Publicado: noviembre 20, 2025, 11:36 am

El Tribunal Supremo de Roma decidió extraditar a Alemania a Serhii Kuznietsov, el exmilitar ucraniano de 49 años, arrestado el pasado agosto en un camping de Rímini, donde disfrutaba de unas vacaciones con su mujer y sus dos hijos. Según la justicia alemana, … él es el cerebro logístico detrás del espectacular sabotaje de los gasoductos Nord Stream, ocurrido en el mar Báltico en septiembre de 2022. Las investigaciones apuntan a que esta operación contó con el visto bueno de los más altos niveles del Ejército ucraniano, incluido el entonces comandante en jefe, Valery Zaluzhny.
Desde el momento de su arresto en agosto, Kuznietsov ha intentado por todos los medios evitar la extradición. Su abogado defensor, Nicola Canestrini, presentó dos líneas principales de argumentación ante la justicia italiana. Por una parte, la inmunidad funcional, alegando el «escudo» jurídico que correspondería a un militar que ejecuta órdenes en el marco de un conflicto armado con la Rusia de Putin. Por otra, la vulneración de sus derechos de defensa, al no haber podido participar físicamente, sino solo por videoconferencia, en una vista celebrada en el Tribunal de Bolonia.
El Tribunal Supremo, sin embargo, no ha encontrado convincente ninguno de estos argumentos. Los magistrados han rechazado tanto la tesis de que se trataba de un acto legítimo de guerra, como la idea de que la acción encajaría en una especie de «resistencia popular» ucraniana. Para la máxima instancia judicial italiana, la calificación penal alemana y la obligación de cooperar en el marco de la orden de detención europea pesan más en este caso.
Kuznietsov, recluido en un módulo de alta seguridad y en huelga de hambre desde finales de octubre para protestar por sus condiciones de detención, abandona así la batalla en Italia y se prepara para la guerra judicial en Alemania, donde podría llegar dentro de unos diez días. Su abogado asegura que mantiene la esperanza en una absolución, una vez que la defensa tenga acceso completo al sumario en territorio alemán.
El yate y el error de los buzos
El sabotaje del Nord Stream en el mar Báltico, que inutilizó tres de las cuatro tuberías y supuso una grave escalada de la crisis energética y bélica, siempre ha tenido tintes de novela de espías. Las investigaciones alemanas apuntan a que Kuznietsov fue el jefe de una misión operada por un pequeño equipo de seis personas, entre civiles y militares, a bordo de un modesto velero de 15 metros, el Andromeda, alquilado en Rostock (Alemania) con documentación falsa.
Se estima que la operación tuvo un costo sorprendentemente bajo (unos 300.000 euros), financiado por un grupo de empresarios y oficiales. El objetivo era estratégico y demostrativo: cortar una de las principales fuentes de ingresos de Rusia –el Nord Stream 1 suministraba gas a Alemania– y desincentivar la agresión bélica.
La clave que permitió a los investigadores alemanes identificar a los sospechosos fue un error de novato en la huida: el equipo no limpió a fondo el velero Andromeda al devolverlo en Rostock. A partir de residuos orgánicos, huellas e incluso material genético recuperado de la embarcación, los fiscales pudieron reconstruir las identidades del equipo.
Tensión entre Berlín y Kiev
La extradición abre una fase nueva y delicada que amenaza con crear un grave malestar en las relaciones entre dos aliados fundamentales contra la agresión rusa. Para Kiev, la implicación es directa y delicada. La acción apunta directamente a los máximos niveles de la cúpula militar, señalando específicamente al exjefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluznhy. Los fiscales alemanes sostienen que el detenido en Italia, Kuznietsov, simplemente cumplió una orden de Zaluznhy, hoy embajador en Londres. Este ha negado siempre cualquier implicación.
Para Berlín, la situación no es menos compleja, como ha señalado la prensa italiana. La decisión crea una «situación embarazosa» para el Gobierno del canciller Friedrich Merz. Alemania ha sido uno de los pilares del apoyo a Ucrania, suministrando ayuda económica y militar crucial. Ahora, se ve obligada a juzgar a un exoficial ucraniano por un acto de sabotaje contra una infraestructura crítica en su propio territorio, aunque el objetivo final fuera dañar la maquinaria bélica rusa.
El abogado Canestrini ha prometido continuar la lucha por la defensa de los derechos de su cliente, confiando en una absolución en el proceso de fondo. La justicia europea, en este caso, se convierte en el escenario de una pugna que expone las complejas y a menudo contradictorias líneas de lealtad en la guerra de Ucrania. En efecto, la decisión del Tribunal Supremo de Roma contrasta con el rumbo seguido por un tribunal polaco, que ha rechazado la extradición de otro ucraniano reclamado por el mismo caso, también señalado por los fiscales alemanes como miembro del grupo de saboteadores.
