Publicado: diciembre 1, 2025, 9:30 pm
Japón ha tenido varias emperatrices. En total, a lo largo de su extensa historia, diez regentes han llegado a ser la persona más poderosa del paÃs asiático. Sin embargo, hoy por hoy, el trono del Crisantemo no puede heredarlo una mujer. La ley sálica, creada y vigente desde el final de Segunda Guerra Mundial, únicamente permite que el puesto sea «ocupado por un varón de linaje paterno». Porque el machismo estructural de Japón se ejemplifica a la perfección dentro de la Casa Imperial. Y es que la igualdad de género, en la monarquÃa hereditaria continua más antigua del planeta, no existe —ni se la espera—.
En ese contexto aparece la figura de Aiko de Japón. La princesa, en cualquier otra monarquÃa del mundo, serÃa la heredera, pero mientras que el resto de casas reales han ido adaptándose, con mejor o peor suerte, a los tiempos modernos, en el paÃs del Sol naciente es justamente lo contrario. En los últimos cien años no es sorpresa para nadie que en su vasto territorio ha aunado un formidable crecimiento tecnológico con un mantenimiento extremo de su tradición milenaria. Y la era Reiwa, que comenzó en 2019 con el nombramiento del actual emperador Naruhito, parece haber optado por decantarse por el camino más clasicista y conservador.
Aunque todo indicaba que podrÃa producirse un cambio al final de la anterior era, Heisei, finalmente las mujeres de la familia real continúan siendo denostadas en lo que a la lÃnea sucesoria se refiere. O incluso más allá: de casarse con un plebeyo, pierden de forma inmediata su posición dentro de la casa imperial y han de marcharse y perder su tÃtulo, aunque luego sean indemnizadas por el Estado —pues se entiende que se las despoja del derecho con el que nacieron—. Solo hay que recordar el escarnio público vivido durante casi tres años la princesa Mako, sobrina del actual emperador, tras anunciar su compromiso con Kei Komuro, un compañero de clase cuya madre habÃa incurrido en deudas para pagarle la universidad, para entender a lo que se enfrentan las mujeres de la familia imperial.
Y con ello volvemos a Aiko de Japón, la princesa primogénita del emperador que, empero, jamás heredará el trono. Este lunes 1 de diciembre la joven cumple 24 años y recién acaba de regresar de su primer viaje oficial en solitario, que ha realizado a Laos. Su nacimiento fue una sorpresa, pues su madre, la emperatriz Masako, la tuvo con 37 años y tras sufrir un aborto espontáneo —llegó a tener depresión por las crÃticas por no quedarse embarazada y, más tarde, por no haber dado a luz a un heredero varón—. Su nombre utiliza el mismo kanji que pare hablar de «amor», siendo además una ruptura de la tradición, pues lo escogieron sus padres, a partir de un escrito del filósofo Mencio, en lugar del emperador.
También conocida como princesa Toshi, Aiko pasó una infancia difÃcil, con problemas de salud que le impedÃan asistir al colegio, asà como sufrió acoso escolar, que además también incidÃa en el hecho de no ser un heredero varón. Aun con todo, consiguió graduarse la misma Escuela Gakushuin de Tokio, asistiendo posteriormente a la universidad homónima, donde cursó la carrera de Lengua y Literatura Japonesas, asà como para perfeccionar su inglés asistió al reconocido Eton College de Reino Unido, donde también estudiaron los prÃncipes Guillermo y Harry.
La princesa, gran aficionada al baloncesto, a la poesÃa y que sabe tocar el violonchelo, trabaja en la Cruz Roja japonesa desde principios de 2024, ya que la casa imperial de Japón tiene una importante vinculación histórica con la entidad. De hecho, su padre, el emperador Naruhito, fue vicepresidente de honor de la organización cuando todavÃa era prÃncipe heredero, caro que ocupa hoy en dÃa su esposa Masako. Su futuro, aun asÃ, es una gran incógnita.
A pesar de representar valores como la modernidad y la juventud dentro de la casa imperial, sin titubeos se prescindirÃa de ella si decide casarse con alguien ajeno a una de las cinco ramas de la familia imperial. Su rol, de hecho, es de los que generó debates en Japón. Sobre todo en el tiempo en el que el siguiente en la lÃnea sucesoria, Fumihito, hermano menor del actual emperador Naruhito, solo habÃa tenido dos hijas, las princesas Mako y Kako, con su esposa, la princesa Kiko. Tal era el brete que incluso se organizó un consejo de expertos en 2004 para debatir el futuro sucesorio.
Las soluciones eran prácticamente cualquiera, incluso que los hombres de la familia imperial pudieran adoptar niños varones que tuvieran sangre real de alguna rama, aunque lejana, de su árbol genealógico, antes que permitir a una mujer volviera a ser emperatriz de Japón. Pero todo se terminó cuando nació Fumihito y Kiko tuvieron al actual prÃncipe heredero Hisahito en 2006, aunque este fue un hecho que suscitó multitud de rumores: dado que nació doce años después de su hermana inmediatamente superior y, además, no hay ni una sola fotografÃa de su madre embarazada en esas fechas, se ha especulado acerca de que el prÃncipe no es hijo natural de sus padres, sino que, o bien vino al mundo por fecundación in vitro, por adopción o por vientre de alquiler.
