Publicado: agosto 25, 2025, 4:00 pm
En España, lo cierto es que los ciudadanos tenemos muy interiorizado lo de ‘ventilar’ bien la casa, aunque en muchos casos no sabemos el impacto positivo que este gesto diario puede llegar a tener en nuestra propia salud general, y respiratoria en particular.
Y es que abrir puertas y ventanas no sólo repercute en eliminar el calor acumulado en exceso, por ejemplo, sino que tiene mucho que ver con las sustancias tóxicas que pululan por el ambiente y que, en concentraciones importantes, pueden provocarnos alergias y algunos problemas respiratorios evitables. Si mantenemos la puerta de la habitación cerrada, vamos a empeorar el ambiente.
Una puerta cerrada y la concentración de CO2
La costumbre de abrir puertas y ventanas, tan nuestra, no sólo nos sirve para eliminar olores y un exceso de calor en un habitáculo concreto. Según un estudio del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y UnaBiz, es fundamental que los ciudadanos nos concienciemos de la importancia vital de que el aire en el interior de las casas sea de calidad.
¿La razón de esta recomendación? Que el aire que respiramos en los espacios cerrados va a tener repercusiones directas en la salud general y en la calidad de vida. Cuando una puerta permanece cerrada, más especialmente por las noches, las concentraciones de contaminantes como el CO2 aumentan considerablemente.
Los niveles altos de CO2 (por encima de 900 ppm) van a repercutir sà o sà en nuestra sistema respiratorio, haciéndonos más vulnerables a alergias e, incluso, a que se desencadene el asma.
Contaminantes del aire y problemas cognitivos. ¿Cuál es la relación?
Los expertos añaden que la falta de ventilación adecuada no sólo va a afectar a nuestro aparato respiratorio, sino que también puede incidir negativamente al aumentar el riesgo de padecer demencia. A los problemas cognitivos, la mala calidad del aire que respiramos suma dificultades para el descanso e insomnio.
El estudio mencionado anteriormente ha puesto de manifiesto la drástica diferencia en cuanto a concentración de CO2 en una habitación ventilada por la noche, con respecto a la que se mantenÃa con la puerta cerrada. Con estos datos, la idea es llamar la atención de los ciudadanos sobre la importancia clave de mejorar la calidad del aire en los hogares, que puede conseguirse con gestos tan fáciles como abrir una puerta.
Según explican los responsables de la investigación, «la concentración máxima de CO2 durante el periodo de pernocta, con la puerta cerrada, llegó a ser tres veces superior comparada con la noche en que la puerta permaneció abierta. Durante los periodos de ocupación (con un promedio de estancia de 8 horas y 50 minutos), todos los promedios de concentración superaron las 1000 ppm, alcanzando incluso 2500 ppm durante 9 horas continuadas».