Publicado: marzo 7, 2025, 12:08 pm
Brad Sigmon, estadounidense de 67 años, fue condenado a muerte en 2001 por matar a los padres de su expareja con un bate de béisbol. 24 años más tarde, este viernes el 7 de marzo, se convertirá en la primera persona en Carolina del Sur en ser ejecutada por un pelotón de fusilamiento desde que el método fue aprobado por la Corte Suprema en julio de 2024 y el primero en quice años en Estados Unidos.
Desde 1976, sólo tres presos han sido ejecutados de esta forma en Estados Unidos. En todos los casos estas ejecuciones tuvieron lugar en el estado de Utah y la última se llevó a cabo en 2010.
Antes del día de los hechos, Sigmon y su expareja, Rebecca Barbare, vivían juntos en una pequeña caravana cerca de la vivienda de los padres de ella. Todo transcurría con normalidad hasta que, a principios de 2001, se rompió su relación y Rebecca se mudó a casa de sus padres. Desde ese momento, Sigmon comenzó a obsesionarse con ella, hasta el extremo de acosarla, ya que sospechaba que podría estar con otro hombre.
El día del juicio, Sigmond confesó los asesinatos y admitió su culpabilidad en el juicio. «Damas y caballeros del jurado, soy culpable», admitió. «No tengo excusa para lo que hice -continuó- Es mi culpa y no trató de culpar a nadie más por esto, y lo siento», recogía en su día el medio local ‘Greenville News’.
Fue condenado a pena de muerte. Por ello debía elegir entre la inyección letal, el pelotón de fusilamiento o la silla eléctrica como forma de ejecución.
Una decisión «abyectamente cruel»
Gerald «Bo» King, uno de sus abogados, dijo que Sigmon había elegido el pelotón de fusilamiento tras ser colocado en una posición «imposible», obligado a tomar una decisión «abyectamente cruel» sobre cómo moriría.
«A menos que eligiera la inyección letal o el pelotón de fusilamiento, moriría en la antigua silla eléctrica de Carolina del Sur, que lo quemaría y cocinaría vivo», declaró King.
«Pero la alternativa es igual de monstruosa», dijo. «Si elegía la inyección letal, se arriesgaba a sufrir la muerte prolongada que sufrieron los tres hombres que Carolina del Sur ha ejecutado desde septiembre».
