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Catorce minutos de pánico en el tren a Londres: «Vi a una persona cubierta de sangre y comprendí que era real»

Publicado: noviembre 2, 2025, 6:01 pm

«Parecía que tenía una misión: apuñalar a cualquiera que tuviera delante». Con estas palabras, una pasajera del tren que este sábado 1 de noviembre cubría la ruta entre Doncaster y Londres King’s Cross relató la pesadilla que vivieron. Viajaba con una amiga cuando vio a un hombre levantarse de su asiento empuñando lo que describió como un «gran cuchillo de cocina» con el que empezó a apuñalar a los pasajeros. «Había sangre por todas partes, la gente gritaba, y muchos caían al suelo mientras intentaban huir. Fue horrible», declaró a la BBC.

Otro pasajero, entrevistado por ‘The Telegraph’, explicó que al principio pensó que era «una broma de Halloween». «Entonces vi a una persona cubierta de sangre y comprendí que era real. El agresor tenía la mirada perdida, caminaba como si estuviera poseído. Era alto, negro, de unos treinta años, y avanzaba hacia nosotros con el cuchillo en la mano. En ese momento pensé que no saldríamos vivos de allí».

La escena duró catorce minutos que se vivieron como una eternidad para las decenas de personas atrapadas en un tren en movimiento. El convoy de la compañía London North Eastern Railway se detuvo en la estación de Huntingdon, en el condado de Cambridgeshire, a las 19.42, hora local, y ocho minutos después, agentes armados de la British Transport Police (BTP) irrumpieron en el vagón y arrestaron a dos hombres. En los primeros minutos tras la llegada de los equipos de emergencia, la Policía declaró el protocolo «Plato», el código nacional utilizado cuando se responde a un ataque terrorista en curso, antes de que la declaración fuera posteriormente retirada al confirmarse que no existían indicios de terrorismo.

La decisión se tomó después de que los mandos policiales recordaran que, pocas semanas antes, Daesh había difundido un mensaje en el que instaba a «ataques individuales con cuchillos, pistolas o fuego» en Europa y Estados Unidos, especialmente en «transportes y multitudes de cristianos y judíos», lo que llevó a aumentar el nivel máximo de precaución.

Según confirmaron las autoridades, uno de los detenidos fue liberado posteriormente y de momento solo un «ciudadano británico de 32 años» está siendo investigado como sospechoso. Once personas resultaron heridas, dos de las cuales continuaban este domingo en estado crítico.

A la investigación del ataque, que fue calificado por la Policía Británica de Transporte como un «incidente grave», se sumó desde el primer momento la unidad antiterrorista, pero «no hay indicios de que se trate de un atentado terrorista», declaró el superintendente John Loveless, mientras que el ministro de Defensa, John Healey, confirmó que «la primera valoración es que fue un incidente aislado».

«El diablo no va a ganar»

La líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, afirmó por su parte que «sé que muchas personas estarán haciéndose las mismas preguntas que yo me hago ahora, y es por qué, a pesar de tanta actividad, de tantas medidas y campañas, seguimos viendo cada vez más violencia en nuestras calles», y añadió que «está claro que algo no funciona en nuestra sociedad en este momento. No podemos ser un país en el que la gente haga su vida cotidiana con el miedo a enfrentarse a este nivel de criminalidad violenta».

Según testigos citados por la prensa local, el agresor, vestido completamente de negro, repetía una frase mientras atacaba: «El diablo no va a ganar». La alcaldesa de Huntingdon, Audrey McAdam, declaró que el ataque fue «como una película de terror». «Estoy en shock. Es algo que nunca pensé que podría ocurrir aquí. No puedo imaginar lo que debieron sentir, atrapados en un tren en movimiento».

Pero el ataque, aunque clasificado como un hecho aislado, llega en un momento de creciente alarma por la violencia con cuchillos en el Reino Unido. Según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), en el año que terminó en marzo de 2025 se registraron 49.600 delitos con arma blanca en Inglaterra y Gales (sin incluir Greater Manchester), un 1,4 % menos que el año anterior y un 4,5 % menos que en 2019-20. Pese al leve descenso, los niveles continúan siendo muy superiores a los de hace una década, ya que en 2012 apenas se contabilizaron unos 30.000 casos, en 2016 rondaron los 29.000, en 2018 superaron los 41.000 y en 2019 alcanzaron un máximo histórico de más de 52.000, lo que significa que, incluso con las oscilaciones de los últimos años, el país registra hoy alrededor de un 65% más de delitos con cuchillo que hace diez años, una cifra que refleja la consolidación de un problema estructural más que un repunte coyuntural.

El origen de los sospechosos

El Servicio Nacional de Salud (NHS) informó que en 2024-2025 se registraron 3.500 hospitalizaciones por agresiones con objetos punzantes, y Londres, West Midlands y Greater Manchester siguen siendo los epicentros de esta forma de violencia. Con respecto a los agresores, en la capital, uno de cada cinco sospechosos tiene menos de 18 años y tres de cada cuatro se sitúan entre los 16 y 24. En general, más del 40% de los detenidos por delitos con arma blanca son menores de 25 años y el 90% son hombres. En Londres, aproximadamente la mitad de los sospechosos pertenecen a minorías negra o mixta.

El primer ministro Keir Starmer calificó lo sucedido como «un recordatorio doloroso de que la violencia con arma blanca sigue destrozando vidas y comunidades». La ministra del Interior, Shabana Mahmood, pidió, ante el creciente debate sobre el origen de los autores y su relación con la inmigración, «evitar cualquier especulación sobre el origen de los sospechosos, que son ciudadanos británicos». Mahmood subrayó que «el crimen con cuchillo es una crisis social, no un conflicto étnico».

Desde 2019, el Reino Unido ha endurecido notablemente las sanciones por delitos con arma blanca. La posesión de un cuchillo sin causa razonable puede conllevar hasta cuatro años de prisión. En 2023, el Gobierno prohibió los machetes y los llamados «zombie knives», y en 2025 se amplió la lista a ciertos tipos de espadas y cuchillos de hoja larga. Las ventas en línea están sujetas a controles estrictos de verificación de edad y las plataformas pueden ser procesadas penalmente por incumplimiento. En paralelo, las campañas de entrega voluntaria han retirado de los contenedores casi 60.000 cuchillos en el último año, de los cuales 47.000 eran tipo «zombie» y machetes.

El símbolo del cuchillo

El Reino Unido afronta desde hace más de una década un fenómeno que combina miedo, desigualdad y desconfianza. Los jóvenes que portan cuchillos, según información oficial, lo hacen por sentirse inseguros o por presión del grupo, entre otros motivos. En barrios marcados por el desempleo, el crimen y la precariedad, el cuchillo es para muchos, sobre todo en zonas de bandas juveniles, un símbolo de defensa y, al mismo tiempo, de amenaza.

Esa misma sensación de vulnerabilidad atraviesa episodios recientes que han sacudido al país. Esta misma semana, en Londres, un paseador de perros fue asesinado por un ciudadano afgano de 22 años que había llegado al Reino Unido como solicitante de asilo y que, según la Policía, padecía problemas mentales; y el ataque, que no fue clasificado como terrorismo, provocó indignación pública y reabrió el debate sobre la gestión migratoria y los controles de antecedentes de quienes buscan refugio.

Y el año pasado, la conmoción nacional había sido provocada por Axel Rudakubana, un adolescente británico de 17 años nacido en Cardiff de padres ruandeses, que irrumpió armado con un cuchillo de cocina en un taller musical infantil, asesinó a tres niñas de entre seis y nueve años e hirió a varias personas más. La investigación determinó que actuó solo, sin motivación terrorista, aunque en los primeros días se analizó una posible radicalización en línea, finalmente descartada por falta de pruebas.

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