Publicado: mayo 30, 2025, 12:13 pm
En España se ha popularizado mucho desayunar diferentes formas de cereales en el desayuno, considerándolos uno de los alimentos más energéticos para soportar la jornada de manera idónea. Sin embargo, en el epígrafe ‘cereales’ caben tantas posibilidades, que la nutricionista Terica Uriol ha querido acotar en sus redes sociales aquellos recomendables y los que no lo son tanto, sobre todo cuando hablamos de perder peso.
Los cereales están presentes en el pan y la bollería industrial, y también en formato copos para el desayuno pero, ¿en qué deberíamos fijarnos antes de incorporar este alimento a nuestra dieta diaria? Fundamentalmente, según la experta, en su contenido en fibra, calorías y azúcares pero, sobre todo, en las grasas que contienen, que a veces pueden resultar engañosas.
Los cereales del desayuno… ¿son saludables?
Antes de explicar a través del vídeo de la nutricionista Terica Uriol qué cereales podemos tomar de forma asidua y cuáles es mejor apartar de la dieta, lo cierto es que se trata de un alimento aparentemente inofensivo que puede hacer que una comida sea saludable… o una bomba calórica cargada de azúcares, grasas y sal.
A priori, elegir cereales en lugar de otros alimentos, en su cantidad justa y teniendo muy en cuenta las etiquetas es una buena idea, solos o acompañando a otros alimentos saludables como yogur o frutas. Un porcentaje elevado de las calorías que ingerimos cada día deberían proceder de los hidratos de carbono complejos, que efectivamente pueden proporcionarnos unos cereales (pocos) que debemos escoger ‘ricos en fibra’ y sin azúcares añadidos.
¿Se puede sustituir el pan del desayuno por cereales?
En el contexto de una dieta saludable, la nutricionista Terica Uriol confiesa que muchos de sus pacientes le piden alternativas al pan (un alimento especialmente presente en su famosa ‘dieta del bocadillo’), porque se han cansado de él. La respuesta de la experta es que sí, pero con condiciones.
«Aunque yo soy más partidaria del pan puesto que es un alimento altamente saciante, los cereales podrían ser una alternativa siempre y cuando no tomemos más de 30 gramos, que son los que nos caben en la mano». Así pues, la cantidad es básica.
De la misma manera, la composición es fundamental. «No sólo hablamos de calorías a la hora de elegir cereales para nuestro desayuno, sino que es importante asegurarnos de que contienen la fibra necesaria (cuanta más, mejor), carecen de azúcares, y sus niveles de grasa por cada 100 gramos de producto nunca superen los 2,5 gramos».
Copos de avena, salvado, arroz inflado, con chocolate…
De la amplia variedad de cereales existente, Uriol comienza hablando de la trampa de los copos de avena en el desayuno. «Tienen una gran cantidad de grasa, a pesar de que algunos podrían engañar porque van acompañados de pera o pasas deshidratadas. Así pues, descartado… copos de avena para perder peso, ¡no!».
Si encontramos unos cereales para los desayunos, que éstos sean sin azúcares añadidos. «Siempre que tengan menos de 2,5 gramos de grasas por cada 100 gramos, perfecto. Aún así, yo insisto en que los cereales tienen muchas más calorías que el pan; son como concentrados de hidratos de carbono y sólo podríamos tomar la mitad que de pan. ¿Merece la pena?»
A lo que la nutricionista se refiere es a que «comer 60 gramos de pan (un cuarto de barra aproximadamente) es el equivalente en calorías y en grasa a 30 gramos de cereales, que no es nada. «Si aún así os compensa, adelante, pero no hagáis trampa y vayáis añadiendo puñaditos porque entonces la proporción no funciona y se engorda».
La importancia de la fibra en el desayuno
Dentro de los cereales y sus mil y una presentaciones, los que aportan mayor cantidad de fibra son, sin duda, los más aconsejables (siempre y cuando la grasa no pase de 2,5 gramos). «La fibra es altamente saludable, y es un criterio estupendo para priorizar un cereal que sea rico en ella», dice la nutricionista.
Sin embargo, Uriol insiste en la nimiedad que significan 30 gramos de cereales, que no van a resultar tan saciantes como el pan, ni mucho menos, y nos van a dejar con hambre en apenas una hora. «Una buena rebanada de pan, con el café con leche del desayuno, va a hacer el famoso efecto esponja. Al hincharse con el líquido en nuestro organismo, va a conseguir que no tengamos hambre hasta pasadas unas horas desde la ingesta».
Y si lo que queremos es añadir fibra a nuestra dieta, a nuestros desayunos y meriendas, «copos de avena no, mucho mejor salvado de avena que, aunque tenga 6,5 de grasa, es una grasa que el cuerpo no absorbe, es fibra insoluble al tratarse de la cáscara del cereal. Si añadimos salvado de avena a un bol con fruta, vamos a obtener muchísima fibra y una grasa que el organismo no ‘hace suya'».