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Apología del nazismo: la treta de Rusia para desestabilizar Europa y culpar a Ucrania de la guerra

Publicado: marzo 24, 2025, 11:05 am

Hace aproximadamente tres años, en las semanas posteriores a la entrada de las tropas rusas en Ucrania, comenzaron a aparecer insistentemente pintadas en las calles de Viena. En ellas había alusiones hitlerianas y consignas de extrema derecha contra Rusia que se repetían también en pegatinas adheridas durante la noche a los coches aparcados y en octavillas introducidas en los buzones de las casas.

Paralelamente, en las redes sociales, burbujeaban cuentas en las que grupos a favor de Zelenski proclamaban la autoría de esta campaña. Hoy sabemos que fue una operación rusa de desinformación.

La Dirección de Seguridad e Inteligencia del Estado (DSN), el servicio de secreto interior de Austria, ha descubierto «una extensa campaña de desinformación rusa en Austria» llevada a cabo por una célula rusa que ya estaba establecida en el país con anterioridad y que fue activada en ese momento y con esa misión.

El descubrimiento de este ataque híbrido ha sido posible después del registro en diciembre de la vivienda de un sospechoso de nacionalidad búlgara. El análisis de sus dispositivos móviles y discos duros incautados permitió acceder al diseño de una campaña dirigida desde Rusia y ejecutada por «una célula que trabajaba para el servicio secreto ruso». Su objetivo: «volver contra el gobierno ucraniano a las opiniones públicas de los países de habla alemana, centrándose en primer lugar en Austria».

«La difusión de narrativas falsas, noticias falsas y contenidos manipuladores socava la confianza en nuestras instituciones y pone en peligro la cohesión social», ha declarado tras la identificación de estos mensajes fraudulentos el secretario de Estado Jörg Leichtfried. Además, ha advertido de que la difusión de desinformación «tiene el potencial de influir en las elecciones, promover la inestabilidad política y poner en peligro la sociedad democrática».

«No debemos permitir que la formación de opinión en la política y en la opinión pública sea controlada desde el exterior. Nosotros, los austriacos, preferimos formarnos nuestras propias opiniones», ha señalado Leichtfried.

Los servicios de inteligencia europeos deben contar con la existencia de otras células dormidas en diferentes países, esperando para influir en la opinión pública de acuerdo a los intereses rusos.

En el caso de la campaña austriaca se intentaba corromper la figura del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y generar indirectamente un sentimiento prorruso. «Para lograrlo, recurrieron a actividades en el panorama mediático en internet, así como a las acciones en la vida real, con pegatinas o grafitis cuyo diseño pretendía dar la impresión de que los activistas proucranianos eran los autores y creadores», confirma el Ministerio de Interior de Austria.

«Se utilizaron motivos de diseño y lingüísticos, que son inmediatamente rechazados por el público en general en este país, sobre todo el simbolismo de extrema derecha y las declaraciones y cifras nacionalistas», explica.

De acuerdo con la información actualmente disponible, el sospechoso búlgaro había hecho varias veces el papel de persona de contacto de la inteligencia. También es probable que los servicios secretos rusos proporcionasen a la célula el material y contenidos que debían distribuir en Alemania y Austria. Hay pruebas de que material similar fue enviado a cómplices que en ese momento se encontraban en Rusia y en Inglaterra, por lo que el caso podría estar relacionado con las dos mujeres y un hombre de Bulgaria declarados recientemente culpables en un espectacular caso de espionaje para el Kremlin en Londres.

El expediente de Egisto Ott

Presumiblemente, actuaban en nombre del exmiembro de la junta directiva de Wirecard, Jan Marsalek. El sospechoso detenido en Austria ha confesado haber trabajado para la célula, especialmente en 2022.

Estos hallazgos son los flecos del caso que hace un año demostró que la inteligencia rusa estaba infiltrada hasta lo más profundo en la seguridad de Austria, el expediente de Egisto Ott.

Esta trama, que muestra las agresivas acciones rusas en el corazón de Europa como preparación de la guerra de Ucrania, tiene unos protagonistas de película de suspense. Entre ellos, destacan un exagente del contraespionaje austriaco, un importante periodista de investigación, una red de agentes rusos y otro austriaco prófugo que orquestaba desde Rusia operaciones para el Kremlin.

Egisto Ott recabó durante años información sobre opositores al régimen de Putin refugiados en Europa, incluidos exmiembros de los servicios de inteligencia rusos FSB con nuevas identidades, así como de políticos y periodistas. A pesar de que fue suspendido en 2017 de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución y Contra el Terrorismo (BVT), el exagente siguió accediendo a información confidencial sobre movimientos de personas que Moscú quería localizar.

Jan Marsalek, exnúmero dos del quebrado sistema de pago digital Wirecard, que huyó a Rusia tras desvelarse un fraude de 1.900 millones de euros a mediados de 2020, ha estado desde entonces asesorando a la inteligencia rusa.

Uno de sus primeros objetivos fue el periodista de investigación austriaco Christo Grozev. Otro de sus grandes logros, hacerse con un dispositivo SINA, una de las máquinas criptográficas más avanzadas utilizadas en Occidente. En paralelo a estas misiones, organizaron una célula cuya misión era convencer a los austriacos de que la invasión rusa de Ucrania era una guerra contra el fascismo.

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