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Trump logra la paz entre Armenia y Azerbaiyán mientras da vía libre a Netanyahu en Gaza

Publicado: agosto 8, 2025, 8:34 pm

El acuerdo es clave porque marca el retroceso de la influencia rusa en el Cáucaso Sur, una región estratégica para rutas de energía y transporte que evitan pasar por los dominios de Moscú. Con su atención centrada en Ucrania, Rusia pierde capacidad de mediación frente a un acuerdo auspiciado por EE.UU., que refuerza lazos con Armenia y Azerbaiyán y desplaza a Moscú de un papel que ejerció durante décadas.

El acuerdo mediado por Trump incluye el desarrollo de un corredor comercial gestionado por operadores estadounidenses, que conectará el territorio continental de Azerbaiyán con su enclave de Najicheván atravesando Armenia. Con este gesto, Trump consolida la influencia de Washington en el Cáucaso Sur, desplaza a Rusia del papel de mediador y abre la puerta a una mayor integración regional, desde la normalización de relaciones entre Turquía y Armenia hasta la posible adhesión de Azerbaiyán a los Acuerdos de Abraham, de establecimiento de lazos políticos con Israel.

Un alto funcionario de la Administración Trump señaló ayer en conversación con la prensa que, en el pasado, «bajo la apariencia de misiones de paz, ha habido fomento de la guerra», en referencia al dominio ruso en la región. Según explicó, Trump «cambió el marco» y «sacó la política de la ecuación» para que «la prosperidad comercial garantice la paz». Recordó esa misma fuente que, hoy, «todo el flujo desde el Cáucaso hacia Europa pasa por Rusia e Irán», y que una ruta de transporte que conecta China con Europa a través de Asia Central y el Cáucaso Sur forma parte del plan estadounidense para abrir corredores comerciales que eviten a ambos países.

Es relevante que incluso en este acuerdo, que pone fin a un conflicto tan largo, se incluyan negociaciones para normalizar las relaciones con Israel, algo que Trump ya ha conseguido con Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Baréin, Marruecos y Sudán.

Dar un paso drástico

La estrategia de la Casa Blanca se mantiene como un apoyo claro a Israel, sin apenas matices, incluido el reciente plan aprobado por el gabinete de Benjamin Netanyahu para ocupar militarmente Gaza. Donald Trump ha optado por dejar que sea Israel quien tome sus propias decisiones sobre el enclave, con mínima interferencia. Preguntado esta semana sobre una posible ocupación total, respondió: «Va a depender en la práctica de Israel».

Fuentes en la Casa Blanca aseguran que Netanyahu no ve margen para un alto el fuego integral y cree que solo la presión militar forzará a Hamás a ceder. «No estamos dispuestos a quedarnos en el limbo actual ni a rendirnos a sus exigencias; solo queda una opción, dar un paso drástico», dijo un asesor.

El alto funcionario estadounidense explicó que Trump quedó conmocionado por un vídeo de Hamás en el que un rehén israelí cavaba su propia tumba, lo que refuerza su decisión de no criticar públicamente una operación militar a gran escala. La misma fuente señaló que la Administración no respalda una anexión israelí de partes de Gaza.

En paralelo, la Casa Blanca ha diseñado un plan humanitario que Trump discutió el lunes con su enviado especial, Steve Witkoff. El objetivo es multiplicar por cuatro los centros de asistencia de la Fundación Humanitaria de Gaza, de 4 a 16, en el norte y el centro del territorio, donde serían reubicados los palestinos desplazados, y aumentar de forma significativa la financiación. Washington insiste en que no «tomará el control» de la ayuda, aunque prevé ampliar su papel. Organismos internacionales y la ONU han reclamado que, en lugar de reforzar la fundación, se presione a Israel para reabrir los canales previos de asistencia, en gran parte cerrados.

El secretario de Estado, Marco Rubio, respaldó que Israel debe decidir por sí mismo sus avances militares, pero advirtió de que la crisis tiene tres dimensiones. «La primera es la humanitaria, que acapara la mayor parte de la cobertura mediática. Estados Unidos está preparado para contribuir a cualquier esfuerzo real que lleve comida, medicinas y ayuda vital a la población de Gaza».

La segunda, añadió, es la situación de los 20 rehenes israelíes retenidos bajo tierra y privados de comida, fuera del foco mediático. «La tercera es que, mientras Hamás exista como organización armada, nunca habrá paz en Gaza. Su razón de ser es destruir Israel y expulsar a todos los judíos de Oriente Próximo».

Rubio subrayó que no basta con atender la dimensión humanitaria y alertó de que Hamás cree que está ganando la «guerra de las relaciones públicas», lo que refuerza su negativa a hacer concesiones.

Otro golpe para el Kremlin

A esta postura se sumó el vicepresidente, J.D. Vance, de visita en el Reino Unido. Tras reunirse con el ministro británico de Exteriores, David Lammy, reconoció que existen discrepancias con Londres, en especial sobre un posible reconocimiento del Estado palestino. «Obviamente, el Reino Unido tomará su decisión. Nosotros no tenemos planes de reconocer el Estado palestino. No sé qué significaría realmente reconocerlo dada la falta de un gobierno funcional allí». Vance señaló que, aunque ambos gobiernos buscan poner fin a la guerra, pueden diferir en el modo de lograrlo. El encuentro incluyó conversaciones sobre la decisión del gabinete de seguridad israelí de tomar el control de Gaza capital, la guerra en Ucrania y la agenda comercial y tecnológica bilateral.

En la Casa Blanca se reunieron el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en el encuentro promovido por Trump para avanzar hacia el tratado de paz. La agenda incluyó reuniones bilaterales con cada mandatario y una firma trilateral de una hoja de ruta para la paz, así como acuerdos de cooperación económica, energética e infraestructura. El plan contempla además la retirada conjunta de ambos países del Grupo de Minsk de la OSCE, que Moscú copresidía, otro golpe para el Kremlin. Trump se verá la semana que viene con Vladímir Putin ante las resistencias de este de sellar una paz en Ucrania.

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