Publicado: julio 22, 2025, 2:28 am

En la frontera entre Polonia y Bielorrusia se extiende la Belavezhskaya, uno de los últimos bosques primitivos intactos de Europa. Durante los dos últimos años, inmigrantes procedentes de África, Oriente próximo y sur de Asia han aprovechado su espesura para cruzar ilegalmente al lado polaco, … con la connivencia del régimen bielorruso de Lukashenko y al servicio de Moscú.
Bielorrusia relajó en 2021 sus leyes de visados, permitiendo la entrada al país de personas desde Rusia, con sólo billete de ida y a las que se facilita el traslado hasta esta frontera, una medida de represalia por las sanciones europeas tras el fraude de elecciones de 2020. En 2022 registraron más de 15.000 intentos de cruce ilegal desde Bielorrusia al espacio Schengen. En 2023 más de 17.000 y más de 30.000 en 2024.
Polonia, en cumplimiento de defensa de la frontera exterior europea y como parte del proyecto ‘Oosterschild’ (Escudo del Este), ha desplegado 10.000 efectivos en la frontera, ha completado una valla de unos 700 kilómetros que incluye tramos de río y lagos, ha modificado la ley para que sus soldados y agentes fronterizos puedan emplear armas de reglamento en defesa de las agresiones con piedras y botellas incendiarias y ha comenzado a colocar campos minados a lo largo de línea fronteriza, como parte de las defensas.
Todo este esfuerzo recae sobre las arcas públicas polacas, que mantienen también un generoso empeño de ayuda al Ejército ucraniano. El ministro del Interior alemán, Alexander Dobrindt, ha visitado hoy la zona junto a su homólogo polaco, Tomasz Siemoniak, y ha pedido más ayuda de la Unión Europea para para el refuerzo de seguridad en esta frontera. En su opinión, esta ayuda debe ser de naturaleza financiera, pero también debe haber un componente de «reconocimiento» y «más aprecio» al país que está conteniendo una fuerza desestabilizadora para toda la Unión.
«Las entradas ilegales en el espacio Schengen han disminuido significativamente. Sólo se hacen excepciones con personas altamente vulnerables, como mujeres embarazadas o menores de corta edad», explica Kai-Olaf Lang del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP). Aun así, como reconoce la policía fronteriza polaca, sigue habiendo grupos organizados que atacan y destruyen puntos de la valla que es necesario reparar al día siguiente y por los que entran fundamentalmente hombres jóvenes a los que después es muy difícil rastrear.
«Orden y seguridad en Europa»
Durante la visita conjunta a Polowce, Siemoniak ha subrayado que los controles fronterizos con Bielorrusia sirven para evitar la «instrumentalización de la política migratoria» por parte de Moscú. «Estamos haciendo todo lo posible aquí, sobre el terreno, para tomar medidas contra la inmigración ilegal, para que los migrantes no penetren en Polonia y tampoco en otros estados de la UE», ha dicho, y ha celebrado que «según nuestras estimaciones, la barrera está haciendo bien su trabajo».
«Queremos orden y seguridad internamente en Europa», ha dicho Dobindt por su parte, «y queremos dureza y coherencia en las fronteras exteriores de Europa para proteger a todo el territorio europeo». Con esta reivindicación a favor de Polonia, Dobrindt desactiva el incipiente conflicto diplomático desencadenado por su decisión unilateral de establecer controles fronterizos sistemáticos en todas las entradas a Alemania, en las que se impide el paso y se devuelve en el momento a toda persona que carezca de derecho de entrada.
Polonia y Austria habían expresado su malestar y establecido a su vez sus propios controles.
Con esta visita y con su compromiso de defender en Bruselas el respaldo a este esfuerzo en materia de seguridad, Dobrindt cerró filas con el Gobierno de Donald Tusk. Este gesto debilita los argumentos de la oposición conservadora polaca, que ha explotado con cierto victimismo debido al hecho de que esta carga recaiga sobre el Estado polaco. Además, el ministro alemán se asegura así el apoyo de Polonia a su propia política migratoria, la cual depende en gran medida del consentimiento de los países vecinos.
Esta visita pretende, por otro lado, calmar a la población polaca. En muchos pasos fronterizos se ha normalizado la presencia de jubilados polacos y miembros de algunos grupos hostiles con los extranjeros que patrullan las zonas en busca de ilegales. Llevan un chaleco amarillo en el que está escrito en letras rojas «Ruch Obrony Granic» (ROG), que significa «movimiento de protección de fronteras» y reciben agua y alimentos de los habitantes de la zona durante las horas que duran sus «guardias».
El pasado fin de semana, en más de 80 ciudades polacas, miles de ciudadanos se manifestaron contra la admisión de inmigrantes, bajo la bandera del partido populista de derecha Konfederacja. En Cracovia, Wroclaw, Poznan, Gdansk y Varsovia, la policía tuvo que intervenir para evitar choques con los contramanifestantes de izquierda. En pancartas y cánticos, los manifestantes exigían «¡Alto a la inmigración!» o «Alto a la invasión de inmigrantes» y gritaban consignas como «Aquí está Polonia» o «Polonia para Polonia».