Publicado: noviembre 6, 2025, 1:08 am

Ya habÃa entrado la madrugada de este martes en Nueva York cuando Zohran Mamdani salió del teatro de Brooklyn en el que celebró su victoria electoral. Se disparó la locura, con el socialista y musulmán Mamdani convertido en un ‘beatle’ de la polÃtica. … Gritos, carreras, persecución a su limusina, la sonrisa del ganador desde la ventanilla.
Esa fue la tónica de la noche en Nueva York, en la culminación de un ascenso polÃtico impensable: estruendo de las bocinas en las calles, banderas palestinas, coros de «¡Zohran, Zohran!», bailes en las centenares de fiestas para seguir los resultados. Euforia, idealismo y ambición por llevar el socialismo más allá de la Gran Manzana.
«Esto deberÃa ser una lección para el Partido Demócrata», contaba a ABC Michelle Rosen, fumando un cigarrillo en la puerta de un bar cercano a ese teatro de Brooklyn, donde se celebró una de esas fiestas. «Espero que esto empuje al partido hacia la izquierda, que abrace un programa más progresista, que deje de intentar seducir a los republicanos moderados y se centre, como Zohran, en movilizar a las bases. Es lo mismo que hizo Trump con los suyos».
«Ahora empieza lo difÃcil. La resistencia de la clase dirigente, la resistencia de la clase capitalista se va a multiplicar tras esta victoria», defendÃa Robbie Nelson a la puerta de la fiesta en Brooklyn de los Demócratas Socialistas de América (DSA), la facción más izquierdista del partido, que defiende cosas como los recortes a la PolicÃa, las fronteras abiertas a la inmigración o la salida de Estados Unidos de la ONU. Y del que Mamdani es un integrante orgulloso. Su discurso de celebración arrancó con una cita de Eugene Debs, el que fuera lÃder socialista de EE.UU.: «Puedo ver el amanecer de un mejor dÃa para la humanidad».
«Lo que toca ahora es seguir movilizándose, seguir en la calle, seguir luchando», defendÃa Nelson, entre jóvenes que abrÃan latas de cerveza y se abrazaban, con la noticia de la victoria de Mamdani todavÃa fresca.
Esa es la intención indisimulada de los izquierdistas ahora: aprovechar el triunfo de relumbrón de Mamdani, convertido en la sensación de la polÃtica de EE.UU., para llevar al Partido Demócrata hacia la izquierda. Es lo que estuvo cerca de conseguir el senador Bernie Sanders, el tótem contemporáneo del socialismo, en su irrupción en las primarias de 2016: un populismo de izquierdas que haga frente al populismo de derechas de Donald Trump.
Populismo de otro signo
Sanders y otros pesos pesados del izquierdismo –como la diputada Alexandria Ocasio-Cortez– han dejado clara esa ambición desde la noche del martes. La victoria de Mamdani abrirá la batalla clásica de qué camino deben tomar los demócratas: el de la izquierda, la movilización de las bases, la reconquista de las clases trabajadoras que se fueron con Trump, la implicación del voto joven; o el de la apelación al centro, a la moderación, a un espectro amplio de votantes que puede incluir a independientes e incluso moderados republicanos.
La lección de Nueva York es importante: muestra el poder de movilizar el voto –fue la mayor participación en una elección a la alcaldÃa desde 1969– y, en especial, de implicar en polÃtica a los jóvenes con candidatos ilusionantes. Es difÃcil imaginar a muchos de los jóvenes de fiesta en Nueva York yendo a votar a Joe Biden o a Kamala Harris. Pero también es limitada: Nueva York es un territorio muy demócrata y más izquierdista que casi cualquier otro lugar del paÃs. Y la misma noche tuvo otras lecciones, incluso con mayor peso polÃtico: las victorias rotundas de candidatas centristas a los puestos de gobernador en Virginia y en Nueva Jersey. Los resultados de Abigail Spanberger y Mikie Sherrill, respectivamente, pueden justificar que ese tipo de perfiles son los más apropiados para rentabilizar la desafección en sectores amplios del electorado.
Un candidato como Mamdani, al contrario, lo tendrÃa muy difÃcil en la mayorÃa del paÃs. Al contrario, su ideologÃa socialista, su aumento de impuestos, sus crÃticas a la PolicÃa o su combatividad con Israel apuntan a ser un flotador para Trump: el presidente se va a esforzar por convertir a Mamdani en la cara del Partido Demócrata.
