Publicado: junio 28, 2025, 5:32 pm
Las milicias del Movimiento 23 de Marzo (M23) han reanudado este sábado los combates con los grupos armados Wazalendo, aliados del Ejército congoleño, en una vuelta a las hostilidades en el este de República Democrática del Congo, informa Europa Press. Estos movimientos han tenido lugar pocas horas después de la firma de un acuerdo entre las autoridades congoleñas y ruandesas para intentar poner fin a la violencia fronteriza.
El acuerdo firmado este viernes en la Casa Blanca en presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contempla el cese de operaciones de movimientos armados no estatales en el este de República Democrática del Congo (RDC). Allí actúan las milicias del M23, a sueldo del Gobierno ruandés (algo que desmienten sus autoridades) o las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), bajo presunto auxilio del Gobierno de RDC, a su vez también rechazado por las autoridades de este país.
La situación es tan caótica que el acuerdo no menciona a estos grupos por nombre, en especial al M23, protagonista de duros combates desde hace meses contra el Ejército congoleño y sus Wazalendo en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, cuyas respectivas capitales, Goma y Bukavu, se encuentran bajo control del grupo armado.
Ahora, fuentes locales han confirmado a la emisora de Naciones Unidas en el país, Radio Okapi, «intensos combates» en el municipio de Birambizo, en Kivu Norte, entre el M23 y las fuerzas dirigidas por el autoproclamando «general» Dominique Ndaruhutse, comandante del Colectivo de Movimientos para el Cambio-Fuerzas de Defensa del Pueblo (CMC-FDP), un grupo armado vinculado a los Wazalendo.
«Como resultado, familias enteras se han visto obligadas a huir de los combates hacia zonas aún no afectadas», según las fuentes de Radio Okapi.
El «general» se encuentra bajo sanciones de la Unión Europea desde julio del año pasado. Bruselas ha acusado a los Wazalendo y a otros grupos participantes en el conflicto en el este de RDC de «participar sistemáticamente» en prácticas de «extorsión, torturas, violaciones, detenciones arbitrarias y ejecuciones de civiles, así como en el reclutamiento de niños combatientes».
