Publicado: agosto 19, 2025, 9:35 pm

China ha reforzado su estrategia para convertirse en una potencia deportiva global, con un crecimiento sostenido en infraestructura, práctica ciudadana e impacto económico.
Según el balance de la polÃtica nacional de promoción del deporte, presentado este martes por la Oficina de Información del Consejo de Estado, el paÃs alcanzó 4.230 millones de metros cuadrados de instalaciones deportivas tras expandir en 1.100 millones sus recintos en los últimos cinco años.
El director de la Administración General del Deporte, Gao Zhidan, subrayó que el sector «se ha centrado en el desarrollo de alta calidad y en la innovación de las reformas», destacando el papel del deporte en la cohesión social y el crecimiento económico.
En paralelo, el número de instructores de ejercicio fÃsico certificados ascendió a 3,71 millones, mientras que el porcentaje de ciudadanos que realizan deporte de manera regular alcanzó el 38,5% de la población, un incremento clave en la meta de consolidar hábitos saludables.
El impacto económico también ha sido significativo. En 2023, el valor añadido de la industria deportiva se situó en 1,49 billones de yuanes (207.000 millones de dólares), lo que representó el 1,15% del PIB nacional. El tamaño global del sector alcanzó los 3,67 billones de yuanes (511.000 millones de dólares), con un crecimiento promedio del 10,3 % anual en el último lustro.
La transformación hacia los servicios deportivos fue otro factor destacado: su peso en la industria pasó del 68,7% en 2020 al 72,7% en 2023. Además, en 40 ciudades piloto, el gasto en consumo deportivo creció en más de 100.000 millones de yuanes (14.000 millones de dólares), impulsado por nuevas instalaciones públicas que acercan el deporte a la vida cotidiana.
Estos avances responden a las metas del 14º Plan Quinquenal (2021-2025), con el que PekÃn busca consolidar a China como lÃder en el deporte mundial. No obstante, el paÃs encara retos como la mejora de la gobernanza en disciplinas masivas como el fútbol y la necesidad de convertir la inversión en infraestructuras en una práctica ciudadana sostenida.