Publicado: noviembre 17, 2025, 3:42 pm
Los cánceres de pulmón siguen siendo los que más muertes causan hoy en día en nuestro país, y cada año pierden la vida en España más de 20.000 personas por esta causa según los datos de la SEOM. Sin embargo, la imagen está cambiando lentamente: al tiempo que vemos aumentar los casos en demografías antes no tan afectadas (como las mujeres, los jóvenes y los no fumadores) nuevos avances como las terapias dirigidas o la inmunoterapia están incrementando las tasas de supervivencia.
«Nada tiene que ver lo que yo podía hacer hace 20 años con lo que puedo hacer ahora», reconoce a 20minutos la doctora Edurne Arriola, jefa de sección de Oncología Médica del Hospital del Mar de Barcelona, que no obstante advierte de que «está cambiando la presentación epidemiológica del cáncer debido a una evolución en las exposiciones a distintos factores de riesgo».
«Nunca habíamos habíamos tenido tantos recursos para tratarlo ni habíamos visto tanta mejora en supervivencia«, corrobora por su parte a este medio la doctora Lucrecia Ruiz, oncóloga del MD Anderson Cancer Center. «Pero, al mismo tiempo, estamos viendo perfiles de pacientes que antes eran excepcionales, como personas jóvenes o pacientes que nunca han fumado».
«Las causas fundamentales siguen siendo las mismas»
«Si miramos los datos de España, el cáncer de pulmón sigue siendo uno de los tumores más frecuentes y la primera causa de muerte por cáncer. Para 2025 se estiman más de 34.000 nuevos casos al año, y en mujeres ya es el tercer tumor más diagnosticado, con una incidencia que se ha multiplicado aproximadamente por 2,4 desde mediados de los 2000», desarrolla Ruiz. «Esto está muy ligado al retraso histórico en la incorporación de la mujer al tabaquismo, pero también a otros factores como la contaminación o la exposición al gas radón; y, en un porcentaje no despreciable, a los tumores en no fumadores, en los que pesan más las alteraciones genéticas y ambientales».
«Las causas fundamentales del cáncer de pulmón siguen siendo las mismas», dice Arriola, «pero también están la contaminación ambiental y algunos gases como el radón, en los que no está muy claro cómo de expuestos estamos. Esto tiene un impacto epidemiológico en la presentación del cáncer». Con todo, sigue destacando el papel del tabaquismo: «A pesar de que ha ido bajando en los últimos años, sobre todo en varones», recuerda, «sigue siendo un hábito muy frecuente».
Ruiz también pone de relieve la popularización del vapeo entre adolescentes y adultos jóvenes, ya que argumenta que estos dispositivos «generan una falsa sensación de seguridad, cuando en realidad están iniciándose antes en la nicotina, con productos altamente adictivos y menos regulados. La comunidad científica coincide en que no es un producto inocuo; hay evidencia previa en animales y estudios animales que sugieren que podría favorecer tumores más precoces y potencialmente más agresivos».
«Frente a este escenario», opone la experta, «lo esperanzador es que la realidad del paciente con cáncer de pulmón de 2025 no se parece en nada a la de hace 20 años. Los avances pueden resumirse en tres ejes: el diagnóstico y la detección precoces, una mejor prevención y los nuevos avances en los tratamientos».
Ambas doctoras inciden en la mejora de los diagnósticos tempranos. «Hemos identificado subgrupos de pacientes que debido a alteraciones genéticas pueden ser tratados de manera más eficaz con terapias dirigidas”, expone Arriola. «Se ha pasado de mirar solo el tumor al microscopio a hacer un perfil molecular completo: EGFR, ALK, ROS1, RET, MET, KRAS y muchos otros, además de marcadores como PD-L1”, coincide Ruiz. «Disponemos del TAC de baja dosis para el cribado en fumadores de alto riesgo, que ya ha demostrado reducir la mortalidad cuando se organiza bien; y empezamos a utilizar la biopsia líquida, que permite detectar alteraciones en sangre y seguir la evolución del tumor de forma menos invasiva».
«Tenemos terapias impensables hace una década»
Junto a ello, las dos expertas señalan la creciente diversificación del arsenal terapéutico con el que contamos. Especialmente, en los últimos años han despuntado las terapias dirigidas, estrategias extremadamente específicas cuyo desarrollo está ligado precisamente a esa capacidad de identificar características genéticas muy concretas de los tumores, y la inmunoterapia, que derriba los mecanismos que el cáncer levanta frente a las defensas naturales del organismo, el sistema inmune.
«La terapia dirigida ha cambiado por completo el pronóstico de los tumores con mutaciones como EGFR», cuenta Ruiz. «Hoy hablamos, gracias a combinaciones terapéuticas potentes, de supervivencias medias de entre 3 y cuatro años». «Tanto en enfermedad metastásica como más temprana», apostilla Arriola, «el impacto ha sido muy alto a la hora de mejorar la supervivencia y en la calidad de vida, porque son tratamientos que generalmente se toleran mejor».
«La inmunoterapia«, prosigue, «bien sola o bien en combinación con radioterapia o quimioterapia, también ha transformado de una manera muy importante la capacidad que tenemos de curar más pacientes y de que aquellos que no se pueden curar se pueden cronificar: personas que antes tenían un pronóstico de vida corto llegan a ser ahora largos supervivientes». Ruiz, similarmente, también enfatiza que «la inmunoterapia ha permitido que un porcentaje significativo de pacientes viva años con buena calidad de vida, algo que antes era muy poco frecuente».
«Es difícil poner números, porque en cada grupo de pacientes el impacto es distinto», advierte Arriola. «pero globalmente, si la supervivencia en cinco años de los pacientes metastásicos era de alrededor del 5%, ahora estamos hablando según el grupo de un 20 o un 30%».
Finalmente, la doctora Ruiz también recoge la importancia de otros enfoques novedosos, como son la cirugía mínimamente invasiva, la radioterapia de alta precisión y los nuevos fármacos como los anticuerpos–fármaco conjugados. Sumados, dice, «completan un arsenal terapéutico impensable hace una década».
«En España hay situaciones de inequidad»
A pesar de estas novedades esperanzadoras, las dos oncólogas ponen de manifiesto los problemas de acceso a estos tratamientos que existen en España. «Hay limitaciones graves», defiende Arriola.
«El tiempo que pasa de la aprobación europea a la financiación en España es muy largo», dice. «Y luego hay comunidades autónomas que regulan a posteriori, lo que puede generar situaciones de inequidad en función del código postal».
También, pese a los beneficios demostrados de los cribados con TAC de baja dosis, la experta advierte de que «en España vamos muy por detrás y no se está implementando de manera equitativa».
Aún así, sí que valora positivamente el papel destacado de España en el panorama de la investigación, y reconoce que el nuestro es uno de los países europeos que lleva a cabo más ensayos clínicos. «Esto compensa en parte la tardanza, dando a nuestros pacientes acceso más precoz a terapias innovadoras«, matiza.
Ruiz, a su vez, afirma que «La mayoría de las terapias dirigidas e inmunoterapias con evidencia sólida están financiadas y los estudios moleculares son estándar en hospitales de referencia. El reto es asegurar que el acceso a diagnóstico molecular avanzado y a innovaciones sea homogéneo en todo el territorio”.
«Está pasando de ser una enfermedad letal a una crónica»
Todavía quedan promesas en el horizonte que podrían ahondar en esta transformación y seguir mejorando las expectativas de las personas que desarrollan cáncer de pulmón.
Particularmente, Ruiz enumera «el trabajo en combinaciones terapéuticas inteligentes para adelantarse a la resistencia a tratamientos; en nuevos anticuerpos-fármaco conjugados; la investigación en biopsia líquida y en marcadores que nos permitan saber, casi en tiempo real, cuándo está cambiando el tumor y qué nuevo tratamiento necesita; y, por supuesto, la consolidación y expansión de los programas de cribado, donde el objetivo es que cada vez más pacientes se diagnostiquen en estadios muy iniciales, en los que la supervivencia puede acercarse al 90 %».
«Seguimos en el camino de individualizar los tratamientos«, defiende Arriola, «de un diagnóstico y tratamiento más multidisciplinares, teniendo en cuenta muchos aspectos del paciente; las tecnologías para identificar genes, la biopsia líquida… Son herramientas en investigación que en el futuro realmente tendrán un impacto para mejor».
La doctora sigue, eso sí, insistiendo en la importancia de actuar contra el tabaquismo, que pese a los cambios epidemiológicos sigue estando en el centro del riesgo de cáncer de pulmón. «Todavía está demasiado presente en la sociedad. Hay que hacer un esfuerzo por apoyar leyes antitabaco más severas y ayudar también a la deshabituación de las personas que fuman».
«Probablemente, en los próximos años no llegue una ‘cura mágica’ universal», reflexiona Ruiz, «pero sí que veamos más pacientes curados en fases tempranas y más pacientes que viven muchos años con la enfermedad controlada en fases avanzadas. El cáncer de pulmón está pasando, poco a poco, de ser una enfermedad casi siempre letal a ser, en muchos casos, una enfermedad crónica o curable si se detecta a tiempo».
Y concluye: «Las cifras globales pueden asustar, pero detrás de cada número hay una historia distinta. La combinación de prevención, diagnóstico precoz y medicina de precisión está cambiando esas historias, y lo está haciendo a un ritmo que, honestamente, hace 20 años ninguno de nosotros se habría atrevido a pronosticar”
Referencias
Sociedad Española de Oncología Médica (2025). . Las Cifras del Cáncer en España 2025. Consultado online en https://seom.org/prensa/el-cancer-en-cifras el 17 de noviembre de 2025.
