agentes rusos con los que contactó y mantuvo varias entrevistas a cambio de un trato más favorable.
«Ha sido sincero y ha puesto todas sus cartas sobre la mesa, ha proporcionado información valiosa que ha llevado a la aclaración de los hechos, no solo de este expediente, sino también de gran importancia y más allá de este caso, para los intereses de seguridad noruegos y la prevención general», ha aducido la abogada defensora Inger Zadig en un comunicado. El Tribunal de Distrito de Oslo ha reservado dos semanas para la audiencia principal, que comienza el lunes 19 de agosto, que contará con medidas especiales de seguridad.
«Es un caso muy grave», ha declarado a la Fiscalía el responsable del Servicio de Seguridad de la Policía Noruega Politiets sikkerhetstjeneste (PST), Thomas Blom. Este organismo noruego es el equivalente al CNI español y se encarga de proteger la seguridad nacional frente a amenazas como el terrorismo, el espionaje y el extremismo.
Las evidencias que han ido surgiendo a lo largo de la investigación evidencian la facilidad con la que cualquier simpatizante de Rusia o Irán en Europa puede convertirse en espía para la inteligencia extranjera de un día para otro. El acusado nació y creció en Noruega, por lo que cuenta con la nacionalidad, pero el contexto cultural y religioso familiar es contrario a los intereses de su propio país.