Publicado: diciembre 7, 2025, 1:00 am

En una conversación extensa y reveladora, el general retirado Emilio Ascanio Tovar, exdirector de la Academia Militar y antiguo comandante de brigadas de Infantería de Selva, ofreció una radiografía profunda sobre el colapso institucional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), su relación con el régimen de Nicolás Maduro y el rol que deberá asumir en un inminente proceso de transición política en Venezuela. Su testimonio, sustentado en décadas de experiencia dentro de la institución castrense, revisa desde los cambios estructurales introducidos durante el chavismo hasta la penetración del narcotráfico, la destrucción de la logística militar y el avance del crimen organizado en el sur del país.
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Desde el inicio de la entrevista, Ascanio definió con claridad su premisa central: la Fuerza Armada que hoy existe no se parece en nada a la institución profesional que él conoció y sirvió durante 30 años, y cuyo deterioro —según afirma— no solo es funcional sino moral. “La Fuerza Armada actual no tiene nada que ver con aquella en la que me formé”, sostuvo, advirtiendo que el colapso institucional comenzó antes de 1998, pero se aceleró brutalmente tras la llegada de Hugo Chávez.
El general explicó que uno de los primeros quiebres se produjo cuando dentro de los cuarteles comenzó a circular la pregunta “¿Estás con el proceso?”, usada para identificar aliados y aislar a quienes no comulgaban con el proyecto político de Chávez. Para Ascanio, ese fue el inicio de una purga sistemática que fracturó la meritocracia, la cadena de mando y la disciplina militar, abriendo paso a la politización absoluta de la institución.
Tras los sucesos de abril de 2002, lo que describe como un “golpe durísimo para Chávez y para sus manejadores en Cuba”, vino lo que él considera una fase de destrucción deliberada: neutralizar a la Fuerza Armada para impedir que se convirtiera nuevamente en un obstáculo para el régimen. Según Ascanio, esa estrategia incluyó la subordinación directa al régimen cubano, la infiltración ideológica, el desmantelamiento de la estructura operacional y la entrega de instituciones estratégicas del Estado a operadores extranjeros.
“La moral está destruida y el apresto operacional no llega ni al 30%”
El general Ascanio fue enfático al describir el estado actual de la FANB. Explicó que los sistemas logísticos fueron completamente demolidos, incluyendo el sistema de alimentación, entregado al Ministerio de Alimentación, dirigido por personas que calificó sin ambigüedad como “delincuentes”. Asegura que la tropa pasa hambre, no hay insumos, no hay mantenimiento, no hay entrenamiento y los sistemas de armas están obsoletos.
Calcula que menos del 30% del personal militar realmente existe y está operativo, y que la mayor parte del contingente disponible está concentrado en unidades de represión interna al servicio del régimen.
Pero la afirmación más contundente vino después: la FANB no está en capacidad de enfrentar ninguna amenaza externa real, incluyendo la presencia militar estadounidense en el Caribe. “No hay absolutamente ninguna capacidad para enfrentarlos. Es una fuerza sin moral, sin entrenamiento y sin equipamiento”.
La transición es inevitable, sostiene Ascanio
El general asegura que Venezuela se dirige hacia un proceso de transición política inminente, impulsado por dos factores:
El triunfo electoral del 28 de julio de 2024, donde —según él— la Fuerza Armada reflejó el mismo rechazo social que manifestó la ciudadanía.
La amenaza que el régimen representa para la seguridad nacional de Estados Unidos, especialmente a través del narcotráfico y los flujos migratorios forzados.
A su juicio, el despliegue militar estadounidense en el Caribe constituye una señal clara de que la comunidad internacional ha decidido actuar frente a lo que él define como una organización criminal con alcance transnacional. Ascanio sostiene que la FANB, al estar en ruinas, no podrá sostener al régimen frente a este escenario.
Sobre la postura interna de los militares, asegura que la mayoría no se va a “restear” con Maduro, porque no hay liderazgo, porque están viviendo hambre y miseria, y porque saben que enfrentarían consecuencias legales en un eventual cambio político. Solo una minoría involucrada en violaciones graves de derechos humanos o en el narcotráfico podría intentar resistir, pero incluso ese sector —dice— se encuentra debilitado.
El “Cartel de los Soles” y la penetración del narcotráfico
Ascanio fue categórico al afirmar que el Cartel de los Soles existe, tiene origen histórico en la Guardia Nacional y posteriormente se expandió a otros componentes. Explicó que el régimen cubano usó a Chávez para integrar a sectores militares en el negocio del narcotráfico como parte de una estrategia geopolítica: utilizar drogas y migración irregular como armas de guerra contra Estados Unidos.
Cita investigaciones como La Guerra Infinita y testimonios de figuras como Hugo “El Pollo” Carvajal para afirmar que existe abundante evidencia de esta infiltración criminal. “Era necesaria la plataforma logística de la Fuerza Armada para que el narcotráfico colombiano y peruano pudiera expandirse con tanta eficacia”, afirmó.
La minería ilegal: una bomba humanitaria, ambiental y de seguridad nacional
Uno de los segmentos más duros de la entrevista se centró en la minería ilegal en Bolívar y Amazonas, zonas donde Ascanio sirvió durante seis años. Describió un territorio abandonado por el Estado, plagado de guerrilla, crimen organizado, enfermedades, contrabando, trata de personas y devastación ambiental.
Señaló que el problema no es solo ecológico: también es indígena, social y de seguridad nacional. La falta de presencia institucional permitió que grupos armados extranjeros tomaran control territorial extendido, y alertó sobre el impacto sanitario del metilmercurio, que afecta a comunidades ubicadas a más de 100 kilómetros de las zonas mineras.
Sobre cómo resolverlo, indicó que se requiere un enfoque integral, con equipos especializados en seguridad, ambiente, salud pública y derechos indígenas. “Hay formas de explotar el oro sin destruir el país, pero lo que hay hoy es una barbaridad”.
¿Qué debe ser la nueva Fuerza Armada en una Venezuela democrática?
Ascanio visualiza una Fuerza Armada totalmente nueva, altamente profesional y tecnificada, formada científicamente y orientada exclusivamente a la defensa del territorio y la Constitución. Asegura que Venezuela debe romper con el modelo de grandes divisiones y armamento pesado para adoptar tecnologías modernas, eficientes y acordes con las amenazas del siglo XXI.
Para él, la reconciliación con la sociedad solo será posible cuando los militares regresen a su rol constitucional: defender la soberanía, proteger al ciudadano y garantizar el control territorial del país.
Contra la narrativa fatalista: “No habrá desastre; lo que hay ahora es el desastre”
Finalmente, el general desmontó la narrativa según la cual la salida del régimen conduciría al caos. Asegura que esa idea es propaganda diseñada para generar miedo, pero que la sociedad venezolana ha demostrado que ya no la cree.
“Lo que existe hoy es una farsa monumental”, expresó. Y advirtió que incluso los llamados colectivos —quizás el último recurso interno del régimen— no están dispuestos a morir por una estructura que también los ha traicionado.
