Publicado: abril 27, 2025, 10:27 am
Desde la pole, sin fisuras ni dejar que nadie discutiera su indiscutible hegemonía en un fin de semana fantástico e inolvidable para sus intereses, el palaciego José Antonio fue el rey de Moto3 en el Gran Premio de España del circuito Ángel Nieto de Jerez de la Frontera logrando una victoria rotunda, de más de cuatro segundos de ventaja sobre el segundo clasificado. Fue siempre primero, desde la salida a la meta, como mejor prueba de su arrollador dominio. Este triunfo, el tercero de la temporada para el sevillano, le permite recuperar el liderato del Mundial y aventajar en cuatro puntos al segundo del escalafón, Piqueras . Kelso completaba el podio de una carrera marcada por el control de un Rueda inabordable para el resto de sus rivales. Se desquitaba así del abandono obligado en Qatar (rotura de motor) y de su ausencia el año pasado en Jerez, cuando la apendicitis de la que fue operado en el Gran Premio de Estados Unidos, en Austin, le impidió competir en casa. Piqueras adelantó una posición en la parrilla y aprovechó para ponerse desde el inicio a rueda del palaciego, que se empeñaba en estirar el grupo mientras se sucedían las caídas en las dos primeras vueltas. Entre ellas, las de Almansa y Muñoz (relegado a la cola de la parrilla por sanción en la Q2) por culpa de Moodley, que los atropelló sin realizar la trazada de la curva seis. Una acción que pasó a ser objeto de investigación mientras en cabeza de carrera, con Rueda liderando, ocho pilotos se agrupaban en busca de las primeras posiciones. Piqueras, Carpe y Kelso estaban a la caza del sevillano y el australiano registraba la vuelta rápida. El plan del sevillano era quebrar la carrera y escaparse, así de simple y de difícil. No quería adversarios atosigándole, pero Piqueras y Kelso no renunciaban a adelantarlo , especialmente el oceánico, con el mejor ritmo de todos. Yamanaka se quedada más rezagado y el podio, a falta de trece vueltas para el final, un mundo, ya se iba configurando. Más de un segundo separaban al terceto del japonés, que se agrupaba con Carpe, Furusato, Adrián Fernández y Pini. Sereno, sin errores y constante, muy lineal, a Rueda no le temblaba el pulso mientras trataba de abrir hueco sobre el resto. Lo acabaría consiguiendo. En el ecuador de la prueba, le sacaba dos décimas a Kelso y Piqueras, con la carrera ya rota. Porque entre el tercero y el cuarto, Yamanaka, la diferencia se acercaba ya a los dos segundos. El statu quo se mantenía, vuelta a vuelta, giro a giro: Rueda, Kelso y Piqueras . El australiano, como enlace entre el segundo y el primero del Mundial. Muñoz, a mitad de la carrera, renunciaba a seguir por daños en la moto tras la salida. Rueda fijaba otra vuelta rápida a ocho del final (1:44.393) y poco a poco ampliaba la ventaja sobre sus perseguidores hasta que definitivamente rompió la carrera. A falta de cuatro vueltas, se distanciaba en más de dos segundos y medio de Kelso y Piqueras, que en un par de giros perdieron en torno a un segundo sobre el palaciego en su porfía por la segunda plaza. Una lucha de la que se benefició el piloto de Los Palacios y Villafranca. La regularidad de Rueda era abrumadora , rodando en 1:44.5 y disparado hacia una victoria arrolladora que no peligró en ningún momento y se olfateaba desde el viernes, cuando fue el más rápido en la práctica oficial. La distancia aumentaba hasta los cuatro segundos y, con la certeza de que suyo era el triunfo, la emoción se concentraba entonces en la disputa por la segunda posición en una lucha continua y sin tregua entre Kelso y Piqueras , que adelantó al australiano en la última curva que precedía a la vuelta definitiva. Kelso lo aventajaba después, en la cinco, pero Piqueras lo sobrepasaba en la seis y aseguraba la segunda plaza para evitar que se abriera una brecha mayor en el Mundial. Cuando se bajaron de sus motos, Rueda y Piqueras se abrazaron deportivamente y se fueron juntos a la curva Nieto Peluqui, donde se acumulaba la afición española. Allí festejaron en una imagen para la historia. Al palaciego, al término de la carrera, se le dibujaba una enorme sonrisa y casi le faltaban las palabras de la emoción. «Es increíble. Mi primera victoria en Jerez, en casa, sabe especial. Es como un sueño y ahora quiero disfrutarla con toda la gente . Aquí está la mejor afición que sigue las carreras. Me quedo sin palabras, estoy súper emocionado, muy contento. Gracias a mi familia, que siempre me ha apoyado en todo este tiempo, y a todo mi equipo, que hace que esto sea factible. Quiero disfrutar de este día», decía Rueda antes de subirse al primer cajón del podio, recoger el trofeo que lo acreditaba como ganador en Jerez (un catavino) y escuchar los acordes del himno nacional.