Publicado: enero 19, 2025, 5:31 pm
La preocupación por la salud mental es cada vez mayor, y su visibilización es clave para ayudar a quienes tienen problemas de esta índole. Existen muchos factores que pueden afectarnos, y uno de ellos también es el trabajo.
Un grupo de investigadores estadounidenses y británicos ha llevado a cabo un estudio, publicado en la revista Nature Human Behaviour, en el que analizaron los datos de más de 400.000 pacientes y la relación entre diferentes empleos y el riesgo de sufrir trastornos como el TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), el autismo, la depresión y la esquizofrenia.
Así, quienes trabajaban en el ámbito de las artes y el diseño eran los más propensos a tener una predisposición genética a las enfermedades mentales en general, incluidas la anorexia, el trastorno bipolar, el autismo, la esquizofrenia y la depresión.
Las personas que trabajan con ordenadores tienen más probabilidades de estar genéticamente predispuestas al autismo y son menos vulnerables a la depresión y al TDAH.
Los docentes tenían más probabilidades de presentar signos de anorexia y TDAH, en comparación con las otras 21 categorías profesionales estudiadas.
Por su parte, las personas que trabajan en trabajo social tienen más probabilidades de tener rasgos genéticos de depresión, mientras que los agricultores, pescadores y leñadores tienen más probabilidades de tener TDAH.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es la afección más frecuentemente asociada a profesiones con mayores probabilidades entre limpiadores, cocineros y camareros, trabajadores de fábricas, constructores, policías, aquellos que trabajan en transporte como conductores de autobús y peluqueros.
Sin embargo, los investigadores dijeron que si bien los hallazgos fueron estadísticamente significativos, el efecto real que estas predisposiciones genéticas tienen en la elección de carrera de alguien es bastante pequeño.
Los autores estiman que estas peculiaridades genéticas representan sólo alrededor del 0,5% de lo que podría influir en alguien para dedicarse a una industria en particular. En cambio, factores como la edad, el sexo y la educación fueron fuerzas mucho más dominantes.
Los autores se propusieron descubrir si las variaciones genéticas que aumentan el riesgo de trastornos podrían presentar ciertos beneficios en algunas carreras.
El autor principal del estudio, Georgios Voloudakis, médico especializado en psiquiatría de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, dice: «Nos inspiramos para examinar si ciertas variantes genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar estos trastornos también podrían ofrecer beneficios potenciales en contextos específicos, una ‘compensación’ que podría ayudar a explicar por qué estas variantes comunes persisten en las poblaciones».
Los investigadores también descubrieron que aquellos con ciertas predisposiciones genéticas tenían menos probabilidades de ingresar a ciertas industrias.
La evidencia de esto es particularmente intensa en el caso de las personas con una inclinación genética hacia el TDAH, que tienen menos probabilidades de terminar siendo arquitectos o trabajando en tecnología, negocios, educación, derecho o atención médica.
Voloudakis dice que esto no es necesariamente una señal de que las personas hubieran evitado conscientemente esta carrera, sino que las personas con una predisposición genética al TDAH podrían haber tenido dificultades en el colegio.
«Esto implica que los sesgos sistémicos en la educación pueden afectar desproporcionadamente a las personas con una mayor predisposición genética al TDAH, incluso si nunca reciben un diagnóstico real«, dice.
Sin embargo, añade: «Estos hallazgos no significan que podamos predecir el trabajo de alguien en función de su genética. Más bien, ponen de relieve tendencias sutiles a nivel de grupo. De media, las personas con una mayor predisposición a ciertos rasgos podrían tener una probabilidad ligeramente mayor de acabar en ciertos trabajos».
Los investigadores planean continuar sus investigaciones y examinar otras características que puedan explicarse por estos rasgos genéticos.
Tener una predisposición genética a un problema de salud mental como depresión, TDAH o autismo, que según las investigaciones puede ser hereditario, no garantiza que una persona lo experimente en su vida.
Si bien algunas afecciones con un vínculo genético, como el autismo, están presentes desde el nacimiento, se cree que otras, como la depresión grave, solo surgen a través de una combinación de factores desencadenantes, como los acontecimientos de la vida.
