Publicado: noviembre 16, 2025, 2:08 am
«¡Enhorabuena! El año que viene cumplirás 18 años: un hito importante y un momento crucial para tu futuro. Por ello el Ministerio de Defensa ya te ofrece una oportunidad única: un año de servicio militar voluntario». El primer efecto que ha … tenido el envío de esas 149.000 cartas por parte del Gobierno belga es que los ciudadanos han descubierto que en realidad el servicio militar no fue eliminado legalmente, sino que su aplicación está «suspendida» desde 1994 hasta nueva orden. Tres décadas después, la sociedad belga ha recibido con cierta extrañeza este inequívoco mensaje que recuerda que la paz en Europa puede estar amenazada.
Como todo en este país, el mensaje ha sido enviado en las tres lenguas oficiales del país, 90.800 en neerlandés, 56.900 en francés y 925 en alemán, pero esta parece ser la única concesión a la afabilidad. En las redes sociales, los pocos jóvenes que han introducido el tema en sus discusiones se quejan de que la carta está escrita «en un tono exageradamente seco». Algunos han llegado a decir que a pesar de la oferta de 2.000 euros mensuales netos, «si fuera una oferta de trabajo, respondería muy poca gente».
Moroso en defensa
A pesar de albergar la sede de la OTAN y la del comando supremo aliado, Bélgica ha sido tradicionalmente uno de los países más morosos en sus gastos de defensa. Sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente en los últimos años. «Ha comenzado el tiempo de reconstruir nuestra defensa», dijo el ministro del ramo, Theo Francken, en un discurso ante los embajadores del país el pasado 7 de febrero. «Esto pondrá fin a lo que puedo llamar sin temor a equivocarme un ‘periodo de vergüenza nacional’. Un periodo en el que Bélgica no fue leal a su condición de miembro fundador de la OTAN, sino que actuó como el mayor oportunista de toda la alianza».
En septiembre, el Ministerio de Defensa preveía que tendría unas 3.500 respuestas positivas a esta primera carta. De ellos seleccionarán solo 500 que empezarán su formación a partir de septiembre de 2026, cuando hayan cumplido los 18 años. En total, cada uno de estos «reclutas» recibirá diez semanas de entrenamiento básico, y luego tendrán un adiestramiento especializado de entre una a tres semanas según la función específica a la que hayan sido destinados.
7.000
efectivos pretende reunir el Gobierno belga al terminar el programa completo.
En un país con una tasa de paro juvenil del 13,8% (‘Trading Economics’, septiembre de 2025), si se pregunta a jóvenes al azar en el metro de Bruselas, las respuestas varían. Algunos se atreven a confesar que se lo están «pensando», pero casi todos prefieren guardarse para sí la respuesta. De hecho, el proyecto de ley fue censurado por el Consejo de Estado precisamente porque suponía que el Ejército tenía acceso a innumerables datos personales de los jóvenes afectados. Al final tuvo que ser reformado para garantizar que solo se le proporcionaba al Ministerio de Defensa el nombre y apellidos, la fecha de nacimiento y la dirección. Y eso bajo la garantía de que esa información sería borrada una vez enviadas las misivas.
Hay incluso organizaciones que se han propuesto boicotear esta iniciativa del ministro Francken. ‘Service for Peace’ es una plataforma conjunta de varias organizaciones juveniles de sindicatos y partidos de izquierda que alerta sobre la posibilidad de que el Gobierno aproveche la precariedad económica de algunos jóvenes. Dicen que «la promesa de un salario elevado puede hacer que el mensaje militarista sea aceptable para una juventud fragilizada» y se proponen organizar charlas en los barrios para hacer que los jóvenes mediten antes de aceptar.
Bélgica se toma las cosas en serio
Sin embargo, el Gobierno tiene planes de continuar con este proyecto. Si en esta primera edición espera reclutar apenas a medio millar de jóvenes, también prevé que el número de plazas aumentará gradualmente hasta mil en 2027 y alcanzar 7.000 cuando el programa haya llegado a su velocidad de crucero. Teniendo en cuenta que las Fuerzas Armadas belgas cuentan con unos 35.000 hombres y mujeres como soldados profesionales, si funciona bien este sistema puede suponer un aumento de efectivos del 20%, que es una cifra más que relevante en estos tiempos.
Este dato, sin embargo, esconde un proyecto de rearme mucho mayor. El Ministerio de Defensa ha anunciado también que tiene intenciones de casi duplicar sus efectivos en 2035. Frente a los 500 jóvenes voluntarios, el Ejército ofrecerá 4.800 puestos para incorporarse como soldados profesionales o como funcionarios civiles. Bélgica se ha tomado las cosas en serio y ha enviado a Ucrania sus aviones F16 que ya han sido sustituidos por los más modernos F35 norteamericanos y planea construir una tercera fragata, todo ello en coordinación muy estrecha con el vecino, Países Bajos.
