Publicado: octubre 2, 2025, 1:57 pm

Las fuerzas israelíes interceptaron este miércoles varios barcos de la Flotilla Global Sumud en los que se desplazaban activistas propalestinos que pretendían entregar ayuda humanitaria en Gaza. La tripulación y los viajeros fueron trasladados a un puerto israelí, desde donde serán deportados a … Europa.
Con esta acción, Tel Aviv dio por concluida una de las protestas más visibles contra el bloqueo al enclave palestino. «La provocación de Hamás-Sumud ha terminado», afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí en un mensaje publicado en la red X. «Un último buque de esta provocación permanece a distancia», señaló el ente. «Si se acerca, su intento de entrar en una zona de combate activo y romper el bloqueo también será impedido».
Entre los pasajeros detenidos se encontraba Greta Thunberg, la activista climática sueca, cuya imagen rodeada de soldados en la cubierta de uno de los barcos fue difundida en un vídeo oficial. Israel insistió en que todos los pasajeros están «sanos y salvos» y subrayó que ninguno de los barcos de la flotilla logró alcanzar las costas de Gaza.
Los organizadores de la misión denunciaron que la incursión israelí se llevó a cabo en aguas internacionales, utilizando tácticas de fuerza como cañones de agua, aunque no se reportaron heridos. También acusaron a la armada israelí de intentar hundir el barco María Cristina, aunque esta versión no pudo ser verificad.
La Flotilla Sumud, integrada por más de 40 embarcaciones y unos 500 activistas, parlamentarios y abogados de diferentes países, pretendía llevar medicinas y alimentos a Gaza. Los organizadores defendieron el carácter «humanitario y no violento» de la misión y publicaron vídeos en Telegram en los que algunos pasajeros denunciaban haber sido «secuestrados» y trasladados contra su voluntad a Israel.
Reacciones internacionales
El operativo generó reacciones inmediatas en varios países. Turquía calificó la interceptación como un «acto de terrorismo» y anunció gestiones para liberar a sus ciudadanos. En Italia estallaron protestas espontáneas en distintas ciudades, mientras que España pidió a Israel garantizar la seguridad de los activistas. Irlanda, por su parte, calificó el incidente de «muy preocupante» y recordó que la flotilla tenía un carácter pacífico.
Italia y Grecia habían sugerido a los organizadores entregar la ayuda a través de la Iglesia Católica para evitar un choque con Israel, pero la propuesta fue rechazada. Ankara desplegó drones para seguir los movimientos de las embarcaciones, mientras que España e Italia llegaron a movilizar buques de guerra como medida preventiva, aunque se retiraron antes de que la flotilla se acercara a la franja.
Provocación política
Para Israel, la misión nunca fue humanitaria. Funcionarios israelíes sostienen que la flotilla era una «provocación política» diseñada para desacreditar el bloqueo naval, vigente desde 2007, cuando Hamás tomó el control de Gaza. Jonathan Peled, embajador de Israel en Italia, reiteró que la negativa de los organizadores a entregar la ayuda por canales seguros confirmaba que «el objetivo no era ayudar, sino provocar».
El Ejército israelí había advertido a los barcos de que se acercaban a una «zona de combate activa» y ofreció trasladar la ayuda de forma controlada a través de mecanismos humanitarios ya establecidos. Ninguno de los barcos aceptó esa alternativa.
Según los organizadores de la flotilla, al menos 13 embarcaciones fueron detenidas o interceptadas. Sin embargo, aseguran que otros 30 barcos continuaban navegando hacia Gaza en la madrugada del jueves, a unas 46 millas náuticas de su destino. Israel, en cambio, aseguró que la flotilla estaba neutralizada y que no permitiría que ninguna embarcación irrumpiera en la zona bloqueada.
El episodio revive recuerdos de intentos anteriores de romper el bloqueo. En 2010, nueve activistas murieron en un asalto israelí a una flotilla de seis barcos. En junio de este año, la propia Thunberg fue detenida en un intento similar.
La ofensiva israelí contra Gaza se mantiene desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1.200 personas en Israel y más de 250 fueron tomadas como rehenes. Desde entonces, las autoridades gazatíes, bajo control de los islamistas, denuncian más de 65.000 muertos en la franja como consecuencia de la operación militar.
