Publicado: abril 23, 2025, 5:00 am
Los días de calor, en los que el sol es especialmente intenso (que en España son más que habituales en verano), lo único que se puede hacer es buscar sombra, aprovechar las horas punta para echarse una siesta esperando que bajen las temperaturas y beber mucha agua. Este líquido se convierte en la mejor solución, para refrescarse, pero también para mantenerse bien hidratado. Un líquido que podemos encontrar embotellado en todos los bares y cafeterías, pero que también podemos obtener directamente del grifo, aunque la calidad no sea la misma en todos los lugares.
Así, depende del gusto de cada persona tomar agua embotellada o del grifo. No son pocas las personas que prefieren optar por la embotellada, porque consideran que tienen más minerales, otros optan por el agua del grifo, porque la que viene en recipientes no tiene el ‘sabor’ que ellos esperan. El agua es una sustancia incolora, inodora e insípida, pero también fundamental para la vida, lleva nutrientes y oxígeno a las células, lubrica las articulaciones, previene el estreñimiento, mantiene la piel sana, mejora la mente y el estado de ánimo… El agua, no obstante, no está libre de peligros y es a causa de la acción del hombre, cada vez más, ríos y lagos se están convirtiendo en el caldo de cultivo de bacterias superresistentes.
¿El agua contiene antibióticos?
Son varios los estudios que han encontrado la presencia de medicamentos en masas de agua, que llegan ahí a través de las excreciones humanas y animales tras su consumo, pero también por una mala o inadecuada eliminación de los mismos. Una investigación liderada por la Universidad de York ha detectado la presencia de medicamentos en ríos, lo que podría afectar a los organismos acuáticos y, potencialmente, a los seres humanos. Han sido varios los ríos analizados y entre ellos destaca como el peor de Europa uno español: el Manzanares. Entre los medicamentos encontrados hay también algunos antibióticos, lo que puede favorecer la aparición de superbacterias resistentes a estos medicamentos.
Son las platas de tratamientos de agua las que evitan que esos antibióticos estén presentes en el agua del grifo, incluso si en origen se encontraban en los ríos y lagos que son origen de la misma. A pesar de ello, se continúa investigando para encontrar la manera de eliminar por completo los restos de antibióticos del agua, reduciendo así el riesgo de desarrollar resistencia a los mismos, un problema que cada vez es más real. Investigadores del Instituto IMDEA Energía, en colaboración con la Universidad de Granada, han desarrollado nuevos catalizadores, tal y como recogen en El Español, que descomponen estos antibióticos con ayuda de la luz solar.
Un gran paso en la búsqueda de una solución sostenible a la hora de eliminar estos residuos y que, de momento, parece estar dando resultados satisfactorios, siendo capaz de eliminar la sulfametazina (antibiótico muy usado en la industria ganadera) en aguas residuales en tan solo 3 horas de irradiación con luz visible.
Superbacterias, ¿qué son?
A lo largo de los años, los antibióticos se han empleado para combatir las bacterias que causan enfermedades, pero de un tiempo a esta parte han perdido parte de su efectividad contra algunos tipos, la manera en la que hemos estado empleando los antibióticos, su uso y abuso, ha hecho que se estén creando superbacterias, que son cepas de bacterias resistentes a varios tipos de antibióticos, por lo que no es posible eliminarlas como hasta el momento.
Si las personas toman antibióticos cuando no es necesario, las bacterias resistentes a los medicamentos seguirán prosperando y propagándose, incluso compartiendo esa resistencia con otras bacterias. «Las infecciones bacterianas que fueron tratables por décadas ya no responden a los antibióticos, incluso a los más nuevos», señala el doctor Dennis Dixon, un experto de los National Institutes of Health en enfermedades bacterianas y fúngicas. «El tratamiento de las infecciones con antibióticos es algo que queremos preservar para las generaciones futuras, por lo que no se debe abusar de ellos», señala la doctora Julie Segre, investigadora de los NIH.
Una forma de frenar la creación de nuevas superbacterias es prevenir las infecciones, tomando las medidas necesarias para evitarlas, como tomando los medicamentos tal y como los profesionales nos informan, recibiendo las vacunas recomendadas, manteniendo una buena higiene de manos… en definitiva, reduciendo el riesgo.
Referencia
Protégete de las superbacterias. (s. f.). Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/infectious-diseases/expert-answers/superbugs/faq-20129283
Detengamos la propagación de las superbacterias. (2023, 10 marzo). Los Institutos Nacionales de Salud. https://salud.nih.gov/recursos-de-salud/nih-noticias-de-salud/detengamos-la-propagacion-de-las-superbacterias