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Macron y Starmer se reúnen en busca de un acuerdo migratorio ante el récord de cruces ilegales del canal de la Mancha

Publicado: julio 9, 2025, 4:18 pm

El presidente francés Emmanuel Macron llegó a Downing Street en la tarde de este miércoles para mantener un encuentro decisivo con el primer ministro británico, Keir Starmer, en un momento en el que la presión política sobre el Reino Unido en materia migratoria alcanza cotas inéditas desde la consolidación del fenómeno de las travesías irregulares del canal de la Mancha.

El epicentro de las conversaciones bilaterales, según confirmaron portavoces gubernamentales de ambos países, es la propuesta del llamado sistema de «uno dentro, uno fuera», que permitiría al Reino Unido devolver a Francia a los migrantes llegados por mar en pequeñas embarcaciones, a cambio de aceptar un número equivalente de solicitantes de asilo actualmente en suelo francés y que mantengan algún tipo de vínculo, por ejemplo familiar, con el Reino Unido.

Las imágenes del apretón de manos entre ambos líderes frente al icónico número 10 de Downing Street, acompañados de sus esposas, Brigitte Macron y Victoria Starmer, quienes participaron paralelamente en una visita protocolaria y un té privado, evocan un simbolismo de cordialidad diplomática que contrasta con la complejidad de las negociaciones que tuvieron lugar a puerta cerrada.

La visita de Macron se enmarca dentro de un viaje de Estado de tres días, en el cual tanto los desafíos migratorios como la cooperación en materia de seguridad y defensa post Brexit ocupan un lugar central.

Desde el primer momento, la reunión estuvo marcada por las expectativas generadas en torno al acuerdo migratorio, que, de concretarse, supondría un cambio profundo en la política británica hacia los flujos migratorios irregulares, que este año han alcanzado cifras sin precedentes.

Según datos del ministerio del Interior británico y la Border Force, el cuerpo de control fronterizo del Reino Unido, más de 21.000 migrantes han cruzado el Canal de la Mancha a bordo de pequeñas embarcaciones en lo que va de 2025, lo que representa un aumento del 55% respecto al mismo período del año anterior. Esta tendencia se mantiene a pesar de que, según datos oficiales franceses, aproximadamente cuatro de cada diez intentos de cruce han sido interceptados por las autoridades galas en las playas del norte del país.

En el Parlamento británico, Starmer fue interpelado por la mañana en la sesión de preguntas al primer ministro sobre el estado de las negociaciones con el presidente francés, así como sobre la eficacia de las medidas adoptadas hasta ahora. En respuesta a los cuestionamientos de líderes de la oposición, como Nigel Farage, que urgieron al primer ministro a adoptar una postura más dura frente a lo que calificaron como una «falta de cooperación francesa», Starmer afirmó que su gobierno está «arreglando el desastre que heredamos» y que está comprometido con una estrategia de colaboración internacional «para detener los cruces del Canal».

Farage fue contundente: «¿Entiende el primer ministro que la demanda hoy (sobre el control de la inmigración) es aún mayor que en 2016 (cuando fue el referéndum del Brexit), y que debe decirle al presidente francés que no aceptaremos hombres indocumentados cruzando el Canal de la Mancha, y que no permitirá que un presidente francés cada vez más arrogante y opuesto al Brexit influya en nuestras decisiones?».

La situación migratoria se ha agravado de forma sostenida en los últimos años. Desde 2018, se ha registrado un aumento constante de las llegadas por mar, siendo este año el de mayor número de cruces desde que se comenzaron a compilar estos datos.

La capacidad de las embarcaciones utilizadas por los migrantes, en su mayoría botes neumáticos sobrecargados, también ha crecido: actualmente transportan un promedio de 58 personas por viaje, frente a las 48 de 2023, lo que incrementa el riesgo de naufragios. El año pasado fue el más mortífero desde que existen registros, con 73 personas fallecidas durante la travesía. En 2025, ya se han reportado al menos nueve muertes, según datos del Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Las autoridades francesas, por su parte, han reconocido públicamente la limitación de sus competencias legales para intervenir en aguas cercanas a la costa, lo que complica los operativos de disuasión. Aunque se ha especulado sobre una posible reforma que permitiría a la policía actuar hasta 300 metros mar adentro, hasta ahora no ha habido confirmación oficial.

El ministro de Defensa británico, John Healey, calificó de «impactante» la pasividad mostrada por agentes franceses en imágenes recientes, donde se les ve mirando, sin intervenir, a grupos de migrantes que se embarcan rumbo al Reino Unido. «Es un problema realmente grave», declaró Healey. Pero es que la ley no permite que los policías actúen una vez que los botes y sus ocupantes están en el agua, entre otros motivos por el riesgo de ahogamiento.

El plan «uno dentro, uno fuera»

Más allá del volumen de llegadas, el debate también gira en torno a qué ocurre con los migrantes una vez que pisan suelo británico. La mayoría solicita asilo, y según el Migration Observatory de la Universidad de Oxford, alrededor del 68% de los solicitantes que llegan en pequeñas embarcaciones obtienen el estatus de refugiado. Sin embargo, esta cifra varía notablemente según el país de origen: mientras que el 97% de los solicitantes sirios reciben protección, sólo el 1% de los ciudadanos indios lo consigue.

Así, la propuesta busca combinar una política de contención con una estrategia humanitaria de reasentamiento. La idea subyacente del plan de «uno dentro, uno fuera» es que, si los migrantes perciben que no podrán establecerse en el Reino Unido al ser devueltos sistemáticamente a Francia, el incentivo para arriesgar la vida en la travesía disminuiría de forma drástica. En teoría, esto reduciría significativamente el número de cruces irregulares. Sin embargo, en la práctica, la aplicación del plan presenta dificultades legales y operativas, ya que cualquier migrante devuelto podría impugnar su expulsión ante los tribunales británicos, lo que requeriría la creación de un sistema paralelo de justicia rápida, cuya implementación aún no ha sido delineada.

Además, la distribución de los solicitantes de asilo en Francia también es un punto conflictivo. En 2024, Francia recibió 157.947 solicitudes de asilo, frente a las 108.138 del Reino Unido. A nivel europeo, casi un millón de personas, 996.815, solicitaron protección internacional. La resistencia a aceptar la redistribución de migrantes en otros países de la Unión Europea complica aún más cualquier acuerdo bilateral que pudiera sentar un precedente para otros socios del bloque.

Tras su llegada a Downing Street, Starmer declaró que la relación anglo-francesa está «tan fuerte como siempre», y subrayó la cooperación en ámbitos como la defensa, Ucrania y la economía. No obstante, las discrepancias en torno a las causas estructurales de la migración persistente, como el empleo informal, la explotación laboral y la ausencia de vías legales seguras, siguen sin resolverse. De momento, se espera que este jueves, al final de la cumbre bilateral entre ambos países, Starmer y Macron hagan un anuncio sobre los avances en esta materia.

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