Publicado: noviembre 9, 2025, 12:57 am

Aparece sonriente y relajado en el cuartel de campaña de su equipo electoral. El veterano José Antonio Kast (Santiago de Chile, 1966) encabeza, según las encuestas, las diversas opciones de una derecha fragmentada pero mayoritaria en el país, lo que le daría el acceso … al Palacio de la Moneda en la segunda vuelta electoral. Mantiene un discurso muy duro contra la inmigración, en la línea de las corrientes políticas lideradas por Donald Trump, Giorgia Meloni, Javier Milei o Santiago Abascal, y suena radical, aunque quizás menos en un país aún más polarizado que España en los extremos.
El lema de su campaña, ‘Orden y seguridad’, se abre camino en una sociedad aún traumatizada por el estallido social que solo la pandemia logró frenar. Los analistas señalan que parte de su éxito reside también en haber aparcado por completo sus propuestas del pasado contra el aborto, el matrimonio homosexual o la eutanasia. «Tengo mis valores, pero no quiero nada que divida ahora», explica. La primera votación se celebra el próximo 16 de noviembre.
—¿Qué cree que ha cambiado en Chile para que pueda ser presidente?
—En Chile se produjo una situación muy difícil, con una violencia extrema que casi hace caer la democracia, y la pandemia. Surgió la izquierda radical y los problemas se ahondaron. Hemos tenido problemas en el sistema laboral, educativo y en temas de migración, con el flujo migratorio más alto de Latinoamérica. Si a eso le agregas una reforma tributaria contra la inversión, una reforma educacional que coarta la libertad de los padres o una reforma laboral que aumenta el costo del empleo, tienes una fórmula para un fracaso. Todas las encuestas señalan un cambio de gobierno e incluso en las mayorías parlamentarias.
—¿Qué medidas urgentes tomaría usted en materia económica?
—Lo primero es recuperar la seguridad, porque no hay inversión posible sin ella. Debemos afrontar la inmigración irregular, el crimen organizado y el narcotráfico. Hay que recuperar el control de las cárceles porque el crimen organizado dirige desde ellas sus operaciones. También vamos a hacer un recorte del gasto político, ya que se abusa del aparato del Estado. Chile requiere mayor inversión para generar crecimiento. La mejor política pública es el pleno empleo.
—Habla de recortar 6.000 millones de dólares.
—Es perfectamente viable. La mitad sería vía administrativa, combatiendo el abuso y aplicando medidas de austeridad y eficiencia. También tenemos una medida de facilitación regulatoria para evitar largos procesos judiciales que frenen las inversiones. Y una reforma tributaria que va en dos líneas: la rebaja del 27% al 23% del impuesto a la renta en cuatro años y un crédito que promueva la contratación formal de personas. Cuanta más gente contrate una empresa más crédito contra el pago de impuesto a la renta va a tener.
Seguridad
«Hay que recuperar el control de las cárceles porque el crimen organizado dirige desde ellas sus operaciones»
—Plantea un gobierno de emergencia nacional.
—Es necesario para abordar las crisis en materia de seguridad, economía y temas sociales. También requerimos un parlamento de unidad que legisle para Chile. Por ejemplo, si un inmigrante irregular comete una falta vamos a pedir que se considere un delito para poder retenerle y expulsarle. En Chile mueren 40.000 personas esperando atención. La carga de la migración en el sistema de salud es enorme.
—¿No es peligroso señalar la migración como fuente de todos los problemas?
—Soy hijo de migrante y no tengo problemas con la migración legal, pero aspiro a que a mi patria la gente entre por la puerta y no por la ventana. Chile es un polo atractivo para muchas personas. Hay dictaduras como en Venezuela y pobreza extrema como en Haití. El actual Gobierno invitaba a que vinieran, pero el nuestro va a ser duro. Los inmigrantes ilegales tienen la opción de marcharse ya porque vamos a impulsar remesas al exterior, vamos a fiscalizar a quienes los contraten y a revisar las prestaciones de salud que reciban.
La influencia de Meloni
—Reconoce la influencia de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
—Hemos conversado mucho. Italia tiene un sistema de aislamiento de los líderes de la mafia en las cárceles que queremos aplicar, al igual que queremos emular las cárceles de alta seguridad de El Salvador. También tienen centros de retención de migrantes y están estudiando la posibilidad de redirigir a ciertos migrantes irregulares a países que los acepten.
—¿Cree que la división entre izquierda y derecha sigue siendo una forma útil de entender Chile?
—Antes el discurso se centraba en ricos y en pobres y ya no vale. Por eso la izquierda ha buscado nuevos frentes y, como por arte de magia, han surgido el indigenismo, el animalismo o el ecologismo radical. Han tratado de dividirnos incluso modificando nuestra legislación. Chile lo rechazó mayoritariamente. El proceso constitucional nunca debió abrirse. Todos somos primero chilenos y, después, podemos ser mapuches o aymaras. No hay que dividir. La ideología indigenista lleva a conflictos.
—Sobre las relaciones con otros países, ¿teme que el acercamiento al presidente Trump pueda dañar la relación estratégica con China?
—Espero que no. Somos grandes exportadores de cobre, de fruta y de litio y todos los países demandan estos productos. Cualquier discusión entre Estados Unidos y China puede afectar a la economía. Lo primero que hay que hacer es no provocar, pero tenemos un presidente que insultó a Trump en la ONU.
—¿Qué papel cree que tiene que jugar Chile en América Latina?
—Estamos frente a un cambio muy importante. Se consolida el liderazgo de Javier Milei en Argentina, país muy importante para nosotros porque somos su ventana al Pacífico. Vemos un giro importante en Bolivia, donde quedó atrás esa política tan ideologizada de Evo Morales. En Ecuador salió reelegido un presidente que ha combatido el crimen organizado con dureza. También está Paraguay…
—¿Tan difícil es la relación con gobiernos de otro signo político?
—Podemos tener buenas relaciones con el de Uruguay. También con Brasil, donde los gobernadores tienen autoridad, que podría exportar su soja a Asia a través de los puertos chilenos. Pero con Maduro es imposible porque es un narcodictador que, además, abre su frontera para exportar criminales y desestabilizar otros países. Tampoco con Cuba ni con Nicaragua, aunque sí con los otros países del Caribe. Con Colombia es imposible porque Petro insultó en su visita a Chile a la derecha chilena, una intromisión inaceptable. Espero que Colombia también tenga un giro.
Venezuela
«Maduro es un narcodictador que abre su frontera para exportar criminales y desestabilizar otros países»
—¿En España su referencia sería Vox?
—No conozco a los líderes del Partido Popular. Soy amigo personal de Santiago Abascal y valoro mucho el trabajo de Vox. Lo que pasa es que no son comparables las realidades porque su sistema es parlamentario y el nuestro presidencial. No puedes traer ejemplos de la política española a Chile. Eso lo hizo el actual gobierno con Podemos y ahí está su fracaso.
