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Así se manifiestan los síntomas de la dispraxia, el trastorno que padece Daniel Radcliffe

Publicado: septiembre 1, 2025, 5:00 am

Daniel Radcliffe, famoso por su interpretación en el cine del personaje de la saga Harry Potter, padece dispraxia, un trastorno automotriz del desarrollo de la coordinación de movimientos que tiene unas peculiaridades a la hora de afrontar el día a día. Este problema de salud frecuente, que no afecta en absoluto a las capacidades de inteligencia, sí se manifiesta en la ralentización de muchas tareas cotidianas que pueden ‘hacerse un mundo’ en estos pacientes.

La dispraxia que padece el actor británico Radcliffe (33 años), según él mismo ha confesado desde hace ya unos años, no tiene una evolución grave (existen diferentes grados), pero le impide llevar a cabo ciertas habilidades motoras básicas: «Algunas personas lo tienen mal y les cuesta, por ejemplo, coger una pelota. Yo nunca lo he tenido tan mal, aunque deberías verme lanzar. También es cuestión de procesamiento, yo asimilo la información un poco más despacio que los demás», contaba Radcliffe hace unos años. ¿En qué y cómo se manifiesta este trastorno?

La dispraxia no afecta a la inteligencia, pero sí a la coordinación

También denominada Trastorno del Desarrollo de la Coordinación (TDC), la dispraxia no tiene nada que ver con la inteligencia del paciente. Este problema de salud automotriz, sin embargo, afecta a la ejecución de determinadas acciones del día a día, que para quienes lo padecen pueden tornarse muy complicadas.

Según se refleja en el Servicio de Salud Británico, este problema motor que tiene diferentes grados de afectación, se puede manifestar en la coordinación, el equilibrio y los movimientos; en habilidades cotidianas como atarse los cordones de los zapatos o cocinar; en la capacidad relacionada con la motricidad fina como agarrar objetos pequeños, escribir o dibujar; en cierta torpeza para las relaciones sociales; y en la capacidad para organizarse, que suele ser complicado.

Para los pacientes de este trastorno, como Radcliffe, actividades tan comunes como montar en bicicleta o practicar deporte puede resultar difícil de conseguir, puesto que otra característica común podría ser la facilidad para tropezarse y caer, y serios problemas para mantener el equilibrio.

Diagnósticos asociados a la dispraxia y posibles tratamientos

No resulta inusual que los pacientes con este trastorno motor también desarrollen otras patologías asociadas como puede ser el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), dislexia (dificultades con la lectura y el aprendizaje), Trastorno del Espectro Autista, dificultades con las matemáticas, y mayores probabilidades de padecer depresión y ataques de ansiedad.

Un dato muy curioso de este trastorno es que afecta cuatro veces más a los hombres que a las mujeres. Existen una serie de datos que hacen que aumenten los factores de riesgo de padecer dispraxia en aquellos bebés que nacieron prematuramente antes de la semana 32 de embarazo, si nacieron por debajo de los 2 kilos de peso, y si existen antecedentes familiares de este trastorno de la coordinación.

Por lo que respecta al posible tratamiento, y a pesar de que hoy por hoy no existe una cura como tal, sí hay algunas terapias a seguir que podrían contribuir a una mejora en el diagnóstico y en el día a día. En primer lugar, mantenerse activos es una recomendación en la que coinciden los expertos, puesto que al practicar deporte con regularidad se trabaja la coordinación. La terapia ocupacional puede entrenar tareas cotidianas como cocinar o escribir, y la terapia cognitivo-conductual ayuda a gestionar los problemas y darles ‘salida’ de manera positiva.

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