Publicado: abril 23, 2025, 7:43 am
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos por autores de la Universidad de California – San Diego acaba de identificar varios de los mecanismos y microorganismos detrás de una rara enfermedad llamada síndrome de la auto-destilería (ABS), en la que el cuerpo humano produce alcohol al digerir los alimentos.
En esencia, esta patología se produce en una mayoría de los casos por la presencia de ciertos microorganismos (hongos o bacterias) en el tracto digestivo que, al procesar los alimentos que ingerimos, producen cantidades demasiado elevadas de etanol que el hígado no puede procesar adecuadamente. Así, se producen síntomas y complicaciones similares a los de una intoxicación etílica crónica.
El mayor estudio hasta la fecha
En 2019, un reporte de un caso de ABS en China recibió una inusitada atención mediática, lo que a su vez provocó que muchos pacientes con síntomas compatibles en los Estados Unidos escribiesen a la autora principal de aquel artículo, Jing Yuan.
Interesada por ello, la investigadora contactó a Bernd Schnabl, de la Universidad de California San Diego, cuyos trabajos de investigación trataban acerca de la enfermedad hepática asociada al alcohol y en el papel del etanol producido por el microbioma intestinal (los microorganismos que habitan en el interior de nuestro intestino) en lo que se conoce como MASLD: esteatosis hepática (enfermedad del hígado graso) asociada a la disfunción metabólica (una serie de trastornos en los que las reacciones químicas que normalmente tienen lugar en el cuerpo humano no funcionan como deberían).
Como narra el portal de noticias sobre salud Medscape, Schnabl se puso manos a la obra y consiguió reclutar la que posiblemente sea la mayor cohorte de voluntarios con ABS reunida hasta la fecha: un grupo de 22 pacientes con un diagnóstico confirmado a través de cambios observados en su glucosa en sangre.
Mecanismos del ABS
Pues bien, según reporta este mismo medio, su investigación, próxima a publicarse, ha logrado confirmar un exceso de producción de etanol en estas personas. No sólo eso, sino que al identificar otras alteraciones metabólicas y microbiológicas, ha dado con las que podrían ser algunas de las causas y los mecanismos de, al menos, una de las formas más comunes de la enfermedad.
Así lo anunció Schnabl en la convención de la Asociación Gasteroenterológica y la Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad, en la que también opinó que, además de tratarse de una enfermedad rara, probablemente es una condición infradiagnosticada porque muchos profesionales la desconocen y, de hecho, se muestran escépticos respecto a la propia existencia de la patología.
Los pacientes con ABS experimentan síntomas similares a los de una intoxicación alcohólica común, a medida que una microbiota desregulada produce más etanol del que el hígado es capaz de metabolizar y este compuesto comienza a acumularse en la sangre. «los pacientes constantemente hablan de una ‘niebla cerebral’ que les impide concentrarse y que puede llegar a ser muy severa. No logran un diagnóstico firme, y van de un centro médico a otro, y además sufren complicaciones típicas del trastorno por uso de alcohol, incluyendo problemas serios a nivel familiar, personal y legal».
Un fenómeno conocido, pero poco investigado
En realidad, hace ya más de un siglo que los científicos conocen el fenómeno de la producción de alcohol por parte de la microbiota intestinal, según el propio Schnabl documentaba en una revisión de la literatura publicada el año pasado en Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology; y, en décadas recientes, los investigadores han comenzado a relacionar este fenómeno con la MASLD. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que los pacientes con esta patología tenían concentraciones más elevadas de de etanol en sangre tras un test de alimentos variados, y que estas concentraciones era incluso superiores en la sangre de las venas portales (que llevan sangre desde el sistema digestivo hacia el hígado), lo que apunta a que ese etanol procede principalmente de la actividad del microbioma intestinal.
Sin ir más lejos, el reporte de caso de China que llevó a Schnabl a comenzar su trabajo se refería a un paciente que tenía tanto ABS como cirrosis derivada de una MASLD. Este paciente tenía en su microbioma intestinal cepas de K. pneumoniae con una alta producción de alcohol; y cuando los investigadores trasplantaron estas bacterias a modelos animales (ratones) estos desarrollaron MASLD.
Sea como sea, en este caso concreto Schnabl y su equipo se centraron en el estudio del ABS, y para ello solicitaron a los 22 participante muestras de heces, etiquetadas según si el paciente se encontraba en estado de remisión o de exacerbación de los síntomas. Los voluntarios tenían una edad media de 45 años y eran predominantemente hombres, con ligero sobrepeso pero sin obesidad y libres de enfermedad hepática. También se les practicaron análisis de sangre para determinar la concentración de etanol en la misma.
Rastreando la microbiota
De este modo, encontraron que en los períodos de remisión el alcohol medio en la sangre era 0, pero que durante la exacerbación de los síntomas alcanzaba, de media, los 136mg/dL. Por hacernos una idea, en España la máxima concentración legal para conducir es 50mg/dL.
El cultivo de las muestras de heces de los pacientes y la comparación con muestras de personas del mismo hogar arrojó una producción de etanol muy superior por parte de los primeros, lo que apunta a que el alcohol en la sangre procede precisamente de los procesos que tienen lugar en el microbioma intestinal durante la digestión de los alimentos.
El siguiente paso era establecer si esa producción excesiva de etanol por el microbioma de los pacientes se debía a cepas de bacterias o de hongos, para lo que trataron una placa de cada cultivo con un antimicótico (un fármaco que elimina los hongos) o un antibiótico, y hallaron que sólo este último reducía la producción de etanol de estos cultivos. Por ello, dedujeron que eran las bacterias las que estaban detrás de esa producción excesiva de etanol en estos casos.
Las bacterias responsables
Un perfil taxonómico más detallado reveló niveles significativamente elevados de proteobacterias, con una presencia relativamente abundante de Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae en pacientes con exacerbación de los síntomas, lo que de nuevo apuntaba a estas especies como principales responsables del exceso de producción de etanol en los microbiomas de los pacientes.
Otro punto interesante en las conclusiones de Schnabl es que tanto las muestras de heces de los compañeros de hogar como las de los pacientes que se encontraban en remisiones de largo plazo arrojaron una cierta producción de etanol, aunque fuera a niveles bajos. No obstante, el investigador destacó en la convención que este último hallazgo era consistente con lo recogido en la literatura sobre la cuestión.
En cualquier caso, el experto argumentó que cree que el ABS podría explicar la fatiga crónica en algunas personas, como también otros síntomas (cansancio, niebla cerebral), si bien advirtió de que, con la información de la que disponemos hasta ahora, estas hipótesis son completamente especulativas.
Tratamiento según la cepa causante del problema
Lo importante, pues, es recordar a los profesionales que, ante pacientes con sintomatología no explicada que sea compatible con ABS, puede ser útil medir los niveles de alcohol en la sangre. También los test de fosfatidiletanol (PEth, un biomarcador a menudo usado para evaluar el consumo crónico de alcohol) puede ser útil, si bien no discrimina entre la producción de alcohol en el intestino y el consumo exógeno.
Por el momento, no existen estrategias diagnósticas establecidas para el diagnóstico del ABS, pero Schnabl sugiere que podría comenzar con un test oral estandarizado de tolerancia a la glucosa (capaz de detectar concentraciones elevadas de etanol. Un segundo paso sería un test de levadoras fecales, ya que se ha reportado que algunos pacientes mejoran del ABS con tratamientos antimicóticos. Por último, en los casos en los que no sean hongos los causantes de la condición, se hace preciso identificar las bacterias causantes, lo que puede hacerse mediante cultivos y pruebas de secuenciación metagenómica.
El tratamiento, propone el experto, debería después ajustarse a la cepa causante del problema en cada paciente, con opciones como antibióticos selectivos, estrategias a base de prebióticos y probióticos y quizás, en un futuro, fagos (virus que atacan bacterias concretas) o trasplantes de microbiota fecal. Precisamente, Schnabl informó de haber probado este último enfoque en un paciente con resultados positivos, y está reclutando participantes para un estudio mayor sobre la seguridad y la tolerancia de esta técnica.
Referencias
Christine Kilgore. Auto-Brewery Syndrome Explained: New Patient Cohort Identifies Culprit Bacteria, Fermentation. Medscape (2025). Consultado online en https://www.medscape.com/viewarticle/auto-brewery-syndrome-explained-new-patient-cohort-2025a100098y el 21 de abril de 2025.
Abraham S. Meijnikman, Max Nieuwdorp, Bernd Schnabl. Endogenous ethanol production in health and disease. Nature Reviews Gastroenterology & Disease (2024). DOI: 10.1038/s41575-024-00937-w
/* Estilos del cintillo con imagen de fondo */ .cintillo{background-color: #efeae2; padding: 2rem; margin-bottom: 2rem; text-align: center; display: flex; justify-content: space-between; align-items: center; border-radius: 1rem; min-height: 23rem;}/* Estilos del cuadro de texto en el centro */ .texto-central{background-color: #c5e6c1; padding: 1rem; border-radius: 1rem;}/* Estilos del enlace */ .enlace-whatsapp{text-decoration: none;}/* Estilos del logo de 20minutos */ .logo-20minutos{filter: brightness(0); width: 10.2rem; height: auto;}/* Estilos para la versión móvil */ @media (max-width: 768px){.cintillo{flex-direction: column; text-align: center;}.logo-check{display: block; margin: 1rem auto;}}

¡Ya estamos en WhatsApp! Si quieres recibir en tu móvil toda la actualidad y las noticias más importantes del día, pincha aquí y únete a nuestro canal. Es un sistema gratuito, cómodo y seguro.