Publicado: noviembre 5, 2025, 2:03 am

El vuelco político en Nueva York se confirmó el martes por la noche: Zohran Mamdani, el joven socialista que se ha convertido en la sensación política estadounidense este año, será a partir del próximo enero el alcalde de la mayor ciudad de EE.UU. … y su capital económica y cultural. Mamdani, alguien desconocido para el votante medio hace solo unos meses, será además el primer alcalde musulmán de la Gran Manzana (o de cualquier otra gran ciudad del país).
A falta de que concluyera el recuento, las proyecciones de los grandes medios daban por ganador a Mamdani hacia las nueve y media de la noche (tres y media de la mañana del miércoles en España), una hora y media después de que cerraran los colegios electorales en la Gran Manzana.
El resultado confirmaba el ascenso improbable del candidato socialista, de 34 años, que ha sabido utilizar su mensaje populista de izquierdas en las aguas turbulentas de la política de EE.UU.: la conmoción por la agresividad de Donald Trump en su regreso al poder, el hastío con el coste disparado de la vida en Nueva York, el hambre por un mensaje de cambio y la desafección con el ‘establishment’ del Partido Demócrata.
«Es el momento para un día nuevo en nuestra política», proclamó Mamdani cuando acudió a depositar su voto unas horas antes en Astoria, el barrio del distrito de Queens en el que vive. Allí aseguró que es hora de «decir adiós a la política del pasado y de inaugurar una nueva era para esta ciudad, en la que no decidiremos el tamaño de las crisis a las que nos enfrentamos, sino la manera en la que las respondemos».
Esa manera es con propuestas indisimuladamente izquierdistas, que han sacudido a amplios sectores de la ciudad y que ahora sudará para llevar a cabo: congelamiento de buena parte de los alquileres, gratuidad de los cuidados infantiles de 0 a 5 años, autobuses gratis, aumento de los impuestos a las rentas más altas y a las empresas o tiendas de comestibles públicas.
Mamdani forma parte de una formación muy izquierdista dentro de los demócratas
El nuevo alcalde tendrá también que demostrar que la moderación de su mensaje durante la campaña no ha sido solo una estrategia electoral. Mamdani forma parte de los Demócratas Socialistas de América (DSA) una formación muy izquierdista dentro de los demócratas, que aboga por políticas extremistas como los recortes a la policía, la salida de la OTAN o las puertas abiertas para la inmigración.
Entre sus debilidades políticas han estado su activismo en las protestas antiisraelíes por la guerra en Gaza, en las que usó eslóganes como ‘globalizar la intifada’ o ‘desde el río hasta el mar, Palestina será libre’. También calificó a la policía de «racista» durante las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd en 2020 y defendió los recortes presupuestarios a la policía. En campaña, ha matizado o abandonado esas posiciones.
La victoria de Mamdani es también la derrota de ese’establishment’ demócrata, representado por su gran rival en esta cita con las urnas: Andrew Cuomo, el exgobernador del estado de Nueva York.
Cuomo, que dimitió de ese cargo en 2021 en medio de un escándalo de acusaciones de agresiones sexuales, concurrió en las primarias del pasado junio como el candidato del partido, con el apoyo de sus grandes donantes. Los votantes demócratas le pegaron una voltereta y eligieron a Mamdani, que hizo del coste de la ciudad su mensaje principal y de Cuomo el centro de sus ataques.
Pero Cuomo decidió seguir en campaña y se presentó como independiente, en un intento de aglutinar el voto ‘anti Zohran’. Pero ni la retirada de otro candidato independiente -Eric Adams, el actual alcalde, afectado por los escándalos de corrupción- ni el apoyo de última hora de Trump -pidió a los republicanos que fueran en masa a votar a Cuomo y no al candidato de su partido, Curtis Sliwa- han doblegado a Mamdani.
La victoria del socialista abre un nuevo ciclo político en Nueva York -esperanzador para algunos, desolador para otros-, pero también más allá. Primero, porque Mamdani y su discurso son el enemigo perfecto para los ataques de Trump contra los demócratas. Y, además, porque la victoria del socialista renovará el debate en su partido: los izquierdistas del Partido Demócrata la utilizarán para reivindicar que su camino, y no el de la moderación, es el que hay que seguir para enfrentarse a Trump y a los republicanos.
