Publicado: septiembre 2, 2025, 11:42 am

Una serie de hematomas visibles en el dorso de la mano, disimulados bajo abundante maquillaje, junto a una inusual ausencia de agenda pública durante siete días consecutivos, han desatado especulaciones sobre el estado de salud de Donald Trump. El presidente reaparecerá este martes en … lo que su equipo ha descrito como un anuncio desde el Despacho Oval, un formato reservado tradicionalmente para mensajes de la máxima relevancia institucional. La Casa Blanca no ha ofrecido explicaciones sobre la causa de las lesiones ni sobre su prolongado silencio público, lo que ha alimentado aún más las dudas en torno a su reaparición.
Se dispone a hacer un anuncio este martes a las 14:00 horas —las 20:00 en España—, lo que ha dado aún mayor vida a los rumores en redes y hasta en medios de izquierda. Como en tantas ocasiones, Trump maneja los tiempos para atraer la máxima atención. Mañana, además, tiene previsto recibir al presidente de la República de Polonia, Karol Nawrocki: a las 11:00 un saludo oficial, a las 11:20 una reunión bilateral y a las 11:50 un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca.
La última vez que el presidente figuró en agenda fue el martes pasado, en una maratoniana sesión de su gabinete en la que, durante tres horas y 17 minutos —un récord en su mandato—, sus secretarios (ministros) se dedicaron a elogiarlo sin descanso. Tras aquella comparecencia, Trump no volvió a tener actividad pública hasta este lunes. En la mesa de la Sala de Gabinete se apreciaban con claridad los hematomas en el dorso de su mano, sobre los que no ha ofrecido explicación alguna.
El anuncio de este martes puede tener que ver con el cambio de nombre del Pentágono, que pasaría a llamarse Ministerio de la Guerra, según algunos medios estadounidenses. La periodista Alayna Treene, de la CNN, ha asegurado en la red social X que la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, le ha avanzado que el acto tiene que ver con el Departamento de Defensa, mientras que el diario Wall Street Journal apunta que la Administración Trump tiene planes para rebautizar el Pentágono con el citado nombre de Ministerio de la Guerra, que se dejó de usar en 1947.
En la era de las redes sociales, donde los rumores se propagan con rapidez y en tiempos de Joe Biden incluso llegaron a darlo varias veces por muerto, la ausencia de Donald Trump en la Casa Blanca el miércoles, jueves y viernes desató especulaciones. El sábado, numerosos críticos aseguraban que, igual que cuando enfermó de covid, el presidente estaba de nuevo enfermo y oculto al país.
Volvió a jugar al golf el domingo y también el lunes, coincidiendo con el Día del Trabajador en Estados Unidos. Lo llamativo es que esa festividad suele pasarla en su club de Nueva Jersey, donde está más expuesto a socios y conocidos, pero esta vez la Casa Blanca cambió los planes. Se sabe porque el viaje había sido anunciado la semana anterior y fue cancelado a última hora, sin dar explicaciones.
Washington, un mentidero constante de rumores, bullía estos días como en la era de Biden, cuando se decía que necesitaba oxígeno, que lo trasladaban de urgencia y que las calles se cerraban para llevarlo, como en 2020, al hospital militar de Walter Reed.
La Casa Blanca acusó a la prensa de exagerar con sus preguntas y de alimentar el sensacionalismo con sus dudas. La portavoz, Karoline Leavitt, aseguró que el presidente Trump había estado en reuniones y precisó que el jueves almorzó con el director del Instituto Smithsonian, encargado de los museos de Washington, y que el viernes concedió una entrevista al medio digital Daily Caller. Su corresponsal afirmó haber visto y hablado con Trump, y sostuvo que lo encontró en buen estado.
Además, el viernes una música atronadora con los grandes éxitos que entusiasman al presidente —«God Bless the USA» de Lee Greenwood, «YMCA» de Village People y «My Way» de Frank Sinatra— sonaba desde el nuevo sistema de sonido instalado en la rosaleda. El equipo de prensa explicó que era Trump quien había decidido poner música para agasajar a sus invitados.
La salud del presidente, que tiene 79 años, es desde la época de Biden un asunto que preocupa a muchos estadounidenses, sobre todo tras los intentos de la anterior Casa Blanca de ocultar el declive del exmandatario y acusar a los periodistas de sensacionalistas. Trump, desde luego, se muestra con más brío y energía que su predecesor, pero las dudas de la prensa resultan igualmente legítimas dada su edad semejante.
A sus 79 años, el presidente ha perdido peso, pero sigue siendo conocida su afición a la comida rápida y a las hamburguesas. El asunto de los hematomas en las manos no ha sido aclarado, aunque algunos medios en Estados Unidos han citado a analistas médicos que apuntan a que podrían deberse a problemas circulatorios o vasculares propios de la edad, lo que también explicaría la hinchazón de los tobillos. Los exámenes médicos difundidos por Trump insisten, en el tono hiperbólico que lo caracteriza, en que está «sano como un chaval».