Publicado: marzo 27, 2025, 5:00 am
Con el paso del tiempo y los consejos nutricionales de los expertos, le hemos perdido ‘el miedo’ a congelar los alimentos que vamos a tardar en consumir, y sabemos que podemos hacerlo tanto en crudo como cocinados, atendiendo a una serie de precauciones básicas para mantener nuestra salud a salvo. Las temperaturas bajo cero preservan los alimentos del deterioro natural, al tiempo que bloquean la aparición potencial de microorganismos nocivos.
Ser previsores y comprar alimentos con tiempo es buena idea para practicar la cocina de aprovechamiento, aunque debemos establecer un orden de prioridades y cocinar y/o congelar lo que no nos vaya a dar tiempo a consumir. A veces, apuramos tanto, que cuando vamos a congelar la carne, ésta empieza a mostrar signos de deterioro evidentes. ¿Debemos congelarla a pesar de ello?
Cuando congelar la carne ya no es una opción
Si se ha quedado olvidada en la nevera una pieza de carne, por falta de posibilidades de cocinarla o por la circunstancia que sea, deberíamos ser cuidadosos con su conservación. Es cierto que evitar el desperdicio merece la pena, pero no a costa de nuestra salud.
En este sentido, los expertos nos invitan a no apurar demasiado, especialmente cuando se trata de un producto perecedero como es la carne. Si queremos congelar una pieza, pero ésta está a punto de caducar, debemos comprobar que efectivamente se encuentra en su calidad óptima, sin cambios de color ni de olor. Congelar una carne en mal estado sólo va a hacer que ocupe un sitio en nuestro congelador y que, a la hora de descongelarla, aparezcan todos ‘los males’ de golpe.
Una posibilidad alternativa a congelarla tan al límite es cocinarla, puesto que al ser sometida a altas temperaturas conseguiremos eliminar las posibles bacterias que la rondan. Tengamos en cuenta que la calidad y el estado de la pieza de carne no sólo depende de su fecha de caducidad, sino de cómo la hemos conservado todo este tiempo en la nevera… donde se ha podido estropear aún sin estar caducada.
Congelar la carne al límite, y descongelarla después: un riesgo
Según los expertos, el riesgo de congelar la carne (ya sea roja, de ave o cerdo) demasiado cerca de su fecha límite de caducidad, no es tanto la congelación en sí, que salvo excepciones y si está aún en buen estado no es mala idea para evitar el desperdicio alimentario, sino la posterior descongelación.
Y es que al someter la carne cruda a la congelación, antes de que su consumo deje de ser seguro, se añade el riesgo relacionado con el momento en el que la descongelaremos en el futuro, y la manera en la que vayamos a cocinarla, que debe ser especialmente escrupulosa. Probablemente, cuando la congelamos ya había comenzado a perder gran parte de sus propiedades. Si aún así decidimos congelarla, debemos tener en cuenta una serie de consejos prácticos.
La mejor manera de congelar la carne
Cuando hayamos decidido congelar una pieza de carne cruda (si no preferimos optar por hacerlo una vez cocinada), es importante que tengamos en cuenta una serie de consejos prácticos para mantener sus propiedades y para que no desperdiciemos nada en el momento de descongelarla.
En primer lugar, es recomendable que hagamos raciones pequeñas para no almacenar piezas demasiado grandes que no vayan a consumirse después. Cada pieza debe ir en un recipiente de almacenamiento protegido, o en papel film, para que el hielo no entre y dé al traste con su vida útil, y tampoco se produzca contaminación cruzada con otros alimentos.
En el momento de descongelar una pieza de carne que hemos congelado al límite de su fecha de caducidad hay que hacerlo bien, pasando por la nevera (no descongelar directamente a temperatura ambiente). Debemos tener en cuenta que, si la congelación desactiva las bacterias potenciales, la descongelación vuelve a activar el proceso de putrefacción, por lo que hay que cocinarla en el momento preciso para alejar anisakis, la salmonelosis o cualquier otro patógeno.
Por último, en lo que respecta al tiempo en el que debe estar la carne en el congelador, la Organización de Consumidores y Usuarios aconseja que la ternera, el pollo y el pavo en filetes no debería permanecer más de 12 meses; el cerdo 6 y las salchichas frescas nunca más de 2 meses. La temperatura del congelador debe estar entre 12 y 18 grados bajo cero para garantizar su conservación óptima.
