Publicado: noviembre 6, 2025, 3:44 pm

Jeanine Áñez, presidenta de Bolivia entre 2019 y 2020, recuperó su libertad este jueves a las 10:58 de la mañana, hora boliviana, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anulara la sentencia de diez años en su contra por el caso Golpe … II, el proceso que la mantuvo en prisión durante casi cinco años. La salida del penal de Miraflores, en La Paz, se produjo en medio de alegría, abrazos y gritos de celebración de familiares y simpatizantes que aguardaban desde primera hora de la mañana.
«No me arrepiento de haber servido a la patria, sabía que iba a tener un costo», declaró Áñez al salir de la cárcel femenina de Miraflores. Enfatizó que en 2019 no hubo golpe y contó que estar en la cárcel fue «muy doloroso» y ahora sufre de «lagunas mentales».
El 20 de octubre de 2019, Bolivia celebró elecciones generales, hubo sospechas de un fraude que favorecía al Movimiento al Socialismo (MAS), partido de Evo Morales, con un margen suficiente para evitar una segunda vuelta.
Las protestas estallaron en todo el país, luego la misión de observación electoral de la OEA encontró «graves irregularidades» en el proceso. Evo Morales renunció el 10 de noviembre, junto con su vicepresidente Álvaro García Linera. El mismo día también renunciaron asambleístas afines.
El 12 de noviembre de 2019, Jeanine Áñez ingresó al Palacio Legislativo y proclamó: «Asumo de inmediato la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia». Su juramento se realizó sobre el argumento de que la Constitución establece la continuidad del Estado cuando las autoridades superiores renuncian o abandonan el país.
La Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) reconocieron la transición como válida. Sin embargo, el MAS calificó la sucesión de «golpe de Estado» y, tras su regreso al poder en 2020 con Luis Arce, avanzó en procesos judiciales contra Áñez y varios de sus exministros.
Áñez fue detenida en marzo de 2021 en Trinidad (Beni) y trasladada a La Paz. En junio de 2022 fue sentenciada a diez años de prisión por los delitos de «resoluciones contrarias a la Constitución» e «incumplimiento de deberes», bajo el argumento de que había asumido la Presidencia de forma irregular.
Falta de imparcialidad
La defensa insistió desde el inicio en que la exmandataria debía ser procesada en la vía de juicio de responsabilidades, reservada para exjefes de Estado, y no por la vía ordinaria. Además, cuestionó la falta de imparcialidad de los jueces.
Durante sus casi cinco años de encarcelamiento, Áñez denunció problemas de salud, restricciones de visitas, congelamiento de su renta como expresidenta y un aislamiento que, según su abogado Luis Guillén, «buscaba quebrarla emocionalmente».
Un Auto Supremo revisó la sentencia y concluyó que los jueces que condenaron a Áñez incurrieron en una «errónea subsunción penal», vulneraron los principios de legalidad y tipicidad y confundieron faltas políticas con delitos.
El documento afirma que la sucesión fue un acto de necesidad constitucional, no un golpe ni una usurpación. Además que la exmandataria actuó «para preservar la continuidad del Estado y evitar un colapso político y social».
El expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga celebró la resolución y afirmó que en Bolivia en 2019 «hubo fraude, renuncia y sucesión constitucional y la tramoya del golpe quedó desmontada».
Este jueves, pasadas las 10:00, se concretó la libertad. La exmandataria, visiblemente emocionada, saludó desde la puerta de Miraflores y confirmó que asistirá el sábado a la posesión del presidente electo Rodrigo Paz y el vicepresidente Edmand Lara. Permanecerá en La Paz hasta el domingo, antes de viajar a su ciudad natal, Trinidad.
Según su abogado, Áñez acumulaba nueve procesos penales ordinarios, pero solo uno llegó a tener sentencia. Los demás, explica Luis Guillén, «fueron reconducidos a la vía de juicio de responsabilidades.
Además anunció que evaluarán acciones legales por reparación de daños y responsabilidades penales. Pedirá una auditoría al Consejo de la Magistratura para revisar todos los casos que se iniciaron contra Áñez.
La liberación de Jeanine Áñez llega en un momento crucial para Bolivia, en vísperas del cambio de gobierno, de izquierda a derecha. Para la oposición es un acto de justicia tardía; para sectores afines al MAS, un «retroceso histórico». Para el TSJ, según su presidente, se trata de «rectificar errores y garantizar el debido proceso».
