Publicado: noviembre 4, 2025, 1:55 am
Andrew Cuomo, el exgobernador de Nueva York, es una de esas figuras demócratas que gana elecciones aquà por costumbre, un capo del partido que controlaba la maraña de facciones locales, sindicatos y donantes que se necesita para estar en el poder.
Pero en la … ciudad en la que nació y se crio está a punto de sufrir su gran humillación polÃtica: la confirmación de su derrota ante un candidato -el musulmán Zohran Mamdani– que tiene la edad de sus hijas y que es la antÃtesis de Cuomo: socialista, con imagen fresca y ‘outsider’ de la polÃtica.
A sus 67 años, Cuomo se presentó a las elecciones municipales de Nueva York buscando cerrar su carrera polÃtica con la alcaldÃa de la mayor ciudad de EE.UU. y su capital económica y cultural. Y con la intención de limpiar su historial después de las turbulencias que han marcado sus últimos años, los escándalos en el final de su mandato como gobernador del estado de Nueva York.
Cuomo se enfrentó en 2020, durante su segundo mandato como gobernador, a acusaciones de agresiones sexuales y comportamientos inapropiados por parte de más de una decena de mujeres. En medio de un gran revuelo polÃtico, se vio forzado a dimitir, aunque después esas acusaciones no acabaron en ninguna imputación.
Aquello fue una mancha difÃcil de borrar para un polÃtico que incluso llegó a tener aspiraciones presidenciales. Cuomo era la personificación del peso pesado del Partido Demócrata en Nueva York, del poder de su ‘establishment’.
«La elección es entre un mal demócrata y un comunista»
Donald Trump
Presidente de EE.UU.
Su implicación en la polÃtica le viene de familia. Su padre, Mario Cuomo, fue su antecesor como gobernador de Nueva York. De hecho, nada más acabar la carrera de Derecho, la primera dedicación del actual candidato fue dirigir la campaña de su padre a ese cargo en 1982. Y, tras su victoria, se quedó en el Gobierno como asesor de su progenitor. Es decir, Cuomo lleva manejando los hilos de la polÃtica estatal desde hace más de cuatro décadas.
Para añadir todavÃa más pedigrà a su marca, unió su apellido al de la gran saga polÃtica de EE.UU., los Kennedy. Se casó en 1990 con Kerry Kennedy, la séptima hija del malogrado Robert F. Kennedy, fiscal general de EE.UU. y asesinado como su hermano, el presidente John F. Kennedy.
Andrew Cuomo se toma un selfi con un simpatizante tras una rueda de prensa en el barrio de Washington Heights
Tras un paso breve por la fiscalÃa y por despachos jurÃdicos privados, donde siguió colaborando y trabajando con causas demócratas, Bill Clinton le fichó para su primer Gobierno, donde fue subsecretario dentro del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano y, desde 1997 hasta el final del segundo mandato del presidente demócrata, fue su secretario.
Después de un intento infructuoso de convertirse en gobernador de Nueva York en 2002, ganó la elección a fiscal general del estado en 2006. Y, por fin, la de gobernador en 2010, donde también logró con facilidad la reelección.
Nueva York se convirtió en la primavera de 2020 en el punto más caliente de la pandemia de Covid-19 y Cuomo lo aprovechó para realzar su figura a nivel nacional. Frente a la gestión esquiva de Trump, Cuomo aparecÃa todos los dÃas en televisión para informar a la ciudadanÃa de la evolución de la crisis, que habÃa saturado los hospitales de la ciudad. Sus mensajes claros -con cierto tono paternalista- le convirtieron en la otra cara de la moneda de Trump. Hablaba de los novios de sus hijas, de la pasta con albóndigas que se iba a comer, tranquilizaba sobre la evolución de los infectados, repetÃa las recomendaciones médicas… Se llegó a especular con que esa gestión serÃa un trampolÃn para llegar en el futuro a la Casa Blanca.
Todo eso se hizo añicos con controversias relacionadas con la pandemia -decisiones sobre residencias de ancianos- y, sobre todo, con la lluvia de denuncias de agresiones sexuales.
La opción moderada y experimentada
Cuomo vio en las elecciones a la alcaldÃa de este año una puerta abierta a no acabar su carrera polÃtica con ese sabor de boca. Los escándalos de corrupción del actual alcalde, Eric Adams, y su adhesión a Trump para evitar procesos judiciales, dejaban un panorama muy abierto para esta elección. Con el apoyo de los donantes y de buena parte del partido, se presentó como la opción moderada, veterana y con experiencia para liderar una ciudad muy compleja.
En las primarias demócratas del pasado junio, se llevó una voltereta. En un momento de polarización, de agitación nacional por la presidencia de Trump, la mayorÃa de los votantes demócratas se entregaron a la imagen fresca, al populismo de izquierdas y a la imagen de cambio -justo todo lo contrario que Cuomo- que representa Mamdani.
Pese a ello, ha seguido en campaña, ahora como independiente, en un intento de aglutinar el voto anti-Zohran, que va desde los moderados demócratas hasta los republicanos. Y con un apoyo de última hora de Trump: «No soy fan de Cuomo de ninguna manera, pero la elección es entre un mal demócrata y un comunista. Y en ese caso siempre voy a elegir al mal demócrata, si quieres que te diga la verdad», dijo el presidente de EE.UU. en una entrevista con la CBS pocas horas antes de la cita con las urnas.
			