Cien años del Museo del Palacio: la Ciudad Prohibida que se abrió al mundo - Chile
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


Cien años del Museo del Palacio: la Ciudad Prohibida que se abrió al mundo

Publicado: octubre 10, 2025, 6:47 pm

Por Fabián Pizarro, periodista y director de «Efecto China»

Beijing despierta con un aire solemne este 10 de octubre. Los primeros rayos del sol iluminan los techos dorados y los muros rojizos de la antigua Ciudad Prohibida, un recinto que por siglos fue el corazón del poder imperial y que hoy celebra un siglo de vida como museo.

En 1925, el lugar donde sólo los emperadores podían respirar y decidir el destino de China, abrió por primera vez sus puertas al pueblo. Nacía entonces el Museo del Palacio, una institución que no solo preservó el pasado, sino que lo transformó en una historia viva.

Del trono imperial al tesoro nacional

Durante casi 500 años, desde la dinastía Ming hasta la caída de los Qing en 1911, la Ciudad Prohibida fue el epicentro político y ceremonial de China. Más de 24 emperadores caminaron por sus patios, se sentaron en el trono del Salón de la Suprema Armonía y gobernaron sobre un vasto imperio.

Pero con la caída del último emperador, Puyi, y el fin del sistema imperial, el complejo quedó suspendido entre dos mundos: el de la tradición que se desmoronaba y el de una república que aún no sabía cómo mirar su herencia.

En 1924, Puyi fue finalmente expulsado del recinto. Un año después, un grupo de intelectuales, arqueólogos y funcionarios republicanos dio un paso histórico: convertir la residencia imperial en un museo abierto al público. Así nació el Museo del Palacio, marcando un hito en la modernización cultural de China.

El despertar de un museo

La apertura del museo fue, en su momento, un acto de osadía. En medio de guerras internas y tensiones políticas, China decidió proteger su memoria. Los primeros años fueron difíciles: se catalogaron miles de objetos -pinturas, porcelanas, lacas, sellos, documentos-, muchos de ellos ocultos durante siglos. Se trataba de rescatar no solo los tesoros materiales del imperio, sino también su historia y simbolismo.

Durante la invasión japonesa en los años 30, más de un millón de piezas fueron embaladas y trasladadas al sur, en una operación monumental para protegerlas del saqueo y la destrucción.

Esa «gran migración cultural» fue uno de los mayores esfuerzos de preservación patrimonial del siglo XX. Parte de esas colecciones terminaría en Taiwán, donde darían origen al actual Museo del Palacio Nacional de Taipéi, mientras otra gran parte regresaría a Beijing tras el fin de la guerra.

La Ciudad Prohibida que se abre al mundo

En la segunda mitad del siglo XX, el Museo del Palacio enfrentó nuevos desafíos: la Revolución Cultural, los cambios políticos y la apertura económica. Pero sobrevivió, adaptándose a los tiempos. Desde los años 80, con la modernización de China, el museo se transformó en un símbolo de orgullo nacional y en un destino turístico de primer orden.

Cada año, más de 17 millones de visitantes cruzan sus puertas, convirtiéndolo en uno de los museos más visitados del planeta. En sus más de 9.000 salas se conservan casi dos millones de piezas, desde rollos caligráficos de la dinastía Song hasta atuendos imperiales, relojes europeos y los intrincados objetos que acompañaron la vida en la corte.

El museo también ha sabido reinventarse: digitalización de colecciones, exposiciones itinerantes internacionales y proyectos de restauración a gran escala. Hoy, su presencia en redes sociales y plataformas digitales ha permitido que millones de jóvenes chinos, y visitantes del mundo, descubran su historia con nuevas herramientas.

Un siglo mirando hacia el futuro

La celebración del centenario no solo es una mirada al pasado, sino una proyección hacia el futuro. Bajo la dirección del actual equipo curatorial, el museo ha lanzado una serie de exposiciones conmemorativas que integran arte tradicional y tecnología inmersiva. Un ejemplo de ello es la muestra «Cien años del Museo del Palacio: herencia y renovación», donde se presentan restauraciones inéditas y documentos originales de 1925.

Además, se anunció la creación de un Centro Internacional de Estudios del Palacio Imperial, destinado a promover la investigación sobre la historia, arquitectura y arte de las dinastías chinas. Es un paso más en el camino de convertir la Ciudad Prohibida no solo en un museo, sino en un espacio de diálogo cultural global.

El eco de los siglos

Caminar hoy por la Ciudad Prohibida es recorrer una metáfora viva de China. Sus muros guardan las huellas del poder y del silencio, del esplendor y del cambio. Cada losa del patio, cada estatua de dragón o fénix, parece contar una historia de equilibrio entre el pasado y el presente.

El Museo del Palacio ha sobrevivido a guerras, revoluciones y transformaciones profundas. Y en su centenario, más que un monumento inmóvil, se alza como un puente entre la memoria imperial y la identidad contemporánea china.

Desde lo alto del Salón de la Armonía Suprema, el dragón dorado que adorna el techo sigue vigilando la capital. Ya no lo hace para custodiar un emperador, sino para resguardar la historia de un pueblo que aprendió que abrir las puertas del pasado también es una forma de avanzar hacia el futuro.

Related Articles