«A los doce años me confirmaron que mis escasos 1,47 centímetros de estatura, eran definitivos y no iban a variar», explica a ABC Salud Sara, nombre ficticio de una paciente que relata su experiencia con el alargamiento óseo al que se sometió en el año 2019. También conocida como elongación ósea , se trata de una solución quirúrgica que permite alargar los huesos mediante técnicas muy avanzadas basadas en el uso de clavos magnéticos o electrónicos; que pueden llegar a conseguir aumentar la altura de los pacientes hasta un milímetro diario. Sara fue diagnosticada con ocho años de una alteración autosómica recesiva que entre sus manifestaciones clínicas conlleva la baja estatura y pubertad precoz en niños y niñas. No existe tratamiento para ello. «Según los percentiles que indican en qué posición te encuentras con respecto a otros niños y niñas de tu mismo sexo y edad, a los 18 años debería de medir como mínimo 1,53 centímetros y no cabía esa posibilidad. Por lo que el 99% de las personas serían más altas que yo», recuerda la joven. Las personas que se han visto beneficiadas de este tipo de técnicas han sido comúnmente aquellos que sufren de acondroplasia , o quienes sufren asimetrías o deformidades ya sean congénitas o por un accidente. Hay personas que tienen una pierna más larga que la otra, a las que estas operaciones han beneficiado enormemente. Pero en los últimos años, esta operación ha ganado popularidad por motivos estéticos , de quienes buscan sentirse mejor consigo mismos obteniendo unos centímetros más de altura. En una sociedad en la que se da tanto valor a la apariencia , muchas personas se sienten tentadas a dar el paso por las redes sociales, que muestran los beneficios de estas transformaciones físicas. Sin embargo, muchos no saben lo costoso que es el procedimiento, además de lo prolongado que resulta y los riesgos que conlleva, con complicaciones en los tendones y los músculos, que pueden afectar, y no poco, a su movilidad. Sara relata cómo se dio cuenta de que en la sociedad en la que vivimos el físico de la persona y el culto al cuerpo se han convertido en una prioridad, que perjudica a los «bajitos» en el ámbito no solo social, también laboral. Comenzó a preocuparse por si podría llegar a los pedales del coche y conducir, cómo llegar a los armarios de una casa o cómo optar al acceso a ciertos puestos de trabajo (policía,azafata, socorrista…). En cuanto a la operación, asegura que lo más duro fue despertar de la misma. Momento en el que se sintió dolida e inmovilizada. Recuerda bien los momentos de la rehabilitación, puesto que podía ponerse de pie y dar unos pasos, ya que la mayor parte del día estaba tumbada o en una silla de ruedas. «Los primeros pasos tras la operación son importantes ya que estimulan al crecimiento del hueso y previenen la rigidez y la atrofia», explica un hombre bajo el seudónimo de ‘Crecimas’, que, a través de la red social TikTok, muestra el proceso por el que está pasando tras someterse a esta operación. Asimismo, asegura en sus redes que los primeros pasos evitan complicaciones como la trombosis venosa y ayudan a una rehabilitación, que define como «muy dolorosa» . «Dejé de realizar alargamientos porque la probabilidad de complicaciones con estasoperaciones puede superar a los beneficios », explica Francisco Baixauli, jefe de servicio decirugía ortopédica y traumatología del Hospital Universitario La Fe de Valencia. Recuerda que hace 10 años realizó estas operaciones a dos varones de 18 años, que presentaban un complejo de baja estatura respecto a sus amigos y que era comprendido por sus padres. «Estos pacientes no acompañaban ningún informe de alteración psicológica o psiquiátrica por su baja estatura», asegura el traumatólogo que reconoce que presentaban«talla baja idiopática», es decir, su baja estatura no evidenciaba enfermedad alguna. Admite que estas intervenciones eran bastante complejas en aquel momento, debido a que se realizaban con un fijador externo (artilugio que salía del hueso a través de la piel). «Además, requería de una serie de procedimientos en partes blandas para que éstas no actuaran como límite a la elongación», comenta el doctor. «El desafío fundamental que representaban los procedimientos de elongación ósea frente a estas personas era conocer perfectamente el tratamiento al que iban a ser sometidas y la falta de elasticidad o flexibilidad que se producía tras el mismo», afirma el doctor. A pesar de asegurar de que se trata de una técnica segura en manos de buenos especialistas, y tras las incorporaciones de las novedosas técnicas que se han dado en los últimos años, el doctor Ignacio Ginebreda Martí, experto en elongaciones óseas y traumatología en el Hospital Universitari Dexeus de Barcelona, asegura también que a día de hoy los pacientes deben tener en cuenta y ser plenamente conscientes de cuáles son laslimitaciones y las posibles complicaciones que se pueden dar. Ginebreda explica que normalmente suele realizar estas operaciones a los perfiles ya mencionados, en la actualidad son operaciones en donde la tecnología juega un papel fundamental. «Durante la intervención rompemos el hueso de manera controlada e insertamos clavos intramedulares electrónicos o magnéticos autoexpandibles», afirma Ginebreda, que comenta que, una vez colocados dentro del hueso, «se activan desde el exterior mediante un dispositivo que genera impulsos controlados». Esto hace que el hueso, ayudado de manera natural por la osteogénesis, se alargue aproximadamente un milímetro al día. «Los métodos antiguos eran efectivamente con fijadores externos, que eran más invasivos y causaban complicaciones cutáneas y musculares, este avance tecnológico ha mejorado significativamente la experiencia del paciente», añade el traumatólogo. El doctor Ginebreda, con una experiencia de más de 35 años en estas intervenciones, afirma que facilitan mucho la vida de las personas con acondroplasia que pasan, por ejemplo, de medir alrededor de 1,20m de altura a medir 1,50m . Esto les permite interactuar mejor con el entorno. Muchos de ellos gracias a esta operación pueden llegar con más facilidad a un mostrador o por ejemplo, les es más factible conducir un coche.En el caso concreto de Sara, el alargamiento terminó a los dos meses, en los que la joven ganó siete centímetros: «Hasta que el hueso no se endureciera debía ir en silla de ruedas y continuar con la rehabilitación. Cinco meses después de la operación, di mis primeros pasos con muletas. Fue una sensación emocionante verme de pie en el espejo con mi nueva altura. A los dos años de la operación, me retiraron los clavos endomedulares con otra operación dando por finalizadoel proceso», relata la joven, que afirma que a pesar de ser un proceso largo, le ha merecido la pena y que, trás cinco años desde la operación, lleva una vida normal, sin limitaciones ni secuelas físicas ni psicológicas. «Es importante conocer que existe la posibilidad de optar a esta operación y documentarse sobre el proceso, aunque no hay mucha información. Contar con un equipo médico y psicológico experto , que transmite conocimiento, confianza, y cercanía es fundamental a la hora de decidir operarte. También la implicación familiar es necesaria para las actividades como ir al baño o vestirse», concluye Sara. En los últimos años la intervención ha trascendido al ámbito médico. «También se realizan estas intervenciones a personas que buscan ser más altas por motivos estéticos, principalmente hombres. Técnicamente es igual de posible, solo que no tan recomendable », comenta el doctor, que indica que la mayoría de la demanda viene de personas que miden alrededor de 1,60, que han tenido algún problema de crecimiento pero que no presentan un problema de salud, másbien un problema de autoestima. «En estos casos, y a diferencia de los otros pacientes, laintervención no está cubierta por la seguridad social», aclara el doctor. Ginebreda afirma que los cirujanos en España suelen desaconsejar estas operaciones para quienes gozan de buena salud, puesto que entre las posibles complicaciones de la elongación del fémur, tibia y húmero están la rigidez, las deformaciones, la pérdida de funcionalidad e incluso las secuelas permanentes. Es más, en estos casos solo se puede alcanzar como máximo 16 centímetros más de altura, ocho en las tibias y ocho en el fémur. Afirma que algunos cirujanos se niegan a realizar elongaciones a pacientes cuya estaturano representa un problema médico, priorizando la salud sobre la estética. Asimismo,reconoce que se ha encontrado con páginas web extranjeras que ofrecen turismo organizado para realizar estas intervenciones, en un modelo similar al existente en losimplantes capilares. «Nosotros no realizamos una intervención sin antes tener una visita presencial y una exploración en directo» subraya, recordando la importancia de que los pacientes conozcan las posibles consecuencias de esta intervención. «No es lo mismo un paciente sano de talla muy baja, que un paciente sano de 1,80m, con los que soy muy estricto y a los que suelo desaconsejar esta operación, ya que entran en unas curvas de crecimiento normales», sostiene Ginebreda. «En Turquía, en concreto, hay agencias que ofrecen viajes en los que se dan paquetes que incluyen elongaciones , estancias y el postoperatorio. Nos hemos encontrado con que algunas veces quienes han optado por esta opción no vienen satisfechos», denuncia el doctor Ginebreda, que aun así afirma que en España estas operaciones por lo menos son la mitad de baratas que en EEUU: «Mientras que en España cuestan alrededor de 50.000 euros , en Estados Unidos son unos 100.000 dólares. Tan solo el precio de un tornillo vale más de 10.000 euros». Admite que, por el momento, en España el auge de estas prácticas no son del todo comunes y que mediante congresos especializados, en los que participa la Sociedad Española de Fijación Externa y Cirugía Reconstructiva, se establecen límites éticos ante el auge de esta práctica por motivos estéticos. «Es común que el problema de la altura genere más malestar entre los hombres mientras que el tema del peso lo haga entre las mujeres» afirma Elena Dapra, psicóloga sanitaria, vocal de sección en el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, que menciona que cada vez es más común tratar con personas que tienen problemas con su propio autoconcepto.Según la experta, la no aceptación de uno mismo puede llevar a trastornos de personalidad, depresión y ansiedad ya que la autopercepción es vital para la autoestima. «En los últimos años existe un aumento de la presión física normativa que deben de tener los hombres para ser ‘normales’ y es normal que cada vez sean más y más, sobre todo alimentados por las redes sociales que muestran una imagen física de las personas idealizada», concreta Dapra. En el caso de ‘Crecimas’, el ‘tiktoker’ que se realizó la intervención por motivos estéticos, ha conseguido tras la elongación llegar a sus deseados 1,80 metros, pero ¿esto ha mejorado su autoestima?. « Siempre hay algo en lo que no somos perfectos », opina Dapra, que afirma que algunos de sus pacientes se han mostrado frustrado porque en las apps de ligar hay chicas que ponen una talla concreta como como una condición a sus posibles parejas, como un requisito: «Si una persona con la que vas a tener una relación o que podría ser tu compañera durante un tiempo o formar parte de tu vida te valora únicamente por tu altura, creo que es momento de de decir basta. La esencia de una persona no se mide en centímetros, sino en su calidad humana», apunta la psicóloga. Aun así, es difícil hacer que este mensaje cale ante la población, los expertos que se dedican a esto solo pueden recomendar trabajar la autoestima y una buena información antes de plantearse una intervención de este tipo: « Ganar altura no es un proceso rápido , en la actualidad se siguen necesitando meses de recuperación fisioterapéutica intensiva y mucho compromiso por parte de los pacientes», añade Ginebreda.