Publicado: septiembre 9, 2025, 1:05 am

Además de ver agravada su crisis diplomática con España, Israel ha vivido este lunes uno de sus peores días desde que estalló la guerra de Gaza por el salvaje atentado de Hamás el 7 de octubre de 2023. En plena hora punta de la mañana, … dos terroristas palestinos de Cisjordania rompieron el blindaje del muro y las vallas fronterizas de Jerusalén y mataron a seis personas a tiros en el concurrido cruce de Ramot, uno de los principales accesos a la ciudad.
Entre las víctimas figura un ciudadano español que había emigrado desde Melilla, Yaakov Pinto, quien tenía 25 años y se había casado recientemente. Según informan los medios israelíes, los dos terroristas fueron abatidos por un militar que estaba fuera de servicio, un comandante de la nueva Brigada Hasmonean formada por ultraortodoxos, y otros civiles armados.
El atentado, el más grave sufrido en Jerusalén desde noviembre de 2023, tuvo lugar minutos después de las diez de la mañana (nueve de la mañana, hora peninsular española). Los terroristas, identificados como Mohamed Taha, de 21 años, y Muthanna Amor, de 20, llegaron al cruce de Ramot a bordo de un vehículo y abrieron fuego contra los viandantes y los pasajeros de dos autobuses. En el tiroteo utilizaron dos metralletas caseras ‘Carlo’, que se fabrican ilegalmente en Cisjordania y han sido utilizadas en numerosos atentados. La Policía detuvo a un vecino de Jerusalén Este al sospechar que había colado a los palestinos en la ciudad, según informa ‘Kan News’.
Junto al español fallecido, las otras víctimas mortales son una mujer de 60 años, un hombre de 28, otro de 57 y dos rabinos, de 79 y 43 años. Además, la refriega dejó una docena de heridos, de los que seis se encuentran en estado grave.
Aunque Hamás no asumió el atentado, se felicitó por el ataque y llamó a los palestinos de Cisjordania a «escalar la confrontación contra la ocupación y los colonos». En un comunicado, el grupo terrorista denominó el atentado como una «operación heroica» y lo atribuyó a «una respuesta natural a los crímenes de la ocupación y a la guerra de exterminio que se está librando contra nuestro pueblo».
Tal y como muestran las imágenes difundidas por las televisiones locales, y grabadas por cámaras a bordo de los coches, el tiroteo desató el pánico y la multitud que se agolpaba en el cruce de Ramot huyó corriendo bajo las balas que silbaban por todos lados. La escena recordó los oscuros días de los atentados suicidas en Israel a principios de este milenio. «Estaba el autobús, que estaba lleno. En el momento en que el conductor abrió la puerta, llegaron los terroristas. Fue horrible. Yo estaba en la puerta trasera y me caí sobre todo el mundo y escapé, salvándome», declaró al Canel 12 una mujer llamada Malka Cohen. Según contó, «hubo un tiroteo más allá de lo imaginable. No puedo creer que siga aquí».
El primer ministro Benjamin Netanyahu, quien tenía que declarar en una vista del proceso que sigue contra él por corrupción, suspendió su comparecencia judicial y se presentó en el lugar del atentado. «Una dura guerra contra el terror está teniendo lugar en todos los frentes», alertó mientras la Policía seguía acordonando la zona y recogiendo pruebas.
El primer ministro anunció que «estamos buscando y rodeando los pueblos de donde han venido los terroristas», Qatanna y Al Qubeibah, ambos en Cisjordania y al sudeste de Ramala, capital de la Autoridad Nacional Palestina. Aunque Netanyahu reveló que «el Shin Bet (servicio de Inteligencia interno), las Fuerzas de Defensa de Israel y la Policía han impedido cientos (de ataques), esta mañana no han podido». Además, prometió que «la lucha continúa en Gaza» y que Israel «destruirá Hamás como dijimos y liberaremos a todos nuestros rehenes».
En este sentido, su ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, abogó por que «la Asamblea Palestina desaparezca del mapa, y los pueblos de donde han venido los terroristas deberían parecer como Gaza hoy».
Poco antes del atentado en Jerusalén, a las seis de la mañana, cuatro soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel cayeron en una emboscada de Hamás contra un campamento en Yabalia, a las afueras de Ciudad de Gaza. Tras regresar un tanque de una patrulla nocturna, tres terroristas de Hamás dispararon al comandante, que se había asomado por la escotilla, y subieron hasta el vehículo blindado para arrojar una bomba en su interior, provocando la muerte de los cuatro militares. A tenor de la investigación inicial, otros soldados del campamento dispararon sobre los atacantes y dos de ellos resultaron heridos, pero lograron escapar.
A pesar de la guerra en Gaza, del lanzamiento de drones hutíes desde Yemen y del atentado en Jerusalén, la ciudad no perdió su ritmo cotidiano y, por la tarde, hasta se celebró una multitudinaria jura de bandera de soldados ante el Muro de las Lamentaciones. «Venimos aquí a mostrar lealtad a nuestro país porque vamos a luchar por él», decían varias mujeres soldado de unos 20 años. Protegidos por militares y policías fusil en ristre, una legión de judíos ultraortodoxos rezaban inclinándose repetidamente ante el muro a la sombra de la mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, lugares sagrados del islam y uno de los motivos de disputa del conflicto palestino-israelí. Emulando el famoso eslogan de Trump, la leyenda en unos carteles con la bandera de Israel en los callejones de la ciudad vieja avisa de que la lucha seguirá: «Hacer que Gaza sea judía de nuevo».