Publicado: diciembre 2, 2025, 11:30 am
A día de hoy nadie duda de que Roberto Brasero es uno de los rostros más populares no solo de Antena 3, sino de la televisión española. Al igual que ha ocurrido anteriormente con otros ‘hombres del tiempo’, sus partes meteorológicos ya son parte de la cotidianeidad de multitud de casas en nuestro país, que se fían de lo que el presentador afirma para los diferentes días de la semana. Pero, a pesar de llevar ya una cantidad considerable de tiempo delante las cámaras, es cierto que Brasero ha conseguido algo muy complicado: que su vida familiar haya permanecido lejos del foco mediático.
Eso no ha sido óbice para que, en momentos contados, haya dejado entrever su faceta más íntima. Por ejemplo, lo ocurrido hace alrededor de un mes, a finales de octubre, cuando una excepción fortuita llevó a uno de sus hijos a convertirse en alimento para internet y las redes sociales por lo inesperado de su apariencia. Y es que en una de sus visitas al programa Y ahora Sonsoles hizo un cameo uno de sus hijos mayores, Íñigo Brasero, que en poco tiempo causó sensación entre los seguidores del programa por su evidente parecido con uno de los cantantes más famosos de España: David Bisbal.
No es el que el joven, que tiene 20 años, se lanzase a hacer alarde de unas espléndidas cuerdas vocales o que demostrase ninguna dote artística especial, sino que fue una sorpresa para muchos descubrir que, por apariencia, es bastante similar a los primeros compases, sobre todo durante su etapa en Operación Triunfo, de la estrella almeriense. Por lo obvio, además: una media melena rizada y rubia por la que era prácticamente imposible no sacarle la semejanza.
Roberto Brasero estaba hablando con Sonsoles Ónega cuando esta advirtió que, a su lado, estaba Íñigo. Y tras dar el tiempo, la presentadora no dudó en llamar la atención del acompañante del meteorólogo, haciendo que las cámaras le enfocasen y constatando la conexión paternofilial. «Has sacado los rizos de tu padre, Íñigo… No se puede dudar y no podemos cuestionar que eres hijo de tu padre», añadió la conductora del espacio mientras padre e hijo sonreían.
Roberto explicó en aquel momento que su hijo había ido «de visita». «¿Y le queréis sacar en la tele?», añadió el hombre del tiempo, junto a su hijo, que no dejaba de sonreír, lo que, por otro lado, ayudó a que las redes comentaran la simpatía natural que desprende, así como la tranquilidad de la que hacía gala delante de los focos, como si fuese algo acaso heredable. «Es guapísimo», dijo Ónega, lo que secundó el resto de la mesa, que veía como su padre se mostraba orgulloso de él, diciéndole que estaba en la televisión «para que luzca», así como se le preguntó si se dedicaría «a la meteorología, la televisión o el artisteo [sic]», si bien no respondió y se limitó a un tímido «Muchas gracias».
«Los rizos, como los míos y el color, de su madre», finalizó Roberto Brasero al hablar del joven en su primera aparición televisiva, aunque no en público, dado que con anterioridad ya había acompañado a su padre en muy contadas ocasiones a algún estreno cinematográfico o evento, aunque jamás llegó a trascender tanto a las redes como esta última aparición. De hecho, Íñigo sí que ha sacado de su padre el gusto por la discreción y el hermetismo, habida cuenta de que sus redes las tiene en privado y apenas si cuenta con unos 300 seguidores —número similar a las cuentas a las que ha dado follow—, lo que se puede entender por amigos y familiares, amén de que no ha provocado ningún titular por su vida social.
Una familia, por lo demás, numerosa. Él es el segundo hijo del matrimonio formado por Roberto Brasero y Beatriz Francisca Pardow Lorenzo, a quien el meteorólogo conoció durante su etapa en Telemadrid. Ambos llevan juntos más de 25 años, y han tenido, amén de Íñigo, a su primogénita, Nerea, de 23 años, y a las pequeñas Marina y Rocío Elena, todavía menores de edad. De las pocas cosas que ha llegado a declarar en entrevistas el presentador sobre su familia fue, precisamente, el susto en el parto de Íñigo.
Y es que llamaron a una ambulancia, pensando que no les daba tiempo a llegar al hospital en coche. Y tuvieron, incluso, menos del que pensaban, pues sucedió todo tan rápido que Beatriz rompió aguas al instante y al final el bebé llegó en su casa. «Mi mujer dirigió su propio parto», llegó a bromear Roberto sobre aquel momento. Fue en una entrevista que concedió hace algunos años a Espejo Público, en la que, aunque celoso de su intimidad, Roberto dio algún que otro dato sobre su vida privada, llegando a confesar, definiendo así como entiende él la paternidad, que los cuatro se habían convertido para él en «el mejor anclaje a tierra».
Por último, es bastante reseñable una anécdota que resume a la perfección el buen ambiente familiar en los Brasero Pardow, ya que dio a conocer en El Hormiguero que sus hijos se ríen de él sin maldad cuando falla en alguna previsión meteorológica.
