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Muere el científico Manuel Elkin Patarroyo, padre de la primera vacuna contra la malaria, a los 78 años

Publicado: enero 9, 2025, 6:34 pm

Una vida dedicada a la investigación y una clara obsesión: lograr la vacuna contra la malaria . Esa sería, en una cápsula, la descripción del importante recorrido realizado por Manuel Elkin Patarroyo médico y científico colombiano fallecido a los 78 años y que recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1994 por sus aportes a la humanidad con su vacuna experimental SPf66, reconocida como un avance crucial hacia el pleno desarrollo de una vacuna que erradique ese mal que afecta a 260 millones de personas en el mundo y por el cual mueren al año casi medio millón de los infectados. La malaria afecta especialmente a los menores de cinco años que viven en el África subsahariana. Patarroyo estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia e hizo estudios de especialización en Virología en la Universidad de Yale y de Inmunología en la Universidad Rockefeller. En Colombia fue director del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá y, además de ser profesor en la Universidad Nacional, también lo fue en calidad de asociado en las de EE.UU. y Suecia. La vacuna, diseñada en 1987 para combatir el parásito ‘plasmodium falciparum’, generó expectativas en la comunidad científica internacional, que Patarroyo procuró mantener viva a lo largo de su investigación para poder darle continuidad a su programa de investigación. Sin embargo, la vacuna no fue aceptada inicialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por carecer de los niveles de eficacia requeridos para aplicarla a gran escala, lo que entonces limitó su impacto como herramienta de salud pública. Solo fue en 2022 cuando la vacuna RTS (Mosquirix) fue aprobada por la OMS y hoy se aplica en bebés de entre las seis semanas y 17 meses, lo que disminuye el riesgo de paludismo o malaria entre el 24% y el 43% una vez aplicadas todas las dosis. El carácter de Patarroyo, su determinación o, mejor, obsesión, con la vacuna contra la malaria y su afán por tener los recursos para nuevas investigaciones en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia le supusieron también varias críticas y cuestionamientos sobre el rigor de algunos de los resultados de su trabajo. Ese fue el caso en 2022, cuando el científico dijo tener la vacuna contra muchas de las variantes del Covid y el método para desarrollar vacunas contra otras 517 enfermedades, todas ellas con éxito en el laboratorio, pero sin pruebas concluyentes en humanos. Pero, sin duda, uno de los temas más difíciles de su carrera como investigador fue producto del cuestionamiento que importantes grupos animalistas hicieron sobre la investigación de la vacuna contra el paludismo utilizando micos amazónicos, trabajo de laboratorio que hizo durante décadas con el uso del mono nocturno (Aotus lemurinus), una especie con amenaza alta por su uso para la investigación y la destrucción de su hábitat. El alegato de quienes denunciaron al doctor se refirió a que, con el fin de obtener más monos del número permitido, habría promovido la captura y un presunto tráfico ilegal de fauna, caso que llego hasta los tribunales y le significó varios problemas por el retiro de las licencias para trabajar con estos monos, aunque no le impidió seguir con sus investigaciones. Patarroyo de defendió siempre de las acusaciones, dijo cumplir con todos los parámetros legales, pero en todo caso, y a pesar de que las restricciones le fueron levantadas posteriormente, le significó un golpe a su reputación y un desencanto personal con la situación y su trabajo en Colombia. Aunque no logró el tan anhelado Premio Nobel, Patarroyo pasará a la historia como una de los médicos e investigadores que hicieron un importante aporte para el avance de la biotecnología y el desarrollo de vacunas, como lo reconoció igualmente la OMS al otorgarle el premio Leon Bernard.

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