Friedrich Merz obtuvo este lunes un respaldo sin fisuras de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), que aprobó a mano alzada y sin un solo voto en contra el plan de quince puntos que espera implementar en sus primeros cien días de gobierno. Incluye medidas … para la recuperación económica, la seguridad interior y para limitar la migración irregular, aunque este apartado, que puso la semana pasada a la CDU en el centro de numerosas críticas, perdía muchos minutos en el discurso de Merz ante la Conferencia Nacional.
«La mayoría de los alemanes está a favor de un cambio. Y nosotros somos los que luchamos por todos los que creen que en el centro democrático hay soluciones», se limitó a decir, antes de pasar a recalcar, que «ni antes, ni durante, ni después trabajaremos con AfD». Su rechazo a un pacto con la extrema derecha no pudo ser más claro. Recordó el caso del gobierno regional de Turingia, donde la CDU gobierno incluso con la extrema izquierda de BSW para bloquear la mayoría de AfD, y surayó que «ese partido está en contra de todo lo que Alemania ha construido en las pasadas décadas, contra la UE y la OTAN, y nuestro objetivo hacerlo lo más pequeño posible, es nuestra principal contraparte en estas elecciones y nunca querremos nada con ellos. Los mil delegados aplaudieron en pie esta aclaración.
La multitudinaria manifestación del domingo ante la sede central de la CDU en Berlín, la Casa Konrad Adenauer, así como los ataques y bloqueos a varias oficinas del partido y la docena de concentraciones de protesta frente al City-Cube, en Westend Berlin, donde se celebraba la conferencia, han hecho mella en el tono triunfalista que Merz exhibía días atrás, pero en cuestión de contenidos no se ha desdicho ni en una coma. Buena parte de la resistencia a sus posiciones en materia migratoria se escenifica en el terreno religioso.
«El rumbo de la CDU bajo Friedrich Merz no defiende los valores cristianos y pone en peligro masivamente nuestra democracia«, ha denunciado Dietlind Jochims, presidenta de la junta directiva de Asilo en la Iglesia, «sus propuestas ilegales e inconstitucionales traicionan la idea europea y la imagen cristiana de la humanidad en igual medida». Y una avioneta sobrevoló ayer la Conferencia arrastrando una pancarta en la que se leía «CDU anticristiana».
Dimisión
La respuesta pública ha corrido a cargo de Annegret Krampkarrenbauer, expresidenta del partido y no precisamente afín a Friedrich Merz, que por sorpresa ha presentado su dimisión como miembro del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) y ha mostrado así la unidad de la formación política. Krampkarrenbauer no sólo es una católica practicante y convencida, sino que también ha sido una persona de toda confianza de Angela Merkel, de manera que su decisión es también una respuesta a las críticas de la excanciller alemana, que sigue en el número uno de ventas con su libro de memorias, pero que no ha logrado romper una unidad que pocas veces en su historia ha sido tan poco porosa en la CDU.
Fuentes de la CDU admitían este lunes en los corrillos del City-Cube dudas sobre la estrategia de Merz, sobre si perderán demasiados votantes en el centro y, dado que necesitarán al menos un socio después de las elecciones, quién estará dispuesto a ello en este estado de protestas, pero aun así hay una firme intención de no dejar entrever divisiones hasta las elecciones del 23 de febrero. El partido ya pagó muy cara su división en las anteriores elecciones y no está dispuesto a cometer ese error. Incluso Daniel Günther, el primer ministro de Schleswig-Holstein, que se había distanciado públicamente de la votación de la semana pasada en el Bundestag, habla ahora de priorizar la unidad. Y Markus Söder, que se ha disputado con Merz la candidatura electoral, defendió su posición como nunca antes había defendido a ningún otro candidato-
La pregunta más repetida en los pasillos, a pesar de todo ello, se refería a los asesores de Merz, las voces a las que escucha y que están trazando con él esta estrategia. No eran pocos los delegados que respondían que «está rodeado de un círculo demasiado estrecho en el que sólo escucha sus propias opiniones». A ese círculo pertenecen el expresidente de Hesse Roland Koch y el excomisario europeo Günther Oettinger, miembros con él del «Pacto Andino», alianza de lealtad de jóvenes que pretendían repartirse el poder de la CDU hasta que Angela Merkel se interpuso en su camino. Merz consulta las cuestiones programáticas con el secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, y el secretario parlamentario, Thorsten Frei, peor en materia migratoria se deja aconsejar por Dieter Romann, Presidente del Cuartel General de la Policía Federal.
Restaurar el orden
«Evidentemente, fijar un curso duro en materia de política migratoria tiene un coste, pero también hay que preguntarse cuál es el coste de no hacerlo. ¿Cuál habría sido el coste de no hacer nada después de que un afgano, que no había sido deportado como dictaba la ley, se lanza con un cuchillo contra un grupo de guardería y asesina un niño de dos años», razonaba este lunes uno de los delegados, en referencia al ataque del pasado 22 de enero en Baviera, «y es necesario atacar en ese punto para llegar al gobierno y aplicar un programa económico que este país necesita como respirar». Efectivamente, gran parte del plan de emergencia de 15 puntos es económico.
Merz habló de «restaurar el orden de la economía de mercado en nuestro país» y de contrarrestar «la fe desenfrenada en el Estado y la profunda desconfianza en los procesos de mercado que han llevado al anterior gobierno a un celo misionero por el microcontrol de industrias y empresas enteras». Los primeros nueve puntos se recogen bajo el epígrafe »Prioridad para la competitividad y la prosperidad«: reducción del impuesto sobre la electricidad y las tarifas de red, supresión de la ley de calefacción y reducción a la mitad el número de comisarios gubernamentales. Entre el 10 y el 15 figuran el final de las »naturalizaciones exprés«, el almacenamiento de direcciones IP y la »Ley de Limitación de la Afluencia«, que termina con la reagrupación familiar de refugiados. Su objetivo es que ciudadanos y empresas »lleguen al parón veraniego de 2025 con nueva confianza«.