Publicado: julio 17, 2025, 4:00 am
La investigación de posibles tratamientos para el cáncer requiere, quizás, una dosis adicional de creatividad. Se trata, sin duda, de una enfermedad que plantea unos retos únicos: al fin y al cabo, ¿Cómo se combate una patología en la que son nuestras propias células las que provocan los daños, y que ni siquiera nuestro sistema inmune reconoce como una amenaza?
Lo cierto es que en los últimos años se han venido produciendo avances muy esperanzadores en este sentido, y nuestro país está jugando un papel destacado en el desarrollo de tratamientos pioneros. Este es el caso del ensayo clínico recientemente llevado a cabo por el doctor Álvaro Lassaletta, oncólogo pediátrico del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús; su trabajo ha demostrado la seguridad de una innovadora terapia basada en virus modificados para tratar el meduloblastoma, uno de los tumores cerebrales infantiles más agresivos.
«Es una idea muy novedosa»
Como detalla Lassaletta en una entrevista concedida a 20minutos, este estudio financiado por la Fundación CRIS contra el cáncer empleaba virus oncolíticos transportados por células mesenquimales, una fórmula llamada Alocelyvir: «en el Niño Jesús llevamos 20 años trabajando con virus oncolíticos. El equipo de Manuel Ramírez Orellana y Javier García Castro desarrolló un virus del catarro común (un adenovirus) modificado genéticamente de manera que ataque sólo células tumorales. Para llegar a ellas, usamos un vehículo, que son las células mesenquimales: por estudios previos, sabemos que van a donde hay inflamación y células tumorales».
Esta técnica ya se ha probado en muchos tipos de cáncer con buenos resultados, especifica. «Es una idea muy novedosa», afirma Lassaletta, «aunque con cierta trayectoria. Aquí en España la doctora Marta Alonso, de la Clínica Universitaria de Navarra, la ha desarrollado de manera muy importante; a nivel mundial, se están elaborando tratamientos de esta clase e incluso ya se utilizan en algunos tumores de adultos en circunstancias específicas».
Sin embargo, hasta el momento no se había intentado su uso en tumores cerebrales: «Hace unos años que quería ver si el tratamiento, llamado celyvir, podía funcionar en tumores cerebrales. Para ello, hicimos un estudio piloto con algunos casos de uso compasivo (fuera de ensayo clínico) y vimos que era seguro; luego desarrollamos dos ensayos clínicos».
«Los pacientes no tuvieron muchos efectos secundarios: apenas algo de fiebre el día que se infunde el virus y a veces dolor de cabeza»
«En uno de ellos, el tumor es un tumor difuso de tronco encefálico (DIPG), el tumor cerebral más mortal que hay», continúa. «En este ensayo, financiado por la Fundación El Sueño de Vicky, incluimos seis pacientes, y nos sirvió para confirmar la seguridad del fármaco y ver que los pacientes no tenían muchos efectos secundarios (algo de fiebre el día que se infunde el virus y a veces algo de dolor de cabeza)».
«Y luego hicimos el mismo ensayo con pacientes de meduloblastoma, el tumor cerebral maligno más frecuente en niños y adolescentes; tiene un pronóstico bueno, ya que se cura en el 70% de los casos, pero el 30% restante recae; por eso, incluimos seis pacientes con recaída de meduloblastoma que habían recibido otros tratamientos antes del virus».
Un comienzo difícil
Rápidamente, el equipo de Lassaletta encontró algunas dificultades. «Empezamos los ensayos con una resonancia que nos mostraba la progresión del tumor», narra. «El Celyvir usa células mesenquimales de los propios pacientes, extraídas de su médula; pero vimos que al haber sido tratados con muchas terapias antes en ocasiones estaban dañadas. Además, el proceso requiere seis semanas, y se puede alargar el inicio del tratamiento: con este tipo de cánceres no te puedes permitir esperar tanto. Así que decidimos pasar a utilizar células mesenquimales donadas (alógenas), y por eso este tratamiento se llama Alocelyvir».
De hecho, las primeras impresiones no fueron buenas. «Se administraba el Alocelyvir una vez a la semana durante ocho semanas, sin ningún tratamiento adicional. En la décima semana hacíamos una nueva resonancia, y en todos los pacientes vimos que había progresión del tumor así que pensábamos que el tratamiento no servía para nada y los sacábamos del ensayo para recibir otras terapias».
«Sin embargo», apostilla el doctor, «fue después cuando vimos que estos pacientes tenían una supervivencia muy prolongada con tratamientos que sabemos que normalmente no funcionan bien. Algunos han sobrevivido más de dos años, y uno sigue vivo después de ese tiempo; por ello, lo que veíamos en esa segunda resonancia no era una progresión real, sino probablemente era inflamación del tumor por la propia acción del virus». Al respecto, aclara que «ciertos tratamientos inmunoterapéuticos, como en este caso, se produce inflamación que puede ser difícil distinguir de una progresión del tumor».
«Ya estamos trabajando en el siguiente ensayo clínico»
Lassaletta considera que los ensayos clínicos han cumplido su objetivo. «Estos primeros ensayos eran de fase 1B, con lo que en realidad eran para probar la seguridad. Y hemos visto que son seguros, pues tienen muy pocos efectos secundarios». Además, añade, «hemos visto que el virus tiene un efecto inmune: señala las células tumorales para que el sistema inmune del paciente las ataque».
Aún así, advierte de que todavía es necesario llevar a cabo más investigación sobre la cuestión. «Aunque los resultados son prometedores, todavía no hemos demostrado nada», dice. «Pero ya estamos trabajando en el siguiente ensayo clínico, que incluirá un número aún mayor de pacientes. Estudiará a fondo la eficacia y el uso contra otros tumores cerebrales con mal propósito».
Hay que aclarar que no necesariamente se espera lograr una cura milagrosa con este sistema. Tal y como revela el experto, más bien se busca lograr mejorías en la supervivencia frente a las opciones actuales y contar con alternativas menos dañinas, pues muchas de las técnicas actualmente en uso tienen graves efectos secundarios. «Por supuesto, buscamos tratamientos más eficaces frente a la recaída de estos tumores», desarrolla, «pero también, en el futuro, intentar evitar tratamientos con una toxicidad tan elevada como la radioterapia».
«No sabemos todavía si es posible lograr una remisión completa. Son tratamientos muy novedosos»
«No sabemos todavía si es posible lograr una remisión completa», insiste. «Son tratamientos muy novedosos, y también tenemos que probar combinaciones por ejemplo con quimioterapia u otras terapias inmunes». Y concluye: «Ahora, lo que hay que ver es en qué pacientes responden, qué pacientes no lo hacen y por qué, y con qué podemos combinar los tratamientos para que sean mñas eficaces».
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