La dieta que seguimos es un aspecto fundamental de nuestra salud, y no sólo garantiza una nutrición apropiada sino que también puede ser determinante a la hora de protegernos de enfermedades crónicas y no transmisibles como son la diabetes de tipo 2, la enfermedad cardiovascular, el ictus o el cáncer. Interesantemente, muchas evidencias recientes también sugieren que una dieta saludable podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como la demencia.
Particularmente, patrones como la dieta mediterránea y sus variaciones, que enfatizan el consumo de frutas, verduras, grano y aceite de oliva y limitan el consumo de carne, lácteos y alimentos ultraprocesados podrían ser especialmente beneficiosos para la salud cerebral.
Un estudio sobre modelos animales
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista académica Gut Microbes Reports ha concluido que la dieta mediterránea puede ofrecer mejorías en aspectos como la función cognitiva y la memoria, y además ha hallado pruebas de que estos efectos beneficiosos podrían deberse a cambios en la microbiota intestinal.
Concretamente, explican los autores, se trata de un experimento llevado a cabo durante 20 semanas y en un grupo de 20 modelos animales (ratas), que al principio del trabajo tenían una edad de diez semanas. De manera aleatoria, se les asignó o bien una dieta occidental (15% de proteína, 50% de carbohidratos, 35% de grasas compuestas principalmente por mantequilla) o una dieta mediterránea (12% de proteínas, 25% de carbohidratos y un 43% de grasas compuestas principalmente por aceite de oliva).
Adicionalmente, cabe destacar que la dieta mediterránea contenía más del doble de fibra dietética (63,4 gramos por kilo) que la dieta occidental (27,9 gramos por kilo).
A lo largo de la duración del estudio, los investigadores fueron midiendo el peso corporal de las ratas y su consumo de comida para asegurarse que la ingesta energética de ambos grupos era similar. También fueron tomando muestras fecales para analizar el estado de su microbiota, y a partir de las 14 semanas les realizaron diversos test conductuales orientados a evaluar diversos aspectos de su salud y estado cognitivo.
Cambios en la microbiota y mejoras cognitivas
Siguiendo este método, detectaron que las ratas alimentadas con la dieta mediterránea experimentaban cambios importantes en su microbioma intestinal, incluyendo el aumento de la población de cuatro especies específicas y una disminución en la de cinco otras especies, en comparación con las ratas alimentadas con una dieta occidental.
Además, en los test conductuales, las que habían recibido el patrón mediterráneo arrojaron una mayor flexibilidad cognitiva y una mejora en aspectos como la referencia espacial y la memoria de trabajo. Particularmente, estas mejorías mostraban una correlación estrecha con las poblaciones elevadas de Candidatus saccharimonas y disminuidas de Bifidobacterium en la microbiota intestinal.
Esto lleva a los investigadores a proponer que estos cambios en la microbiota podrían ser los responsables de la mejora en la función cognitiva de las ratas que se alimentaban con la dieta mediterránea. Esta idea va en línea con un corpus creciente de evidencia que documenta las relaciones entre el microbioma intestinal y la salud del sistema nervioso central, en lo que se conoce como eje cerebro-intestino.
Cuidar la dieta para proteger el cerebro
Si nos ceñimos a este estudio, tenemos que recordar que los trabajos llevados a cabo sobre modelos animales nunca son inmediatamente extrapolables a los seres humanos.
Con todo, existen ya bastantes investigaciones que apuntan a que modificar nuestra alimentación podría ayudarnos a reducir el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas tales como la demencia. En concordancia con esto, y teniendo en cuenta la reducida edad de las ratas en este caso, el hallazgo parece sugerir que estas intervenciones dietéticas quizás tengan un impacto ya desde edades bastante tempranas.
Sigue siendo necesario encontrar y confirmar un enlace causal entre la adopción de la dieta mediterránea y las mejoras observadas en la cognición, y especialmente en estudios llevados a cabos sobre seres humanos; sin embargo, en conjunto podemos decir que ya tenemos importantes razones para cuidar lo que comemos si nuestro objetivo es reducir en la medida de lo posible el riesgo de padecer demencia y alzhéimer, así como si pretendemos mantener nuestra memoria y otras cualidades cognitivas en un estado lo más óptimo posible.
Referencias
Rebecca J. Solch-Ottaiano, Elizabeth B. Engler-Chiurazzi, Colin Harper, Savannah Wasson, Sharon Ogbonna, Blake Ouvririer et al. Comparison between two divergent diets, Mediterranean and Western, on gut microbiota and cognitive function in young sprague dawley rats. Gut Microbes Reports (2024). DOI: https://doi.org/10.1080/29933935.2024.2439490
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