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La empresa Carris, responsable del funicular de Lisboa accidentado, redujo las inspecciones de 24 horas a 30 minutos

Publicado: septiembre 5, 2025, 7:11 am

Una inspección visual realizada la mañana del accidente dio el visto bueno al cable que, al partirse, provocó el descarrilamiento del funicular que bajó a toda velocidad la Calçada da Glória, causando 16 muertos y una veintena de heridos, de los cuales seis siguen en estado grave. La indemnización que Carris podría tener que pagar a las familias de las víctimas superaría los 100.000 euros, según las primeras estimativas.

Una pieza no visible en la inspección podría haber estado en el origen de la tragedia. Según una información del diario luso ‘Público‘, cabe la posibilidad de que el cable no se hubiera partido, como se dijo en un primer momento, sino que se hubiera desprendido de uno de los vehículos, debido, eventualmente, a un fallo en la fijación. De confirmarse esta hipótesis, actualmente bajo investigación, se explicaría por qué no se detectó ninguna anomalía en la fiscalización visual de esa mañana, en la que fueron verificados nueve parámetros que recibieron todos luz verde.

En rueda de prensa, el presidente de Carris, Pedro de Brito Bogas, evitó extraer conclusiones precipitadas y recalcó que la empresa cumplió «escrupulosamente» todos los protocolos. También afirmó que en los últimos años se ha incrementado la inversión en seguridad.

Hasta 2007, el trabajo de mantenimiento de los funiculares estaba a cargo de Carris, que disponía de un equipo de 24 operarios que trabajaban diariamente en los distintos elevadores de la ciudad. Esa actividad de fiscalización se realizaba las 24 horas del día, con dos técnicos en cada turno de ocho horas. Es decir, siempre había dos personas encargadas de garantizar el buen funcionamiento de los aparatos, además de los conductores.

Sin embargo, desde 2007 las tareas de mantenimiento pasaron a empresas privadas. En agosto pasado, el nuevo concurso público quedó desierto, ya que todas las propuestas presentadas superaban el precio base definido por Carris, como explicó ayer su presidente. Para que los funiculares no quedaran sin mantenimiento, se realizó un contrato por ajuste directo con la misma empresa, con una duración de cinco meses, mientras se prepara un nuevo concurso.

La externalización del mantenimiento redujo de 24 a seis las personas encargadas de la fiscalización de los funiculares. En lugar de dos operarios en servicio permanente, se pasó a inspecciones diarias de apenas 30 minutos. Según la información de ‘Público’, durante esa inspección el técnico debe bajar al foso y observar el cable durante un viaje completo. Si detecta alguna parte suelta o partida, está obligado a detener inmediatamente el servicio.

«Los funcionarios de Carris dicen que existía la sensación de que el Elevador da Glória no funcionaba a la perfección», escribe el diario. Una de las tareas diarias consiste en la verificación manual de los cables: el operario se coloca unos guantes y palpa el cable para comprobar si sobresale alguna punta suelta. Cuando se detectan tres en un metro, el vehículo debe detenerse. Actualmente, el cable se sustituye cada 600 días. En el documento firmado la mañana del accidente, constaba que al cable aún le quedaban 263 días de vida útil.

Aun así, los trabajadores de Carris ya venían alertando de la necesidad de que la manutención de los funiculares volviera a estar a cargo de los técnicos de la empresa, que conocen mejor su funcionamiento. «Pequeñas señales, solo perceptibles para quien conoce el material, indicaban que había problemas de sobrecarga. Un ejemplo era que las cabinas se balanceaban más y los conductores se quejaban de que los cables parecían más flojos».

‘Público’ recuerda también que hace unos meses se produjo un incidente: el vagón chocó contra los peldaños que dan acceso a la calle da Misericórdia, en la parte superior del trayecto. El conductor realizó la maniobra habitual, activando el freno para detener el vehículo, que siguió avanzando incluso después de cortar la corriente como medida de emergencia. El vagón no se detuvo y acabó impactando contra las escaleras.

El Elevador da Glória fue inaugurado en 1885 y era el más antiguo de Lisboa. Era utilizado tanto por los lisboetas como medio de transporte como por los turistas que visitan la capital portuguesa. Se estima que lo utilizan cada año unos tres millones de pasajeros, con un coste de 4,20 euros por viaje. El trayecto tiene una extensión de 265 metros con una inclinación de 17%. Los vagones viajan a una velocidad media de 2km por hora.

Como medida preventiva, el Ayuntamiento de Lisboa decidió este jueves suspender el funcionamiento de los otros dos funiculares de la ciudad hasta que se realicen inspecciones que garanticen que no existe ningún riesgo. A lo largo del día de hoy se espera conocer las primeras conclusiones del accidente, aunque el plazo fijado para la presentación del informe preliminar es de 45 días.

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