Publicado: agosto 7, 2025, 6:24 pm

Por Fabián Pizarro Arcos*
Entre el 31 de julio y el 2 de agosto, Santiago de Chile se transformó en el epicentro del estudio de China en América Latina. Durante esos tres días se celebró el Segundo Congreso de Sinólogos Latinoamericanos, una instancia que no solo reunió a académicos y especialistas del continente (Chile, Perú, México, Ecuador, Argentina, Brasil), sino que también reforzó los vínculos intelectuales, culturales y diplomáticos con la República Popular China.
Este evento, organizado por el Centro Mundial de Sinología de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing y su Consejo Sino-latinoamericano es mucho más que una cita académica: es el reflejo de una necesidad urgente de comprender a China desde una mirada latinoamericana, a la vez que representa una oportunidad para consolidar un campo del conocimiento estratégico, aún poco desarrollado en la región y con enorme potencial.
¿Qué es la sinología y por qué importa?
La sinología, en su definición más amplia, es el estudio de China: su lengua, cultura, historia, filosofía, política y relaciones internacionales. Pero en el siglo XXI, ser sinólogo implica mucho más que leer a Confucio o estudiar caracteres chinos antiguos. Implica entender el pensamiento estratégico del Partido Comunista, analizar el rol de China en la economía global, evaluar su impacto en el cambio climático, y descifrar su influencia cultural en el mundo digital.
Para América Latina, la sinología tiene un valor geopolítico incalculable. En las últimas dos décadas, China se ha convertido en el principal socio comercial de gran parte de los países de la región, incluyendo Chile. Además, es un actor clave en inversiones, financiamiento de infraestructura, tecnología y cooperación científica.
Sin embargo, este acercamiento económico ha sido mucho más veloz que nuestra capacidad de comprender a fondo a China. En otras palabras, nos vinculamos comercialmente con un país cuyo sistema político, su visión del mundo y su lógica cultural aún desconocemos profundamente.
Los desafíos de la sinología en América Latina
En este contexto, la sinología enfrenta desafíos estructurales y coyunturales en América Latina. A nivel estructural, existe una falta de institucionalización académica: muy pocas universidades cuentan con centros dedicados exclusivamente a estudios chinos o asiáticos.
Además, la sinología latinoamericana todavía no logra posicionarse en el debate público, ni influir de manera significativa en la formulación de políticas exteriores. Las decisiones sobre las relaciones con China suelen estar dominadas por intereses económicos, dejando de lado el análisis profundo sobre las implicancias políticas, culturales y estratégicas de ese vínculo.
Otro desafío importante es la falta de redes regionales sólidas entre sinólogos. A diferencia de otras regiones como Europa o América del Norte, donde existen asociaciones consolidadas, publicaciones periódicas y cooperación académica sostenida, en América Latina la sinología ha sido una labor solitaria o nacional. Esta situación ha comenzado a cambiar en los últimos años, y el Congreso celebrado en Chile es una clara señal de ese cambio y lo celebramos.
Un congreso para articular una visión latinoamericana sobre China
El Segundo Congreso de Sinólogos Latinoamericanos ha sido una respuesta concreta a estos desafíos. Realizado en Santiago de Chile, este encuentro convocó a académicos, investigadores, diplomáticos, estudiantes y representantes de instituciones culturales y gubernamentales, tanto de América Latina como de China. El congreso permitió el intercambio de ideas, experiencias y metodologías, promoviendo un diálogo que trasciende fronteras.
El congreso fue una oportunidad para visibilizar el trabajo de nuevas generaciones de sinólogos, muchos de ellos jóvenes investigadores que han estudiado en China y que ahora buscan replicar y adaptar ese conocimiento en sus países. Su presencia muestra que la sinología en la región tiene futuro, pero ese futuro depende del apoyo institucional, la cooperación académica y la voluntad política.
Chile como puente entre América Latina y China
La elección de Chile como sede del congreso no fue casual. El país ha mantenido relaciones diplomáticas con China desde 1970, siendo uno de los primeros en América Latina en reconocer a la República Popular. Este 2025 ambos países cumplen 55 años de relaciones diplomáticas.
Desde entonces, los vínculos se han intensificado, especialmente en el ámbito económico. Si bien hay avances en los últimos años en el ámbito académico y cultural, han quedado rezagado, y es justamente allí donde eventos como este congreso pueden marcar un punto de inflexión.
Chile tiene la oportunidad de convertirse en un centro regional de estudios chinos, aprovechando su tradición diplomática, su estabilidad institucional y su creciente interés por la cooperación internacional. Para lograrlo, es necesario fortalecer las alianzas entre universidades, centros de estudio y organismos estatales, así como promover el aprendizaje del idioma chino desde etapas tempranas en la educación.
Tal vez este sea uno de los mayores desafíos que enfrente el recién creado Consejo Sino-Chileno, que estará presidido por Fernando Reyes Matta y que tendrá a quien suscribe como secretario general.
Chile sin duda puede desempeñar un rol clave en la coordinación de redes regionales de sinólogos, fomentando la colaboración entre países y promoviendo publicaciones conjuntas, seminarios, y proyectos de investigación que aborden los temas más urgentes de la agenda China-América Latina: cambio climático, desarrollo sustentable, infraestructura, digitalización, inteligencia artificial, y relaciones multilaterales.
Hacia una sinología estratégica
En definitiva, el Segundo Congreso de Sinólogos Latinoamericanos ha demostrado que existe una masa crítica de académicos y profesionales comprometidos con el estudio serio y riguroso de China en nuestra región. Pero para que esta sinología se convierta en una herramienta estratégica, es necesario que trascienda el ámbito académico y se articule con las políticas públicas, los medios de comunicación, el sector privado y la sociedad civil.
Comprender a China no puede seguir siendo una tarea marginal en nuestros países. En un mundo multipolar, con tensiones crecientes entre potencias y con desafíos globales compartidos, América Latina necesita entender a sus socios estratégicos desde el conocimiento y no desde la improvisación. Y para eso, necesitamos una sinología fortalecida, crítica, latinoamericana.
El camino está trazado. Ahora, corresponde a las universidades, los gobiernos y la comunidad académica dar los siguientes pasos. El congreso en Chile ha sido un avance significativo, pero no puede ser un hecho aislado. Que sea, más bien, el punto de partida de una nueva etapa: una sinología desde el Sur Global, que contribuya a construir un mundo más equilibrado, más justo y más informado.
*Periodista, director ejecutivo del proyecto «Efecto China» de Radio Cooperativa y secretario general del Consejo Sino-Chileno de Sinología.