Publicado: marzo 30, 2025, 2:19 am

El puesto de Francia en el futuro de la seguridad y defensa de Europa tiene tres pilares: tercera potencia atómica mundial, segunda exportadora global de armas, capacidad y disposición histórica a intervenir militarmente en conflictos, mucho más allá de sus fronteras nacionales. Esos pilares … de la seguridad nacional y europea tienen un apoyo histórico y social masivo.
El 60% de los franceses apoyan la restauración del servicio militar obligatorio, que fue derogado entre 1996 y 1997 por el presidente conservador Jacques Chirac. Tres años después de la invasión rusa de Ucrania, ha crecido de manera significativa el apoyo social y nacional al puesto militar de Francia en la escena internacional.
Durante los últimos treinta años, los ejércitos franceses han participado en 130 operaciones militares, en África, Oriente Próximo, Europa y otras zonas en conflicto, donde murieron 653 soldados. Nunca hubo ni hay críticas contra esas intervenciones militares. Siempre hay respeto y solidaridad con los soldados muertos en campos de batalla internacionales.
El arma nuclear, matriz de todo el sistema de seguridad nacional, cuenta con un apoyo muy semejante. Desde De Gaulle a Macron, todos los presidentes han subrayado que el arsenal atómico francés está al servicio de la seguridad europea. Por vez primera, un canciller alemán, Friedrich Merz, ha anunciado oficialmente que Alemania aspirar a crear con Francia e Inglaterra un sistema de seguridad y defensa europea fundados en los arsenales nucleares de París y Londres.
En el modelo estratégico, económico y social francés, la industria armamentista tiene un puesto esencial. Francia es el segundo exportador mundial de armas desde hace un año. Las guerras, en Ucrania y Gaza, han favorecido las exportaciones de armas, que son un gran negocio y una fuente excepcional de ingresos.
El jefe del Estado, presidente de la República, es, al mismo tiempo, el ‘arquitecto’ y el ‘gestor’ de ese patrimonio nacional. En los sótanos del Elíseo se encuentra el centro de mando y control de las armas nucleares. El presidente es, al mismo tiempo, comandante en jefe de los ejércitos, la máxima autoridad militar del Estado.
Conocedor emérito de esa realidad histórica e institucional, Emmanuel Macron la está «utilizando» en beneficio propio, personal, cuando Francia está caída de hinojos en la crisis política más grave desde la fundación de la V República, entre 1958 y 1962.
Extrema derecha (Marine Le Pen) y extrema izquierda (Jean-Luc Mélenchon) son las fuerzas mayoritarias en la Asamblea Nacional (AN), primera cámera del Parlamento, hostiles a la guerra en Ucrania, veladamente favorables a las posiciones de Vladímir Putin.
François Bayrou, primer ministro de un Gobierno minoritario, está al frente de una coalición heteróclita de centristas, conservadores e independientes, que puede entrar en crisis en cualquier momento, cuando Le Pen lo considere oportuno para sus intereses personales.
La inestabilidad política coincide con una crisis económica y presupuestaria sin precedentes, que también puede afectar gravemente a la zona euro. La deuda pública del Estado asciende hoy a los 3,3 billones de euros, equivalente al 115% del PIB. El déficit público asciende al 5,4% de PIB, con el riesgo de crecer al 6%. Con unas perspectivas de crecimiento desastrosas, del 0,7% según el Banco de Francia, la situación económica es sencillamente mala o muy mala. Y todas las agencias de calificación financiera internacionales han puesto a Francia en una «perspectiva negativa».
Conociendo por lo menudo esas crisis, Macron practica un activismo diplomático excepcional, con una base presupuestaria mínima o invisible. Según cálculos oficiosos, las ambiciones militares del presidente en Europa se elevarían para Francia a unos 90.000 millones de euros anuales.
Antes de la agravación de la crisis, el Gobierno francés estaba «condenado» a realizar recortes importantes. A primeros de enero, el Senado aprobó 6.300 millones de euros de economías «suplementarias», tras las reducciones anunciadas durante el segundo semestre del año pasado. Los nuevos recortes afectarán a ayudas al desarrollo, ecología, enseñanza superior, audiovisual público, agricultura, deportes, educación nacional, reducción de las indemnizaciones a los funcionarios… Al día de hoy, los recortes en curso no han provocado reacciones de protesta significativas. Los sindicatos, por ejemplo, siguen pidiendo la restauración de la edad de jubilación a los 62 años, cuando la media europea oscila entre los 65 y los 67.
¿Serán suficientes los primeros 6.300 millones de euros de recortes para financiar nuevos esfuerzos en materia de seguridad y defensa de Europa? Macron promete pero no controla los presupuestos del Estado, gestionados por el Gobierno de François Bayrou, sin mayoría parlamentaria sólida. Como otros países europeos, Macron y su Ejecutivo esperan que los fondos anunciados por la Comisión Europea permitan financiar buena parte del esfuerzo colectivo. La gran industria nacional del armamento se ha beneficiado y espera incrementar sus beneficios con la prolongación indefinida de la guerra: se trata de una fuente muy sólida de ingresos, directos e indirectos. Francia está en crisis. La guerra, en Europa, es una «fuente de ingresos» y una inmensa tragedia.