Publicado: agosto 28, 2025, 11:57 am
Un diputado independiente, Akos Hadhazy, se ha colado clandestinamente con una cámara de vídeo en la propiedad del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en Hatvanpuszta, la cual él mismo describe como «una granja familiar». Las imágenes de la lujosa propiedad se han vuelto virales y han causado una gran indignación en redes, debido a que el jefe de Gobierno húngaro presume de un estilo de vida austero y patriótico. Se trata de una bella finca de 13 hectáreas de extensión, a escasos 40 kilómetros al oeste de Budapest, con múltiples edificios, jardines, piscinas, calefacción bajo el pavimento, una biblioteca con galería, una capilla, fuentes, un garaje subterráneo y animales exóticos.
Oficialmente, el terreno está desde 2011 a nombre de su padre, Győző Orbán, de 84 años, quien afirma que su intención es reconstruir una granja histórica del siglo XIX y que ha declarado que «no podía esperar que mi hijo fuera atacado por esto». Los certificados energéticos de los edificios revelan que al menos uno de ellos está clasificado como residencial, lo que contradice la versión oficial.
La mansión, que Hadhazy denomina «lujoso complejo de castillos», recuerda a la del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich, famosa por su ostentación, pero Orbán rechaza tales afirmaciones e insiste en que Hatvanpuszta no es una finca de lujo, sino un negocio agrícola, a pesar de que varios medios de comunicación han informado en los últimos años que el primer ministro está usando la propiedad, que se encuentra cerca de su ciudad natal de Felcsut, como un vivienda privada.
La campaña de Hadhazy, en un contexto de crisis económica y numerosas denuncias por corrupción, podría tener consecuencias electorales. Los comicios de 2026 en Hungría amenazan con convertirse en un referéndum de facto sobre el primer ministro y su administración. Las encuestas recientes adelantan una desventaja significativa para el partido gobernante y una participación electoral sin precedentes. En un contexto económico de estancamiento, alta inflación, debilidad del florín y tasas de interés del 6,5%, la mansión de Hatvanpuszta personifica el lujo y los excesos de la élite política húngara, cercana a Orbán y sobre la que planean numerosas sospechas de favoritismo estatal y corrupción. La propiedad colindante pertenece a Lőrinc Mészáros, el hombre más rico de Hungría gracias a contratos gubernamentales y amigo personal de Orbán.
De este escándalo se beneficia Péter Magyar, líder del Partido Tisza en la oposición y gran esperanza de Bruselas. Magyar calcula que Hatvanpuszta ha costado unos 20 millones de euros y ha prometido crear una «Agencia Nacional de Recuperación y Protección de Activos», que revisará el historial financiero de todos los miembros del Gobierno durante los últimos 20 años si él llega al poder. También ha prometido recopilar toda la documentación pertinente y escuchar el testimonio de contratistas y trabajadores de la finca de Orbán, a los que según informaciones periodísticas se ha silenciado y que trabajan sin teléfonos móviles.
Hatvanpuszta, por lo demás, no es un caso aislado. Otro de los casos más destacados de la élite que rodea a Orbán es su yerno, István Tiborcz, que se ha convertido en el tercer hombre más rico del país también gracias a contratos públicos. Bruselas ha congelado miles de millones de euros en fondos destinados a Hungría debido a las sospechas sobre la falta de respeto al Estado de derecho, los problemas de la independencia judicial y la falta de mecanismos efectivos contra la corrupción, que no solo erosiona la calidad democrática del país, sino que también afecta su imagen internacional y su capacidad para atraer inversiones.
Encuestas desfavorables para Orbán
A medida que se acercan las elecciones de 2026, el tema se perfila como uno de los ejes centrales de campaña. Para muchos húngaros, el voto será no solo una elección de gobierno, sino un referéndum sobre la integridad del sistema político. Una reciente encuesta realizada por el Instituto Publicus para Nepszava sugiere una participación electoral récord del 86%, si las elecciones se celebraran este domingo, lo que superaría ampliamente el 74% de la segunda vuelta de las elecciones de 2002, el nivel más alto desde que en 1990 vivió Hungría la caída del comunismo. Tisza mantiene una clara ventaja sobre el Fidesz, con el 46% y el 36% respectivamente. Se prevé que solo Coalición Democrática (8%) y Mi Hazánk (6%) superen además el umbral parlamentario del 5%.
La misma encuesta revela que dos tercios de los húngaros creen que el país va por mal camino, aunque esta cifra supone una ligera mejora con respecto a encuestas anteriores. El 51% de los encuestados estaría contento si Fidesz perdiera el poder, frente al 30% que desea la permanencia de Orbán. Incluso entre los votantes indecisos, quienes están a favor de un cambio de gobierno superan en más de dos a uno a los partidarios de Orbán. En general, el 42% prevé una derrota del Fidesz en 2026, mientras que solo el 34% cree que Orbán volverá a ganar.