Publicado: abril 18, 2025, 5:00 am
La pérdida de memoria se define como un olvido inusual, que puede revertir en un breve lapso de tiempo, por lo que es transitorio, o puede que no desaparezca e, incluso, empeore. El envejecimiento tiene mucho que ver con este fenómeno, que transcurre de una forma ‘natural’ con el paso de los años. Factores extrínsecos de la pérdida de memoria pueden ser la ingesta de determinados medicamentos, y el estilo de vida dominado por el estrés, por ejemplo.
De todas las causas en las que podemos intervenir, es decir, esas que se generan a nuestro alrededor y que podemos aprender a controlar de alguna manera, hay una especialmente definitiva para la pérdida de memoria, y que el neurólogo Alejandro Andersson explica en un vídeo en su cuenta de Instagram para que lo tengamos muy en cuenta. ¿Cuál es ese hábito que descuidamos y que puede proteger la salud de nuestro cerebro?
Una necesidad básica del organismo y del cerebro que muchos descuidan
Como hemos mencionado, hasta cierto punto es normal que el cerebro pierda ciertas capacidades con el envejecimiento, de forma progresiva, especialmente en lo que se refiere a la pérdida de memoria. Sin embargo, en el apartado en el que se encuentran las medidas que podemos adoptar para ralentizar este proceso, además de evitar el estrés y tener cuidado con la medicación que tomamos, está la necesidad de hidratarnos bien.
Como explica el doctor Andersson en su canal, la hidratación es indispensable para que nuestro cerebro funcione correctamente, lo que implica que la memoria estará a salvo, así como otras funciones cognitivas relacionadas con el razonamiento. «La hidratación es una necesidad básica que, sin embargo, muchos ciudadanos descuidan sin darse cuenta de la importancia que tiene también para el cerebro».
La deshidratación: el enemigo número uno del cerebro
En España, el consumo de agua en términos generales no llega a las cifras recomendadas por los expertos, que las sitúan en dos litros y medio al día. Nuestro cerebro está compuesto en su mayor parte por agua, responsable de que funcionen los procesos neuroquímicos habituales que lo mantienen en forma, y que conecta las neuronas mediante las señales oportunas. Si nuestro organismo no está hidratado, esa carencia de líquidos va a manifestarse en problemas de concentración y pérdida de memoria.
La explicación científica se basa en que la falta de hidratación reduce el volumen sanguíneo, y tanto el oxígeno como los nutrientes esenciales no llegan al cerebro, que es el músculo que más energía consume. Al no producirse las cantidades necesarias de dopamina y serotonina, llega el cansancio mental, la dificultad para mantener la atención y los problemas para la consolidación de los recuerdos. Obviamente, esto sucederá si la deshidratación se mantiene en el tiempo.
Como cuentan desde la Fundación Española del Corazón, una buena hidratación no sólo influye en el cuerpo, sino también en la mente. Se ha observado que la deshidratación causa una contracción del tejido cerebral que se asocia a un aumento del volumen ventricular, llegando a afectar negativamente en la respuesta de nuestro cerebro ante una actividad intelectual. En este sentido, procesos mentales como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir por la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2 por ciento.
Señales de alerta de que sufrimos deshidratación
El doctor Andersson nos invita a permanecer atentos a algunas señales que pueden advertir de que nos faltan líquidos para mantener las funciones cerebrales a punto. Entre ellas, habría que prestar atención a una boca seca de forma permanente, así como orina de color demasiado oscuro, y también a una sensación permanente de mareo y cansancio crónico.
Para evitar la deshidratación, no solo el agua es vital, sino también elegir alimentos ricos en líquidos como son las frutas, por ejemplo, que además van a aportarnos nutrientes esenciales. Es importante que nos pongamos el objetivo de beber esos dos litros y medio al día para asegurar una correcta hidratación, aunque en muchas ocasiones no sintamos sed.