Publicado: octubre 12, 2025, 4:27 am

El presidente de Taiwán, William Lai Ching-te, ha exigido a China que renuncie a emplear la fuerza militar contra la isla durante su discurso con motivo del dÃa nacional, celebrado este viernes. Pero, por si acaso, el mandatario ha tenido a bien aprovechar … la ocasión para confirmar un marcado incremento de la inversión en defensa y, también, la construcción de un sistema de defensa aérea llamado «Cúpula-T».
«Aceleraremos la construcción de la ‘Cúpula-T’, estableceremos un sistema de defensa aérea en Taiwán con múltiples capas, detección de alto nivel e intercepción efectiva, y tejeremos una red de seguridad para proteger las vidas y los bienes de los ciudadanos», ha asegurado Lai, ante los aplausos de la multitud congregada ante la Oficina Presidencial en Taipéi.
Se trata de la primera mención pública de este mecanismo, del que no se conocen más detalles que el nombre, y se cree inspirado tanto en la Cúpula de Hierro israelà como en la Cúpula Dorada anunciada por Donald Trump para Estados Unidos el pasado mes de mayo. En la actualidad, las defensas aéreas de Taiwán emplean principalmente misiles Patriot estadounidenses y Sky Bow de fabricación doméstica.
A este proyecto irá a parar gran parte del incremento del presupuesto en defensa «según la definición de la OTAN», elevando el 2,5% actual al 3% en 2026 y al 5% para 2030, un compromiso en lÃnea con las exigencias de Trump y ratificado por Lai hoy, con una causalidad meridiana.
«El aumento del gasto en defensa tiene un propósito; es una necesidad clara para contrarrestar las amenazas del enemigo y una fuerza impulsora para el desarrollo de nuestras industrias de defensa», ha señalado.
El territorio ha celebrado este 10 de octubre su dÃa nacional con varios actos, entre ellos un desfile militar que ha atravesado las calles centrales de Taipéi. La fecha elegida conmemora el levantamiento de Wuchang que en 1911 inició la Revolución Xinhai, provocando la caÃda de la DinastÃa Qing e instaurando en su lugar la República de China. Esta quedó limitada a Taiwán, donde se refugiaron las huestes nacionalistas de Chiang Kai-shek tras su derrota en la guerra civil ante los comunistas, que en 1949 fundaron en PekÃn la República Popular.
Desde entonces el régimen considera a la isla, independiente de facto, una provincia rebelde a la que nunca ha renunciado a sofocar por la fuerza. «Al mirar atrás a la II Guerra Mundial, vemos que muchos experimentaron el sufrimiento de la guerra y el dolor de la invasión. Debemos aprender de estas lecciones y asegurarnos de que las tragedias de la historia nunca se repitan», ha apuntado el presidente taiwanés, añadiendo que su Gobierno «trabajará para garantizar la paz y la estabilidad».
Cuentas pendientes
China, sin embargo, ha rechazado su invitación al diálogo con la fiereza acostumbrada. «El discurso de Lai ha distorsionado lo correcto y lo incorrecto, ha propagado falacias sobre la independencia y la secesión de Taiwán, y tergiversó y desafió los hechos históricos y el consenso internacional, exponiendo una vez más su naturaleza obstinada como alborotador, creador de peligros y promotor de la guerra», ha asegurado el portavoz de Exteriores, Guo Jiakun, durante la rueda de prensa diaria del organismo.
El representante gubernamental ha reiterado su advertencia y con ella el espectro de un conflicto: el intento de la Administración Lai de «resistir la reunificación […] solo arrastrará a Taiwán a una peligrosa situación de guerra». No resulta novedosa la lindeza: cuando esta semana Lai defendió que Trump merecerÃa el Nobel de la Paz si consigue que Xi Jinping abandone la amenaza de una invasión, la Oficina China de Asuntos de Taiwán le acusó de estar «prostituyéndose».
En los últimos años, además, China ha iniciado otro tipo de respuestas a los supuestos agravios, en forma de maniobras militares que ensayan el bloqueo de la isla que acompañarÃa a un hipotético asalto anfibio. Estos ejercicios, cada vez más recurrentes, podrÃan llegar a enmascarar una invasión real, advertÃa el ministerio de Defensa en su informe bianual publicado esta semana. «Mediante acciones militares tanto convencionales como no convencionales, su objetivo es poner a prueba sus capacidades para atacar a Taiwán y enfrentarse a fuerzas extranjeras», incidÃa el documento.
Está por ver, por tanto, si esta intervención de Lai desata una nueva movilización. A diferencia del año pasado, el presidente evitó retratar a China y Taiwán como dos entidades «no mutuamente subordinadas entre sû, a ojos del furibundo régimen un llamado implÃcito a la independencia. «Es poco probable que China realice ejercicios militares», asegura un informe de la consultora Eurasia. «PekÃn tomará nota de la retórica moderada de Lai y probablemente se abstendrá de mostrar fuerza como resultado. Además, PekÃn sigue motivado por la perspectiva de un acuerdo comercial y una reunión entre lÃderes con Washington». Lai, pues, ha ganado un dÃa más.
