Publicado: diciembre 8, 2025, 10:00 pm
La industria juguetera de Argentina atraviesa uno de los momentos más delicados de las últimas décadas, según alertó el sector. Un informe de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) advirtió por una combinación de factores estructurales y coyunturales que ponen en riesgo el estado de la producción nacional, a los importadores y al comercio minorista: caída de ventas, un “ingreso extraordinario” de importaciones y cierre de comercios.
El presidente de la entidad, Dr. Matías Furió, fue contundente respecto al estado de las fábricas: “La industria tiene seis de cada 10 máquinas paradas sin producir”.
Esta capacidad ociosa crítica se da en un contexto de consumo en baja y mercado saturado. A pesar de la reducción arancelaria del 15%, la CAIJ sostiene que esta medida “no se trasladó a los precios para las familias”, por lo que el beneficio no impactó en el consumidor, mientras que sí debilitó a la producción nacional. El comunicado del sector destaca un ingreso “extraordinario” de mercadería del exterior. Entre enero y octubre, las importaciones alcanzaron 91.3 millones de dólares FOB y 17.5 millones de kilos y crecieron un 94% en volumen y un 59.5% en valores respecto al año anterior.
China explicó gran parte de esta tendencia, con el el 95% del volumen importado. Además, el 52% del volumen corresponde a artículos de muy bajo costo (menos de 3 dólares FOB por kilo), confirmando una ola de productos subvaluados y, a menudo, de dudosa procedencia.
En el último año aparecieron 331 nuevas firmas importadoras. “En un año pasamos de 199 a 530 importadores de juguetes, de 9 millones a 17.5 millones de kilos importados y con el consumo en caída. Una avalancha sin precedentes”, denunció Furió.
Si se incluyen juegos de mesa, artículos de aire libre y artículos de fiesta, el volumen total asciende a 28.4 millones de kilos. De esta forma, se proyecta que 2025 será el año con mayor ingreso de productos del exterior en dos décadas, incluso por encima del pico de 2018, pero con una diferencia crítica: el consumo está cayendo. El informe detalla que el mercado todavía no ha logrado digerir los excedentes de stock de 2023, a raíz de un conjunto de compras tanto nacionales como importados que ingresaron a un dólar oficial muy bajo. Este escenario dejó como resultado sobreoferta de productos, caída de precios, distorsión del mercado y mayor riesgo por la continuidad de las empresas.
Otro punto crítico es el contrabando, que según la cámara ya explica el 30% del mercado. Se detectaron tours de compras hacia zonas fronterizas para abastecer bazares y polirrubros con mercadería ilegal.
Más allá de la economía, el sector enfrenta un cambio cultural profundo, marcado por transformaciones demográficas profundas, cambios culturales en la forma de jugar. La tasa de fecundidad en Argentina cayó un 42% desde 2015, reduciendo drásticamente la base de niños consumidores. La crisis ya tiene nombres propios. El informe lamenta el cierre de jugueterías históricas como Rossier en Escobar (tras 40 años) y Halago’s en Quilmes. Furió advirtió que, de no revertirse la tendencia, no solo el número de jugueterías podría reducirse significativamente hacia fin de año, sino también la cantidad de fábricas e importadores. Ante este panorama, la CAIJ impulsa un paquete de medidas para estimular la demanda, como campañas de descuento.
