Publicado: junio 30, 2025, 10:22 am
Cinco años ha tardado la Ley de Seguridad Nacional en borrar todo rastro de pluralismo en Hong Kong. La disolución del último grupo prodemocracia coincide hoy con el quinto aniversario de la entrada en vigor del marco legal, impuesto por China para acabar … con los derechos y libertades del territorio.
La Liga de los Socialdemócratas anunció este domingo su disolución ante la «inmensa presión política» imperante en Hong Kong, según anunciaron sus representantes en una rueda de prensa liderada por su presidenta, Chan Po-ying. Su desaparición deja a la Región Administrativa Especial sin oposición alguna.
Algunos organismos cesaron motu proprio sus actividades de manera inmediata tras la implementación de la Ley de Seguridad Nacional. Ese fue el caso de Demosisto, encabezado por jóvenes rostros reconocibles como Joshua Wong, Nathan Law o Agnes Chow. Otros lo hicieron por el acoso de las autoridades, como el Frente Civil de los Derechos Humanos, acusado de suponer un «agente de fuerzas extranjeras» y rendido en agosto de 2021. El Partido Democrático, la principal formación histórica, inició en abril de este año su proceso de liquidación.
La Liga de los Socialdemócratas representa, por tanto, el último clavo en el ataúd de la otrora vibrante, abierta y libre ciudad. En años recientes esta había visto reducida su influencia al carecer de escaños en el LegCo –el parlamento local– ni en los consejos de distrito, pero resistía como el único colectivo que todavía mantenía puestos informativos en la vía pública e incluso organizaba pequeñas protestas callejeras.
«Hemos permanecido fieles a nuestros ideales y no hemos defraudado la confianza de quienes terminaron en prisión. Ahora nos vemos obligados a disolvernos y sentimos un profundo dolor en la conciencia, pero no tenemos otra opción», declaraba entre lágrimas Chan. «’Un país, dos sistemas’ ya se ha convertido en ‘Un país, un sistema’».
Un nuevo orden
Dicha fórmula, ideada por Deng Xiaoping, venía a conceptualizar el mantenimiento de los derechos y libertades imperantes en Hong Kong tras la devolución de soberanía del Reino Unido a China en 1997, los cuales el régimen se comprometió a respetar durante al menos medio siglo. La Ley de Seguridad Nacional, no obstante, vino a acabar con esa discrepancia.
El statu quo saltó por los aires en junio de 2019, iniciado por el rechazo popular a un proyecto de ley de extradición con el continente. Así estalló una protesta de magnitudes nunca vistas, con más de un millón de personas en un territorio de siete tomando las calles hasta en tres ocasiones en el plazo de apenas dos meses. La incapacidad para reaccionar del Ejecutivo local, liderado entonces por Carrie Lam, elevó el desafío a cita semanal. Los manifestantes se convirtieron en una suerte de guerrilla urbana que campaba a sus anchas por el centro de la ciudad, a su vez un campo de batalla enturbiado por los gases lacrimógenos y la brutalidad policial.
En marzo de 2020 el régimen impuso desde Pekín su Ley de Seguridad Nacional, la cual castiga hasta con cadena perpetua todo acto considerado «separatismo, terrorismo, subversión de los poderes del Estado o confabulación con fuerzas extranjeras». El gigante asiático vulneraba de este modo la Ley Básica y su acuerdo internacional más importante. El Ejecutivo local, por su parte, se sirvió de este marco jurídico para acabar con los partidos prodemocracia, los medios de comunicación y la sociedad civil.
Silencio amenazante
La Ley de Seguridad Nacional conformó el pilar de la operación que paralizó la elevación de las protestas desde las calles a las instituciones. En julio de 2020 la oposición prodemocracia celebró unas primarias, con el propósito de lista unitaria a las elecciones legislativas programadas para diciembre de 2020, para así maximizar sus posibilidades de controlar el Consejo Legislativo. La oportunidad no resultaba asequible, pues solo parte de los escaños se otorgaban por sufragio directo, pero lograrlo les hubiera permitido bloquear la acción gubernamental y dotar de una prolongación institucional a las protestas. El éxito abrumador de las elecciones municipales de noviembre invitaba al optimismo.
Sin embargo, el Ejecutivo local intervino al amparo del nuevo marco legal. Primero, postergando las elecciones con la pandemia como excusa. Después aprobando una reforma electoral que redujo la cantidad de escaños elegidos por sufragio directo haciendo matemáticamente imposible que las fuerzas prodemocracia lograran una mayoría parlamentaria, y estableciendo el requisito de solo «verdaderos patriotas».
Estas primarias desembocaron en el mayor proceso judicial motivado por la Ley de Seguridad Nacional, el de ‘Los 47 de Hong Kong’, las más destacadas figuras de la oposición, detenidos en una redada en enero de 2021. 45 de ellos recibieron sentencias de entre diez y cuatro años por «conspiración para cometer subversión».
Este nuevo Hong Kong conmemorará mañana 1 de julio el 28º aniversario de la devolución de soberanía, efeméride que en el pasado el territorio solía celebrar con manifestaciones prodemocracia. Nada de eso sucederá en esta ocasión, ante el amenazante régimen de silencio. «Seguir adelante no es nada fácil», concluía emocionada Chan. «Espero que todos podamos convertirnos en brasas, en chispas encendidas, manteniendo viva la luz, por pequeña que sea».
