Publicado: abril 13, 2025, 4:00 pm
Para la psicología existen innumerables perfiles de personalidad, y cada uno de ellos tiene sus características propias y su forma de trabajar los puntos débiles. Sin embargo, existe un tipo de personas especialmente nocivas para los demás, que consumen nuestra energía porque siempre hablan de sí mismas en clave negativa, repitiendo lamentos y quejas, reclamando nuestra atención constante, y sin un ápice de empatía o preocupación por nuestra situación. Se trata de personas egocéntricas que ‘solo ellas tienen problemas’ y la humanidad entera debe atender sus demandas emocionales.
A estos perfiles que se les conoce como vampiros energéticos, es importante saber detectarlos a tiempo, para poner en marcha una serie de medidas que nos protejan de su egoísmo patológico. Antes de que consuman toda nuestra energía, y se apoderen de nuestro optimismo, debemos poner los límites que la psicología recomienda. Estos son los pasos a seguir para zafarnos de esta complicada relación.
Signos para reconocer a los vampiros energéticos
Estas personas que absorben nuestras energías emocionales, y que pueden agotarnos también físicamente, tienen en común una serie de signos que nos advierten de su personalidad, primer paso para ponerle remedio. Un síntoma inequívoco de que nos encontramos frente a una persona de este tipo es que convierten cualquier contrariedad en un verdadero drama personal, al que todo el mundo debe atender.
Las quejas son su modus operandi, algo así como una costumbre que se ha convertido en crónica. Los vampiros energéticos son eternos insatisfechos, y nunca van a compartir una situación positiva: ellos son los que más sufren y los demás debemos estar pendientes de ellos 24/7. Estos perfiles manejan a la perfección el victimismo, manipulando emocionalmente sobre todo a las personas que pueden volcarse con ellos.
Ser el centro de atención de todas las reuniones es otra de sus ‘habilidades’, al tiempo que nunca se interesan por la situación emocional de los demás. No les interesa nada de lo que sucede a su alrededor, lo que necesitan es que todos cuantos les rodean estén pendientes de ellos.
Medidas contra los vampiros energéticos: ¡pon límites!
Aunque cueste a priori, todo es cuestión de dar el pistoletazo de salida para evadirse de una situación tan lesiva como esta. El punto más importante para poner en marcha el autocuidado personal y que deje de hacernos daño emocional es establecer unos límites claros, imprescindibles para recuperar la energía ‘robada’.
Es importante que nos hagamos fuertes y, aunque cueste, dejemos muy claros al vampiro energético cuáles son nuestros límites, y mantenernos firmes en ellos, sin dudar. No tener miedo a decir ‘no’ es fundamental para nuestra propia salud mental. Y poner límites en esta relación no significa ser fríos o distantes, sino prevenir malentendidos y manipulaciones indeseadas.
En esos límites también debemos acotar el tiempo que pasamos con esa persona que sabemos que nos está haciendo daño emocional. Eso sí, es clave hacérselo saber con antelación para que vea que estamos firmes en nuestro propósito y que, aunque le escuchamos, no vamos a volcar nuestra vida en sus ‘desdichas’ crónicas.
La empatía en exceso no te ayudará a recuperar tu energía ‘robada’
La empatía, en principio, es una virtud loable que nos hace ponernos en la piel del otro, e intentar comprender lo que sufre y cómo le afecta. Sin embargo, si somos demasiado empáticos, estaremos cediendo a la otra persona, al vampiro energético, gran parte de nuestras fuerzas, quedándonos nosotros desprovistos de esa energía.
Por ello, la psicología advierte de lo necesario que es que reconozcamos los sentimientos del otro, pero no nos involucremos ni los hagamos nuestros, repitiéndonos que no somos responsables de los problemas ajenos. Esto llevará un tiempo, sobre todo si somos especialmente empáticos, pero trabajándolo puede llegar a conseguirse.