Publicado: octubre 31, 2025, 5:08 am

Con Donald Trump de regreso a Estados Unidos tras completar su gira asiática, la sesión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico inaugurada este viernes en la ciudad surcoreana de Gyeongju ha tenido como protagonista indiscutible a Xi Jinping.
«Cambios sin … precedentes en un siglo se están acelerando en todo el mundo», ha proclamado el líder chino durante la apertura de la cumbre, según declaraciones recogidas por su ministerio de Exteriores. «Cuanto más bravas sean las aguas, más debemos mantenernos unidos». En ausencia del presidente, la representación de Estados Unidos ha recaído en el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
Xi ya recurrió a la metáfora náutica en su esperado encuentro de este jueves con Trump en la vecina urbe de Busan. La perspectiva de un gran acuerdo comercial quedó reducida a un apaño circunstancial que, eso sí, alivia meses de enfrentamientos. EE.UU. reducirá del 20 al 10% los aranceles derivados del tráfico de fentanilo –lo que deja el tipo general para las importaciones chinas en torno al 47%–, mientras que China incrementará las adquisiciones de soja estadounidense.
Así, con el compromiso principal solventado, el líder chino volcará su atención en otros participantes. A lo largo de la jornada de hoy está previsto que se reúna con la primera ministra nipona, Sanae Takaichi. Se tratará del primer saludo entre ambos, pues apenas ha transcurrido una semana desde la investidura de Takaichi como jefa de Gobierno, la primera mujer en ostentar tal cargo.
La historia también condicionará esta conversación, dada la brutal ocupación japonesa de China durante la II Guerra Mundial, un recuerdo que todavía enturbia las relaciones entre los países vecinos, de especial prominencia este año en el que se cumple el 80º aniversario de la rendición del Japón imperial que puso fin al conflicto. A principios de septiembre el régimen chino conmemoró esta fecha con un fastuoso desfile militar, comandado por Xi, con el ruso Vladímir Putin y el norcoreano Kim Jong-un como invitados de honor.
Cuestión personal
La dinámica personal, en principio, tampoco contribuirá. Takaichi procede del ala más conservadora del Partido Liberal Democrático (PLD) y mantiene un discurso de marcado tono nacionalista, como demuestran sus recurrentes visitas al templo de Yasukuni, donde se honra la memoria, entre muchos otros soldados japoneses, de varios criminales de guerra.
Una de sus primeras instrucciones tras acceder al cargo ha consistido en acelerar el gasto en defensa para mejorar las capacidades militares del país. El desafecto está pues servido, como demuestra el hecho de que, a diferencia de sus predecesores, la diplomacia china tardara una semana en emitir una felicitación oficial.
Esta conversación, además, llega en un momento en el que Japón también acaba de afianzar sus lazos con EE.UU. A su paso por el país asiático, su principal socio en la región, Trump no escatimó elogios personales hacia Takaichi, al tiempo que proclamaban «una nueva era dorada en su alianza».
Está previsto que Takaichi saque a colación la seguridad regional, la hostilidad hacia ciudadanos nipones residentes en China y las restricciones a la exportación de tierras raras, materiales críticos para la industria global cuya producción China controla en un 90% y que se han convertido en su principal arma contra EE.UU. y, de paso, contra el resto del mundo.
La sesión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) por contexto, que precisamente tiene como lema «Hacia una región resiliente mejor conectada y más allá». La oficina presidencial surcoreana ha adelantado que el principal objetivo de la cumbre aspira a mejorar la «apertura, dinamismo y resiliencia» de Asia-Pacífico, una pretensión para la que la integridad de las cadenas de suministros resulta esencial.
La agenda de ambos mandatarios se presenta cargada, con una maraña de encuentros bilaterales cruzados. Ambos han departido ya con el anfitrión, el presidente surcoreano Lee Jae-myung. A lo largo de la jornada Xi se reunirá también con el primer ministro canadiense, Mark Carney, y el tailandés, Anutin Charnvirakul.
 
			
 
  
  
		 
		 
		 
		 
		 
		 
		