Publicado: julio 18, 2025, 1:30 am
Siria intenta volver a ser un Estado en paz. Pero no es fácil pese a la aprobación internacional dada al nuevo régimen, aunque con algunas reservas. En la frontera sur, desde hace días los drusos se enfrentan a beduinos y fuerzas del Ejército sirio. Centenares de drusos residentes en los Altos del Golán sirios, ocupados por Israel desde 1967, cruzaron a Siria este miércoles para luchar junto a miembros de su religión.
Las tropas sirias y las facciones se enfrentaron por segundo día consecutivo, en una jornada marcada por una fuerte oleada de bombardeos israelíes contra objetivos institucionales en Damasco y otros militares fuera de la capital. Israel dice actuar en defensa de la minoría drusa siria.
¿Quiénes son los drusos?
El pueblo druso es un grupo etnorreligioso esotérico de lengua árabe originario de Oriente Próximo. Aunque son de etnia árabe, no se identifican como musulmanes. Practican el drusismo, una religión abrahámica, monoteísta y sincrética.
Sus adeptos se hacen llamar Al-Muwaḥḥidūn («el pueblo del monoteísmo»). Su doctrina es conocida como Tauhid, que significa algo parecido a «creencia en la unidad de Dios y la manifestación de esta unidad en la totalidad de la creación».
Se estima que hay millón y medio de drusos. Viven en Siria, Líbano, Israel y, en menor medida, Jordania. Casi la mitad de la población drusa, vive en suelo sirio, siendo Sweida, al sur de Damasco, su principal bastión. Las comunidades drusas más antiguas se encuentran en el monte Líbano y en el sur de Siria, en torno a Yabal al-Druze («montaña de los drusos»). Son una minoría religiosa y como tal han sufrido con frecuencia la persecución de diferentes regímenes musulmanes.
Las doctrinas drusas aparecieron unos cuatro siglos después del comienzo del islam, y tienen origen en el chiismo ismailí. Luego se agregaron sincréticamente elementos de otras religiones monoteísticas y creencias místicas y esotéricas: gnosticismo, cristianismo, zoroastrismo, budismo, hinduismo, neoplatonismo, pitagorismo y otras filosofías y creencias.
De modo que su credo religioso está basado en las enseñanzas de Hamza ibn Ali ibn Ahmad, del sexto califa fatimí, al-Hákim bi-Amr Allah, pero también de filósofos griegos como Platón, Aristóteles, Pitágoras y Zenón de Citio.
Con esa mezcla, la fe drusa es una teología distinta y secreta basada en una interpretación esotérica de las escrituras, que hace hincapié en el papel de la mente y la veracidad. Los drusos creen en la reencarnación y la teofanía (la manifestación de la divinidad de Dios). Según creen, al final del ciclo de renacimiento —tras sucesivas reencarnaciones— el alma se une con la Mente Cósmica.
La mujer, más adecuada para conocer la doctrina
Los drusos creen que hubo siete profetas en diferentes períodos de la historia: Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús, Mahoma y Muhammad ibn Isma’il ad-Darazi. También honran a Salman el persa, al-Khidr (que se identifica como Elías, renacido como Juan el Bautista y San Jorge), Job y a Lucas el evangelista. Tienen una veneración especial por Shuaib, de quien creen que es la misma persona que el Jetró bíblico (personaje del Antiguo Testamento también conocido como Reuel o Reguel).
Esta mezcolanza lleva al pueblo druso a respetar y reconocer tanto la liturgia musulmana como la cristiana. Sus seguidores pueden practicar cualquiera de ellas si la situación lo exige. Es lo que se llama taqiyya o disimulación de la fe.
Socialmente se dividen en dos grupos. Uno lo forman los «intelectuales», los uqqal, drusos familiarizados con la doctrina religiosa y con acceso a los textos sagrados. Son entre un 10 y un 15% del total. El resto son los yuhhal que sólo tienen conocimientos básicos de la religión. En contraste con casi todas las religiones del mundo, el credo druso considera que las mujeres no sólo son espiritualmente iguales a los hombres, sino que son especialmente adecuadas para ser «intelectuales».
Un varón druso solo se reencarna en varón druso
La fe drusa nace entre los años 1017 y 1018 d. C.. El nombre druso se deriva del nombre del mencionado Muhammad ibn Isma’il ad-Darazi (del persa darzi, «costurero»), que fue uno de los primeros predicadores. Aunque los drusos consideran a ad-Darazī un hereje, el término «druso» todavía se utiliza para su identificación y por razones históricas.
Su texto fundacional y central son las Epístolas de Sabiduría, un corpus de textos sagrados y cartas pastorales. Forman parte del Libro de Sabiduría, que incluye otros textos de orígenes diferentes. El primer canon druso incluye la Biblia, el Corán y trabajos filosóficos de Sócrates y Platón, entre otras obras.
No permiten que los extraños se conviertan a su religión y el matrimonio fuera de la fe drusa está desaconsejado
La mayoría de las prácticas religiosas drusas se mantienen en secreto, pero sabemos que la reencarnación es para ellos un principio primordial. Ocurre de forma instantánea al morir porque, dicen, existe una dualidad eterna entre el cuerpo y el alma y es imposible que el alma exista sin el cuerpo. Un alma humana solo se puede transferir a un cuerpo humano (no en una criatura viviente como sostienen hindúes y budistas).
Y más: un druso no puede reencarnarse en el cuerpo de un no druso. Eso sí, un varón solo puede reencarnarse en otro druso varón y una drusa sólo en otra drusa. Además, las almas no pueden dividirse y el número de almas que existen en el universo es finito. Según ellos, el ciclo de renacimiento es continuo y la única forma de escapar es mediante reencarnaciones sucesivas. Cuando esto ocurre, el alma se une a la Mente Cósmica y alcanza la felicidad última.
Esa estructura tan endogámica hace que los drusos no permitan que los extraños se conviertan a su religión ni que aquellos que la abandonan puedan volver. Del mismo modo, el matrimonio fuera de la fe drusa (matrimonio interreligioso) es raro y está desaconsejado. Además, no aceptan la poligamia, y, en teoría, no consumen tabaco, alcohol o cerdo.